Adriana Cohen El coronavirus demuestra que debe ponerse fin a la peligrosa dependencia de EE.UU. de los medicamentos y suministros médicos chinos

La pandemia de coronavirus que está hundiendo la economía estadounidense, poniendo vidas en peligro y haciendo descarrilar todo nuestro modo de vida debería servir como llamada de atención para que el gobierno estadounidense deje de depender de China y otras naciones extranjeras para obtener medicamentos con receta, suministros médicos o cualquier producto o ingrediente de la cadena de suministro que sea esencial para nuestra supervivencia. 

También es una cuestión de seguridad nacional. Si los miembros del ejército estadounidense y quienes apoyan a nuestros servicios armados no tienen acceso a EPP (equipos de protección personal), medicamentos que salvan vidas y otras necesidades durante una pandemia -y sucumben a ella como consecuencia-, estamos poniendo en peligro la seguridad de nuestra nación frente a adversarios extranjeros que podrían aprovecharse de la situación. 

"Los medicamentos pueden utilizarse como arma de guerra contra Estados Unidos", advirtió el año pasado a los legisladores Rosemary Gibson, asesora principal sobre cuestiones sanitarias en el Centro Hastings, centrado en la bioética, y coautora de "China Rx: Exposing the Risks of America's Dependence on China for Medicine". "Los suministros pueden ser retenidos. Los medicamentos pueden contener contaminantes letales o venderse sin ningún medicamento real, lo que los hace ineficaces", informó Político.

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No es ningún secreto que Estados Unidos depende peligrosamente de China para una serie de medicamentos de los que dependen los estadounidenses, como antibióticos, ibuprofeno, penicilina y paracetamol.

"El 80% de los principios activos farmacéuticos se producen en el extranjero, la mayoría en China e India; sin embargo, la FDA sólo inspeccionó el año pasado una de cada cinco instalaciones de fabricación de medicamentos humanos registradas en el extranjero", escribió el año pasado el presidente del Comité de Finanzas del Senado, Chuck Grassley, republicano de Iowa, en una carta al secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, y a la FDA.

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Grassley también advirtió sobre los riesgos que conlleva la fabricación extranjera de productos farmacéuticos: "Insto encarecidamente a que los proyectos de demostración de la administración incluyan inspecciones sin previo aviso en las instalaciones de fabricación extranjeras para determinar si cumplen los principios activos farmacéuticos exigidos y las normas de calidad y seguridad de los medicamentos, a fin de incluir suficientes registros, pruebas y protecciones contra la falsificación."

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Dado que sabemos que China es responsable del inicio del COVID-19, y de su posterior mala gestión y encubrimiento, causando daños irreparables a Estados Unidos, Europa y el mundo, ¿es a ella a quien queremos que controle nuestra cadena de suministro médico crítico? 

En absoluto. 

Tampoco queremos depender de ninguna otra nación extranjera para obtener medicamentos o equipos médicos potencialmente vitales, como mascarillas, guantes, respiradores u otros productos críticos. Esto incluye a India, cuyo gobierno acaba de anunciar que prohíbe las exportaciones de un medicamento contra la malaria, la hidroxicloroquina, que, según nos han dicho, puede ser útil para tratar a pacientes con coronavirus.

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Dicho esto, la administración Trump y el Congreso deben dar prioridad al trabajo conjunto con el sector privado para aumentar drásticamente la fabricación aquí en casa. 

El futuro de este país está en juego, y no hay tiempo que perder.

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