Cinco sencillos cambios en el estilo de vida para controlar el dolor de espalda

No estás solo si te duele la espalda. Según el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel (NIAMS), ocho de cada 10 estadounidenses sufrirán algún tipo de dolor de espalda a lo largo de su vida. El dolor de espalda puede aparecer tras un accidente o una caída, pero también puede aparecer si tuerces el cuerpo de forma incorrecta o levantas un objeto pesado. El dolor puede variar en gravedad, y puede ser el resultado de una afección o enfermedad como la escoliosis o la artritis. No dejes que el dolor de espalda se interponga en tu vida. Aquí tienes cinco cambios en tu estilo de vida que pueden ayudarte a controlar el dolor:

Mejora tu postura: Tu trabajo de oficina y las horas que pasas trabajando frente al ordenador pueden ser la causa de tus dolores de espalda. Estar sentado encorvado sobre un teclado sobrecarga los músculos de la espalda. Cuando trabajes en tu escritorio, siéntate recto y lo más atrás posible en la silla. Mantén los pies apoyados en el suelo. Cuando estés de pie, asegúrate de echar los hombros hacia atrás y mantener el peso equilibrado sobre ambos pies. Observa cuándo te encorvas y reajusta inmediatamente tu postura. Si puedes, mira tu reflejo en un espejo para hacerte una idea de tu postura.

Perder peso: Mantén un peso saludable o esfuérzate por perder esos kilos de más. Llevar exceso de peso, sobre todo alrededor del estómago, puede desplazar tu centro de gravedad y alterar tu postura. Haz ejercicio y come alimentos nutritivos y equilibrados. El movimiento puede ayudar a prevenir nuevas lesiones de espalda, así que haz ejercicio con regularidad. También puedes practicar Pilates y yoga para estirar los músculos y fortalecer el tronco. Deja de fumar. Según el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel (NIAMS), fumar aumenta el riesgo de osteoporosis y puede ralentizar el proceso de curación de tu cuerpo.

Usa calzado adecuado: El dolor de espalda probablemente significa que tus días de llevar tacones de aguja han terminado. Usa zapatos de tacón bajo. Si vas a caminar largas distancias, llévate zapatos planos de apoyo u otros zapatos cómodos. Busca pares de zapatos con un buen soporte para el arco.

Utiliza tratamientos fríos y calientes: Alterna compresas de hielo y de calor en las zonas doloridas. El hielo reduce la inflamación y la hinchazón, mientras que el calor puede relajar la zona. No te duermas nunca con una espalda helada o una compresa caliente sobre el cuerpo. También puedes recurrir a cremas analgésicas tópicas, como Bengay, Icy Hot y Bálsamo del Tigre, para un alivio temporal.

Duerme bien: Da a tu espalda todo el apoyo que puedas mientras duermes. Busca un colchón que no sea demasiado firme pero tampoco demasiado blando. Dormir boca arriba o boca abajo tensa la espalda. Para contrarrestarlo, los que duermen boca arriba deben colocar una almohada bajo las rodillas, y los que duermen boca abajo pueden optar por poner una almohada bajo la pelvis. Dormir de lado es la mejor opción. Puedes doblar las rodillas y acercarlas al pecho. Además, colocar una almohada entre las rodillas puede ayudarte a apoyar la espalda. La Clínica Mayo tiene una presentación visual que muestra las distintas opciones.

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