Beneficios de beber té verde

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El consumo de té se ha considerado durante mucho tiempo un hábito dietético saludable. Esta idea ha sido ampliamente aceptada sin muchas pruebas científicas, hasta hace poco, cuando los científicos empezaron a investigar los componentes químicos del té y cómo afectan a nuestra salud.

El té se presenta en cuatro variedades principales: verde, negro, blanco y oolong, y se elabora a partir de la planta Camellia sinensis. A menudo, las mezclas como el té de hierbas son infusiones de otras plantas. El té verde, en particular, es rico en antioxidantes llamados catequinas, que eliminan los radicales libres que pueden dañar el ADN y contribuir al cáncer y la aterosclerosis, entre otras cosas.

Una catequina específica, la epigalocatequina-3-galato (EGCG), es exclusiva del té verde y es abundante como resultado del mínimo procesamiento al que se somete el té verde. Los estudios de laboratorio han demostrado que la EGCG y algunas otras catequinas pueden ser más potentes que las vitaminas C y E para detener el daño oxidativo de las células, además de tener potencialmente la capacidad de combatir otras enfermedades. Además, se cree que la EGCG desempeña un papel importante en la inhibición de la síntesis de ADN y la replicación celular, ambas imprescindibles para la supervivencia de las células cancerosas.

Por estas razones, los estudios han demostrado asociaciones entre el consumo de té verde y un menor riesgo de hiperlipidemia, hipertensión, aterosclerosis, Parkinson y varios tipos de cáncer, como el de piel, mama, pulmón, colorrectal, esófago, estómago y próstata.

La mayoría de estos estudios se han realizado en ratas o ratones, por lo que es difícil aplicar estas conclusiones a los seres humanos. Sólo se han realizado unos pocos estudios observacionales en humanos, en los que a menudo se encuentran pruebas contradictorias.

Es probable que la mayoría de estas incoherencias se deban a variaciones en la preparación del té, el consumo, otros factores del estilo de vida y la genética. Además, la mayoría de estos estudios se han realizado en poblaciones asiáticas, donde el té verde es un alimento básico en la dieta. Otros hábitos dietéticos, como el consumo elevado de proteínas magras, confunden aún más esta relación, por lo que resulta difícil dilucidar los beneficios directos del consumo de té verde.

Recuerda que el té verde no es una panacea; no sustituye a una dieta sana, a la actividad física y a un control adecuado de las condiciones de salud. Para aprovechar al máximo los beneficios del té verde (medidos por los niveles máximos de catequinas), asegúrate de dejarlo reposar de tres a cinco minutos. Intenta beber unas tres tazas de té al día.

Además, ten en cuenta que el té recién hecho confiere los mayores beneficios; el té embotellado, instantáneo o descafeinado no contiene ni de lejos la misma cantidad de catequinas que el té recién hecho. Se ha demostrado que el té verde dificulta la absorción del hierro, sobre todo el procedente de frutas y verduras; sin embargo, añadir limón o leche al té o beber té entre las comidas, en lugar de con ellas, ayudará a contrarrestar este problema.

Como siempre, consulta a tu médico antes de hacer cualquier cambio en tu dieta.