Michael J. Fox se sincera sobre sus nuevos problemas de salud en plena batalla contra el Parkinson

Michael J. Fox se ha sincerado sobre los problemas de salud a los que se ha enfrentado recientemente en su lucha contra la enfermedad de Parkinson. (Getty Images)

En 1991, un Michael J. Fox que entonces tenía 29 años recibió la devastadora noticia de que le habían diagnosticado la enfermedad de Parkinson. La estrella de "Regreso al futuro" compartió su diagnóstico con el público siete años después. Ahora, Fox se sincera sobre los nuevos problemas de salud a los que se ha enfrentado recientemente.

En una entrevista con The New York Times publicada el viernes, el actor, de 57 años, habló de la operación de columna -no relacionada con su Parkinson- a la que se sometió el pasado abril.

"Tenía un problema recurrente en la médula espinal", dijo al medio. "Me dijeron que era benigno, pero que si permanecía estático tendría una disminución de la sensibilidad en las piernas y dificultad para moverme. Entonces, de repente, empecé a caerme, y mucho. Se estaba volviendo ridículo. Intentaba discernir qué era el Parkinson y qué era la columna vertebral. Pero llegó un momento en que probablemente era necesario operarme. Así que me operaron y después me sometí a una intensa terapia física. Lo hice todo, y al final la gente me pidió que actuara".

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Sin embargo, Fox reveló que cuando debía volver al trabajo en agosto, sufrió otra caída.

"Me desperté, fui a la cocina a por el desayuno, pisé mal y me fui al suelo", recordó. "Me fracturé el brazo. Me acabaron poniendo 19 clavos y una placa. Fue un golpe tremendo".

Tras el incidente, Fox dijo que lo afrontó intentando "no ponerse demasiado New Age".

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"No hablo de que las cosas sean 'por algo'", señaló. "Pero sí creo que cuanto más inesperado es algo, más se puede aprender de ello. En mi caso, ¿qué fue lo que me hizo saltar por el pasillo hasta la cocina pensando que estaba bien cuando seis meses antes había estado en una silla de ruedas? Porque tenía ciertas expectativas optimistas de mí misma, y había tenido resultados que confirmaban esas expectativas, pero también había tenido fracasos. Y no había dado la misma importancia a los fracasos".

En cuanto a encontrar una cura para el Parkinson, Fox -que creó la Fundación Michael J. Fox en 2000- dice que sigue creyendo en ella.

"Sigo creyendo en una cura. Durante mucho tiempo, el Sinemet L-dopa fue el tratamiento de referencia. Era todo lo que teníamos, y aliviaba, pero sólo duraba cierto tiempo y provocaba discinesias y otros efectos secundarios. Por eso era importante encontrar tratamientos mejores", afirma. "Se ha aprobado un nuevo fármaco que es como un inhalador de rescate para cuando te congelas. Porque la congelación es algo muy real para los pacientes de Parkinson. Podría estar sentado aquí con el pie ardiendo y un vaso de agua allí en la mesa y lo único que podría hacer es pensar en lo bien que me sentaría echarme esa agua en el pie."

Añadió Fox: "Los tratamientos para ello pueden suponer una gran diferencia en la vida de las personas. Ahora bien, si podemos evitar profilácticamente que se desarrollen los síntomas del Parkinson en una persona, ¿es eso una cura? No. ¿Lo aceptaría? Sí".

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