Charlie Daniels: Creo que el Sueño Americano sigue vivo, lo vivo cada día
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Mientras reflexiono sobre lo que significa para mí el 242 cumpleaños de la nación más grande que el mundo ha conocido, mis pensamientos se remontan a un frío y nublado día de diciembre de 1941. Yo tenía cinco años, era poco después del mediodía y mi familia estaba reunida alrededor de la gran radio de mi abuelo, escuchando una rasposa emisión extranjera que nos informaba de que Pearl Harbor acababa de ser atacado por bombarderos y cazas japoneses.
Fue mi primera experiencia de tener que enfrentarme a la realidad, percibiendo el compromiso del pueblo estadounidense y el patriotismo entre las masas que resultaba tan natural como respirar, mientras nuestra nación se lanzaba a un largo y sangriento conflicto librado en dos océanos y varios continentes, que duró más de cuatro años y costó más de 400.000 vidas estadounidenses.
Mis años más formativos, de los cinco a los diez años, fueron durante la Segunda Guerra Mundial y ayudarían a moldear mi patriotismo y mi actitud hacia mi país durante el resto de mi vida.
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Después de más de ocho décadas de vivir, trabajar, viajar y experimentar los cambios de humor, los errores y, desgraciadamente, la división de mi nación, fomentada por políticos interesados y organizaciones radicales al margen tanto de la derecha como de la izquierda, ese patriotismo y ese amor por América arden con más fuerza que nunca.
Incluso con nuestras verrugas y manchas, nuestras profundas y apasionadas diferencias políticas, nuestros mezquinos prejuicios y nuestros desacuerdos sobre cómo resolver los problemas nacionales e internacionales, en el fondo, cuando nuestra nación se ve amenazada, hay un indomable amor a la patria en casi todo el mundo.
Incluso con nuestras verrugas y manchas, nuestras profundas y apasionadas diferencias políticas, nuestros mezquinos prejuicios y nuestros desacuerdos sobre cómo resolver los problemas nacionales e internacionales, en el fondo, cuando nuestra nación se ve amenazada, hay un indomable amor a la patria en casi todo el mundo.
Creo que el Sueño Americano sigue vivo. Lo vivo cada día, en una nación donde abundan las oportunidades para quienes tienen agallas y tenacidad para perseguirlas, donde nuestros líderes son elegidos por los votos, no por las armas, y eres libre de perseguir tu sueño, sin importar adónde te lleve...
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Ninguna otra nación del mundo puede rivalizar con nuestra población diversa, nuestra belleza monolítica, nuestra voluntad de vencer.
América la libre, América la bella, América mi hogar.
Dios bendiga a América, esté a su lado y la guíe.