China es la principal amenaza para la seguridad nacional y el gobierno de Biden no lo admite

El gobierno de Biden no admite que la China comunista es la principal amenaza para la seguridad nacional interna

Cada semana, sabemos más sobre la actual campaña de espionaje económico e influencia encubierta del Partido Comunista Chino (PCCh) en Estados Unidos. Además de los ciberataques y el robo de propiedad intelectual, la campaña incluye ahora intentos de desacreditar a los opositores a la agenda china e interferir en la política estadounidense. Sin embargo, a pesar de las actividades cada vez más descaradas de Pekín, el gobierno de Biden decidió a principios de este año poner fin a la "Iniciativa China" del Departamento de Justicia. 

Desde que la administración suspendió la iniciativa, 12 agentes chinos han sido acusados o imputados por realizar o dirigir operaciones dentro de Estados Unidos. Según los expedientes judiciales, estos agentes: han intentado socavar la campaña de un candidato al Congreso estadounidense; han utilizado información obtenida ilegalmente de las bases de datos de las fuerzas del orden federales para acosar y desacreditar a grupos independentistas taiwaneses, pro-Tíbet y activistas de derechos humanos uigures; han espiado a activistas prodemocráticos residentes en Estados Unidos; y han intentado coaccionar a ciudadanos chinos para que regresen a China, a fin de que puedan enfrentarse a cargos de "corrupción". Varios de estos casos implican a antiguos o actuales funcionarios estadounidenses encargados de hacer cumplir la ley que abusaron de sus cargos a cambio de dinero en efectivo de los servicios de inteligencia chinos. Todas estas detenciones se basaron en investigaciones que comenzaron mucho antes de la decisión de la administración de restar prioridad al escrutinio de las actividades del PCCh en este país.  

A pesar de esa decisión, o quizá debido a ella, el director del FBI, Christopher Wray, y el director general del MI5, Ken McCallum, advirtieron a principios de mes a los líderes empresariales y académicos de la amenaza china en el primer acto público conjunto de las agencias.  

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Ese mismo día, el Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad de Estados Unidos emitió un boletín en el que destacaba cómo el PCCh ha intensificado su campaña encubierta para influir en los dirigentes estatales y locales estadounidenses. Al "utilizar lo local para rodear lo central", decía el boletín, el PCCh trata de influir, presionar o coaccionar a funcionarios estatales, locales y federales para que adopten posiciones políticas favorables a China. Los funcionarios estadounidenses que apoyan medidas que se alinean con las prioridades políticas del PCCh son recompensados con inversiones económicas y viajes pagados a China. Los que no lo hacen pueden ser chantajeados basándose en información personal delicada que el PCCh ha recopilado o amenazados con la cancelación de negocios en su estado.  

El presidente ruso, Vladímir Putin, estrecha la mano de su homólogo chino, Xi Jinping, en el Kremlin de Moscú, Rusia, 5 de junio de 2019. REUTERS/Evgenia Novozhenina/Pool (REUTERS/Evgenia Novozhenina/Pool)

Ante esta amenaza cada vez más agresiva de China, ¿por qué canceló el gobierno la Iniciativa China del Departamento de Justicia? Al parecer, sucumbió a los grupos activistas y a un puñado de políticos progresistas que convirtieron unos pocos procesos por fraude contra investigadores chinos y chino-americanos en una narrativa de que toda la iniciativa era un ejercicio de xenofobia y racismo.  

Esta narrativa era manifiestamente falsa. Pasó por alto, por ejemplo, la condena del director del departamento de química de Harvard, Charles Lieber, tras ser sorprendido contrabandeando decenas de miles de dólares en su equipaje en los vuelos de regreso de China. E ignoró el enorme alcance de la campaña de espionaje e influencia de Pekín fuera del mundo académico.  

Al poner fin a la iniciativa, la administración señaló que contrarrestar las actividades maliciosas chinas en nuestro territorio ya no es una prioridad máxima de las fuerzas de seguridad federales. En su lugar, el fiscal general adjunto Matt Olsen, que dirige la División de Seguridad Nacional de Justicia, declaró que China es sólo uno de los muchos Estados-nación que amenazan la seguridad nacional de Estados Unidos. Aunque correcta, su declaración no tiene en cuenta la enorme amenaza que supone el PCCh para nuestro sistema político y económico.  

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En las fiscalías de todo el país, los fiscales de línea prestan mucha atención a las declaraciones de sus líderes y priorizan su limitado tiempo y recursos en consecuencia. Aunque los casos verdaderamente atroces seguirán siendo perseguidos, muchos otros se quedarán en el camino, permitiendo que los agentes chinos sigan trabajando para subvertir nuestro sistema político y económico. 

El gobierno de Biden tampoco ha hecho gran cosa para contrarrestar la amenaza del PCC a la información personal de los estadounidenses. Hace más de un año, el presidente revocó la orden ejecutiva del presidente Trump que prohibía TikTok, WeChat y otras aplicaciones vinculadas al PCCh. La sustituyó por una orden que daba al Secretario de Comercio seis meses para formular un enfoque basado en el riesgo para evaluar las aplicaciones chinas. El plazo ha vencido sin que la administración haya tomado ninguna medida.  

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Asimismo, el Departamento de Comercio de Biden apenas se ha esforzado hasta ahora por aplicar o hacer cumplir las normas de la era Trump que autorizan a la agencia a prohibir las transacciones de tecnología de la información y las comunicaciones con adversarios extranjeros como China. Tal inacción ante la propia amenaza del PCCh deja al pueblo estadounidense menos seguro. 

Durante años, el FBI ha descrito a China como la principal amenaza para la seguridad económica y nacional de Estados Unidos. La administración Biden debería reconocer esa verdad y tratar la amenaza del PCCh con la seriedad que merece.  

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