El supercoche Koenigsegg Jesko aspira a alcanzar los 300 km/h con tecnología de "velocidad de la luz".

(AP)

Koenigsegg ya fabrica el coche más rápido del mundo, pero quiere subir la apuesta antes de que lo haga otro.

El fabricante de automóviles sueco presentó el supercoche Jesko en el Salón del Automóvil de Ginebra.

(Koenigsegg)

El coupé de fibra de carbono, que lleva el nombre del padre del director ejecutivo Christian Von Koengisegg, que ayudó a poner en marcha la empresa hace 25 años, está propulsado por un V8 de 5,0 litros sobrealimentado que rinde 1.280 CV cuando funciona con gasolina de automoción y 1.600 CV con E85.

Koenigsegg cree que eso debería ser suficiente para superar la barrera de las 300 mph, lo que aplastaría el récord de 278 mph establecido en 2017 por el Agera RS al que sucede en la gama de la empresa.

(Koenigsegg)

Junto con el Jesko aerodinámico de calle que puede lograr ese objetivo, hay una versión de circuito que puede generar más de 1.000 kg de carga aerodinámica, que es casi tanto como pesa el coche.

(Koenigsegg)

Ambos modelos incorporan una exclusiva "Light Speed Transmission" de 9 velocidades, diseñada por Koenigsegg, que utiliza un paquete de siete embragues para mantener en cubierta todas las marchas en las que no estés excepto la primera, de modo que puedas saltar a la que quieras casi instantáneamente tirando de una leva montada en el volante.

Los precios del Jesko empiezan en 3 millones de dólares y Koenigsegg sólo fabricará 125 unidades, de las que dos tercios ya están vendidas.

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