Por qué a Twitter y Facebook les salió el tiro por la culata aplastar la historia de Hunter Biden

Rápidamente quedó claro que, en sus intentos de estrangular la historia de Hunter Biden, dos gigantes de las redes sociales se quedaron boquiabiertos.

Rápidamente quedó claro que, en sus intentos de estrangular la historia de Hunter Biden, dos gigantes de las redes sociales se quedaron sin aire.

Twitter y Facebook tomaron importantes medidas para aplastar el artículo del New York Post, pero acabaron dándole mucha más atención que si no hubieran hecho nada y hubieran dejado que sus millones de usuarios lo compartieran libremente.

Para Twitter en particular, si hubiera que idear un plan para reforzar las quejas conservadoras sobre su sesgo liberal, difícilmente se podría hacer mejor que el gigante tecnológico bloqueara la cuenta de la campaña de Trump. Por no hablar también de la de la secretaria de prensa Kayleigh McEnany.

Hashtag: #Fracaso

De hecho, el jefe de Twitter, Jack Dorsey, admitió en un tuit que la conducta de la empresa -censurar historias y bloquear cuentas sin apenas dar explicaciones públicas- era "inaceptable". Así es, Jack. Pero luego no hizo nada para arreglarlo, al parecer considerando la herida autoinfligida sólo como un problema de relaciones públicas. Los republicanos del Comité Judicial del Senado tienen previsto citar a Dorsey la próxima semana.

TWITTER BLOQUEA LA CUENTA OFICIAL DE LA CAMPAÑA DE TRUMP POR COMPARTIR UN VÍDEO DE HUNTER BIDEN

Facebook, de Mark Zuckerberg, fue sólo un poco más comedido, limitando la distribución de la historia del Post mediante su algoritmo secreto y remitiéndola a un verificador externo de hechos, cuyos resultados aún no han llegado. ¿Cuántas historias negativas sobre Trump han intentado silenciar ambas empresas, independientemente de su origen?

No es de extrañar que el presidente Trump dijera ayer en un mitin en Carolina del Norte que "los Biden se hicieron ricos mientras robaban a Estados Unidos... Las grandes tecnológicas están censurando estas historias para intentar sacar a Biden de este atasco imposible".

Fue un regalo de los dioses de las redes sociales.

¿Y sabes quién más está ocultando la noticia? La CNN y la MSNBC, salvo un par de menciones entre paréntesis y una breve reprimenda de Joe Scarborough a las dos empresas tecnológicas por bloquear la noticia.

En cuanto a la historia del Post en sí, bueno, es extraña.

En primer lugar, permítanme decir que los negocios que Hunter Biden hizo o intentó hacer en Ucrania y otros lugares mientras su padre era vicepresidente fueron una vergüenza. Se estaba aprovechando de una conexión familiar, lo cual puede ser habitual en Washington, pero no por ello menos sórdido. Admitió su error hace meses en una entrevista en "GMA", al tiempo que insistía en que no había hecho nada poco ético.

Pero esto se aireó bastante durante la saga de la destitución de Trump, y creo que gran parte del público llegó a la conclusión de que Joe Biden no tomó medidas explícitas para ayudar a su hijo (sí, hizo que despidieran a ese fiscal en lo que él dice que fue una campaña contra la corrupción), sino que probablemente miró hacia otro lado.

Ahora, a menos de tres semanas de las elecciones, Rudy Giuliani obtiene y entrega al tabloide Rupert Murdoch intercambios de correos electrónicos con Hunter en los que un ejecutivo de la empresa ucraniana Burisma (Hunter formaba parte del consejo) le agradecía la oportunidad de conocer a su padre, entonces vicepresidente. 

La campaña de Biden dijo que no hubo tal reunión, y luego se retractó ligeramente para decir que es posible pero improbable que hubiera un breve saludo en algún momento.

Cómo consiguió el abogado personal del presidente esos correos electrónicos es una historia enredada en la que está implicado John MacIsaac, que dirige un taller de reparación de ordenadores en Wilmington. Dijo a los periodistas que es legalmente ciego y cree, aunque no está seguro, que Hunter Biden llevó tres ordenadores portátiles con problemas en el disco duro y nunca volvió a recogerlos. MacIsaac, republicano, dice que descubrió algunos de esos correos electrónicos y que acabó comunicándoselo al FBI, quedándose con una copia cuando el FBI lo citó. 

Giuliani declaró ayer a Sirius XM que Hunter estaba borracho cuando trajo los portátiles. El Post recibió el soplo de Steve Bannon, que está imputado en un caso no relacionado.

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Por otra parte, el New York Times, que había informado de que Burisma había sido pirateado por la inteligencia rusa, dijo ayer que los analistas de inteligencia estadounidenses captaron rumores de que los correos electrónicos robados de Burisma se filtrarían en forma de "sorpresa de octubre". Por si no hubiera suficiente intriga.

El Post informó por separado de la correspondencia de Hunter con ejecutivos chinos en la que Hunter Biden podía ganar millones con un acuerdo, pero estos correos eran de 2017, después de que su padre dejara el cargo.

En un giro interesante, dos periodistas que cuestionaron la noticia inicial del Post en Twitter -Maggie Haberman, del New York Times, y Jake Sherman, de Politico- recibieron críticas de la izquierda por atreverse a mencionar su existencia. 

La columnista liberal del Times Michelle Goldberg, por ejemplo, escribió: "¿De verdad vas a ayudar a Giuliani y a Bannon a blanquear esta patraña en el ciclo de noticias?". Un productor senior del programa Lawrence O'Donnell de la MSNBC instó a la gente a no compartir ni enlazar la noticia.

La mejor respuesta periodística a una noticia que se ve con recelo es hacer más reportajes. 

Los intentos de borrarlo de la plaza digital, como están descubriendo Twitter y Facebook, pueden resultar contraproducentes a lo grande.

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