La muerte de Grace Kelly dejó a su marido, el príncipe Rainiero, desconsolado para siempre, dice el príncipe Alberto

La actriz estadounidense Grace Kelly (1929-1982). (Colección Pantalla de Plata / Colaborador)

Cuando la princesa Grace Kelly sufrió un accidente de coche mortal el 13 de septiembre de 1982, nadie se sintió más afectado que su marido y sus tres hijos.

"Fue un momento impactante, no sabes muy bien qué pensar y, por supuesto, piensas que las cosas van a mejorar y que no es un accidente tan grave como creías", recordó el martes su hijo, el Príncipe Alberto II de Mónaco, a Graham Bensinger. "Así que aquellas pocas horas fueron muy tensas y emotivas".

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La actriz de Hollywood, que se convirtió en miembro de la realeza al casarse con el príncipe Rainiero de Mónaco en 1956, sufrió un derrame cerebral mientras conducía de regreso a Mónaco desde la casa de campo de la familia con su hija Estefanía, de 17 años. Como consecuencia, perdió el control del coche y se despeñó por la ladera de una montaña escarpada.

El New York Times informó entonces de que su coche estalló en llamas y Kelly sufrió múltiples fracturas, entre ellas fractura de fémur, clavícula y costillas. Stephanie sufrió una conmoción cerebral y una vértebra fracturada.

Cuando llegaron los paramédicos, la mujer de 52 años estaba en estado crítico. Sin embargo, más tarde moriría en el hospital.

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Albert estaba desayunando cuando su padre le contó lo del accidente mortal.

"Básicamente, me dijo que teníamos que bajar al hospital porque mamá y Stephanie habían tenido un accidente", recordó. "Así que no me lo pensé dos veces y bajé con él y con [mi hermana] Caroline también... No fue hasta más tarde esa noche cuando se hizo evidente que el desenlace no iba a ser bueno".

Albert dijo que su padre sufrió un corazón roto durante el resto de su vida.

"Estaba muy afectado y ya no era el mismo hombre que era antes del accidente", explicó.

Stephanie, que sobrevivió al accidente, seguía atormentada por aquel fatídico día en que perdió a su madre.

"Tardó mucho tiempo en recuperarse de aquello, y fue un recuerdo muy doloroso para ella", dijo Albert. "Tardó varios años en asimilarlo: el dolor de estar en aquel coche con nuestra madre y no poder sacarla de allí o tener un desenlace distinto. Fue una experiencia traumática y lo sería para todos".

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Albert añadió que se apoyaba en su familia para sobrellevar su propio dolor.

"Siempre lleva un tiempo, te recuperas gracias a tus otros familiares y a tus amigos y a las personas queridas que pueden proporcionarte consuelo. También se tarda unos años en aceptarlo de verdad", admitió.

El príncipe Rainiero murió en 2005 a los 81 años.

Pero Albert insistió en que el legado de Kelly sigue vivo. Aunque muchos admiradores aún recuerdan sus numerosas colaboraciones con el cineasta Alfred Hitchcock, Albert dijo que su espíritu prospera en su hogar adoptivo de Mónaco.

"Fue una gran embajadora de Mónaco", afirmó. "Era su personalidad y su generosidad de corazón y de espíritu lo que encandilaba a la gente y hacía que quisieran venir a visitar y comprometerse con Mónaco".