Si mi hermano Tony Sirico alias 'Paulie Walnuts' pudo robar el cielo, tú también puedes

Tony Sirico, que interpretó a 'Paulie Walnuts' en 'Los Soprano', fue enterrado este mes

Nota del editor: Lo que sigue es una homilía editada pronunciada en la Misa de Réquiem por Tony Sirico, que interpretó a "Paulie Walnuts" en la serie de HBO "Los Soprano", en la Basílica de Regina Pacis de Brooklyn, Nueva York, el 13 de julio de 2022. Se basa en el relato de San Lucas (23:39-43) sobre la crucifixión de Jesús.

No hace falta que repase los detalles de la vida de mi hermano, el gran cambio que se produjo en su trayectoria desde que era joven y que le llevó al éxito del que llegó a disfrutar al madurar.

Además, el papel de un sacerdote en una homilía fúnebre no es elogiar al difunto. Mi papel, que me tomo tan en serio como Tony se tomó su actuación, es comunicaros el amor de Dios que nos llega en el sacrificio de Jesucristo ante la muerte. La muerte no es la última palabra en el vocabulario cristiano: la vida es la vida eterna, a la que mi hermano ha pasado ahora.

Tampoco es mi función canonizar a mi hermano. Para ello, tendría que remitirte a una autoridad superior.

Lo que puedo hacer es señalarte algunas dimensiones de la compleja vida de este hombre de las que quizá no hayas sido consciente y quizás establecer algunas conexiones que podrían pasarse por alto.

TONY SIRICO, ACTOR DE 'LAS SOPRANOS', MUERTO A LOS 79 AÑOS

El reverendo Robert Sirico y Tony Sirico en una cena, alrededor de 2015 (Rev. Robert Sirico)

Lo más evidente de mi hermano era su exterior crujiente y duro. Lo he comparado con una hogaza de buen pan italiano.

Había muchas razones para esa intensa bravuconería, pero baste decir que estaba ahí para protegerse.

Como saben muchos actores profesionales, la gente suele confundir al actor con la actuación. Pero cuando se miraba debajo de la "armadura defensiva" de Tony -como la llamó su amigo y colega Michael Imperioli en el velatorio- se empezaba a ver un interior más suave, más amable.

Dadas algunas decisiones que tomó -sobre todo al principio de su vida, y desde luego en los papeles que llegó a desempeñar en su carrera profesional-, a muchos les sorprenderá oír que mi hermano tenía un núcleo moral. Permítanme ilustrarlo con una historia.

NUEVA YORK, NUEVA YORK - 09 DE ENERO: Michael Imperioli y Tony Sirico asisten a la mesa redonda del 20 aniversario de "Los Soprano" en el teatro SVA el 09 de enero de 2019 en Nueva York. (Foto de Theo Wargo/Getty Images) (Foto de Theo Wargo/Getty Images)

Celebré mi primera misa como sacerdote en esta iglesia en 1989, porque mis padres se habían casado aquí, y mi padre celebró aquí su misa funeral. Mi madre también sería enterrada en esta iglesia. 

Como sabrás, la primera Misa de un sacerdote -especialmente de un sacerdote italoamericano- se celebra como un matrimonio, con amigos y familiares invitados a la Misa y a una reunión festiva posterior.

En aquella recepción, estaba hablando con Tony cuando un pariente cruzó la pista de baile para dirigirse a él. "Junior" -como le llamaba la familia- "hoy ha sido la primera misa de tu hermano", dijo con tono de acusación.

"Sí. ¿Qué te parece?"

"No recibiste la Comunión".

"Tía Irene, no me he confesado".

Me volví hacia él y le dije "Junior, eres el último mal católico de América. Todos los demás se creen con derecho".

En ese momento, vi que mi hermano reconocía su incompletud y la necesidad de prepararse y confesarse antes de encontrarse con un Dios Santo. Ésta fue la redención de mi hermano.

Tony Sirico durante la rueda de prensa y el photocall del reparto de Los Soprano en el Atlantic City Hilton - 25 de marzo de 2006 en el Atlantic City Hilton de Atlantic City, Nueva Jersey, Estados Unidos. (Foto de Tom Briglia/FilmMagic) (Foto de Tom Briglia/FilmMagic)

Sé que muchos piensan hoy que la admisión del pecado o de la culpa o de la vergüenza por haber obrado mal disminuye de algún modo la dignidad humana. Yo creo, más bien, que pone una base firme bajo nuestra dignidad porque refuerza nuestra integridad.

El Evangelio describe la muerte de nuestro Señor en la cruz como crucificado entre dos criminales. Jesús fue "contado entre los malvados". Jesús estuvo a menudo entre pecadores.

El lugar, el Gólgota, era una cantera abandonada. Y, en cierto modo, esos dos malhechores, a ambos lados de Jesús, nos representan a todos nosotros -a la humanidad entera- en nuestra capacidad para negar nuestros defectos y enfurecernos contra quienes nos los hacen evidentes; o para buscar el perdón. 

Rodeado de desprecio en aquella colina, entre las últimas palabras que pronunció Cristo había palabras de perdón: "Padre, perdónalos". 

No era un perdón barato el que ofrecía. Al fin y al cabo, le costó la vida a nuestro Señor.

Tony Sirico, conocido como Paul "Paulie Walnuts" Gualtieri en "Los Soprano", murió el 8 de julio a los 79 años. (Foto de Mike Pont/WireImage)

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Hace unas semanas, vi a mi hermano por última vez en Florida, donde vivía cerca de su fiel hija, Joanne, que atendió todas sus necesidades en sus últimos días. Presentí que se acercaba el final, así que, mientras estábamos sentados en un lugar privado, saqué del bolsillo una estola de confesión, le miré a los ojos y le dije: "¿Qué te parece esa confesión?".

Mi hermano estuvo de acuerdo, e hice una de las cosas más significativas que un sacerdote puede hacer por otro ser humano. Le absolví de sus pecados, de todos sus pecados.

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Se dice que aquel "buen ladrón" del que hablé "robó el cielo" en los últimos momentos de su vida. No negó su culpa: la admitió. No se ofuscó ni se equivocó. Simplemente dijo: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a tu reino". 

Jesús le contestó "En verdad os digo que hoy estaréis conmigo en el paraíso".

Amigos míos, si Paulie Walnuts pudo robar el cielo, también podemos hacerlo tú y yo.

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