3 pasos para reducir tus gastos sanitarios

Adquirir asistencia sanitaria es un proceso complejo en el que hay mucho en juego, pero ¿cuándo fue la última vez que comparaste costes o consultaste opiniones en Internet antes de ir al médico? Tanto si buscas una intervención quirúrgica mayor, un nuevo seguro médico o simplemente un nuevo médico, investigar tus opciones y elegir en consecuencia puede ayudarte a obtener una asistencia de la máxima calidad, de un proveedor en el que confíes y al mejor precio.

Ser un consumidor inteligente de asistencia sanitaria empieza pronto y continúa incluso después de haber recibido la factura.

Aquí tienes 3 formas de asegurarte de que estás sacando el máximo partido a tu dinero para asistencia sanitaria:

1. Elige y utiliza sabiamente tu plan de seguro médico.
Hay muchas opciones de planes de seguro médico -cada uno con sus propios costes y prestaciones- y algunos se adaptarán mejor a tus necesidades que otros. Alguien con una enfermedad crónica y tres hijos pequeños, por ejemplo, querrá un plan distinto del que querría un adulto joven sano y soltero.

Para elegir el plan adecuado, evalúa primero tus necesidades de asistencia sanitaria. Después, compara los costes de varios planes.

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Ten en cuenta otras características además del precio de la prima. Optar por un plan con una prima más baja podría significar menos prestaciones o una franquicia mucho mayor.

Las características que debes tener en cuenta son
● Deducible anual
● Tamaño de la red
● Si necesitarás una derivación para ver a un especialista
● Si están cubiertos tus medicamentos recetados habituales

Si tienes dudas sobre cómo funciona un plan, pregunta a tu responsable de recursos humanos en el trabajo o ponte en contacto directamente con la aseguradora.

Después de contratar el seguro, puedes ahorrar dinero visitando a médicos de la red y presupuestando los próximos gastos con una cuenta de gastos flexibles (FSA) o una cuenta de ahorros sanitarios (HSA).

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2. Investiga los costes y los proveedores antes de las citas.
Coger el teléfono antes de buscar atención médica puede asegurarte la mejor oferta del mejor proveedor. El hecho de estar asegurado o no afectará a tus costes, y en cualquier caso, es una buena idea comprender las responsabilidades de tu bolsillo y asegurarte de que encuentras un médico y un hospital en los que puedes confiar antes de hacer una elección.

Dos médicos de la misma ciudad que prestan el mismo servicio pueden cobrar precios drásticamente distintos. Llama a varios proveedores de tu zona para averiguar quién ofrece la mejor relación calidad-precio, teniendo en cuenta la participación en la red si estás asegurado.

Calcular un presupuesto es más complicado si estás asegurado, ya que debes tener en cuenta factores como el coseguro, tu franquicia y la tarifa que hayan negociado tu compañía de seguros y el proveedor médico. La oficina de facturación de tu médico debería estar dispuesta a darte esta estimación, pero ten en cuenta que puede llevar más tiempo que esa llamada inicial. Si vas a calcular tú mismo el presupuesto, no tengas miedo de pedir ayuda a tu aseguradora.

Si no tienes seguro, pregunta por el "precio en efectivo". Los proveedores suelen ofrecer tarifas con descuento a los pacientes no asegurados.

Sopesa los costes con la reputación del proveedor en la comunidad local, entre amigos y familiares, y en sitios de opiniones online como Healthgrades.com. Otros factores a tener en cuenta serían la ubicación y la comodidad.

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3. Presiona para conseguir mejores precios, incluso después de haber recibido la asistencia.
A diferencia de la mayoría de las compras importantes, puedes negociar tus facturas de asistencia sanitaria después de que se hayan prestado los servicios. Esto es así independientemente de si estás asegurado o no.

La mayoría de los proveedores médicos están abiertos a acuerdos de pago, por los que pagarás una parte de la factura cada mes hasta que esté pagada en su totalidad. Algunos incluso reducen el saldo a pagar, sobre todo en las facturas más elevadas.

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La atención médica afecta a mucho más que a tus finanzas, por lo que tiene sentido abordar la atención sanitaria como lo harías con cualquier otra decisión compleja: con cuidado. Recuerda que financiar tu salud tiene implicaciones que pueden durar toda la vida.