La rosácea puede estar causada por bacterias

Las bacterias que viven dentro de los ácaros que habitan en la piel humana normal pueden desempeñar un papel en la causa de la rosácea, una afección que enrojece o llena de bultos las zonas de la piel de la cara, según sugiere una investigación reciente.

Alrededor del 3 por ciento de las personas padecen rosácea, aunque esta enfermedad es más frecuente en personas de piel clara y en quienes tienen el sistema inmunitario debilitado. Aunque no afecta a la salud general de la persona, puede ser dolorosa o embarazosa, afirma Kevin Kavanagh, de la Universidad Nacional de Irlanda, Maynooth.

Kavanagh y sus colegas revisaron pruebas recientes que demuestran que la rosácea puede estar desencadenada por bacterias que viven dentro de diminutos ácaros en la piel.

Los ácaros de una especie llamada Demodex folliculorum viven inofensivamente en la piel normal, habitando dentro de las estructuras que rodean los folículos pilosos. Las investigaciones muestran ahora que los pacientes de rosácea tienen más de estos ácaros en la piel que los que no la padecen, afirma Kavanagh.

Se sabe que los ácaros contienen una bacteria llamada Bacillus oleronius, que produce una proteína que provoca una reacción inmunitaria en los pacientes de rosácea. La investigación sugiere que esto es lo que puede desencadenar la enfermedad, afirma Kavanagh.

Además, estas bacterias son sensibles a los antibióticos utilizados para tratar la rosácea.(Los antibióticos se han utilizado para tratar la rosácea, pero principalmente por sus efectos antiinflamatorios, no porque maten las bacterias).

"Cuando los ácaros mueren, las bacterias se liberan y se filtran en los tejidos cutáneos circundantes, lo que desencadena la degradación de los tejidos y la inflamación", explica Kavanagh.

"Dirigirse a estas bacterias puede ser una forma útil de tratar y prevenir esta afección", afirmó Kavanagh. Kavanagh también señaló que algunas empresas farmacéuticas ya están desarrollando terapias para controlar la población de ácaros en la cara de los pacientes.

La revisión de Kavanagh se publicó el 29 de agosto en la revista Journal of Medical Microbiology.