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Cuando llueven cohetes sobre tu patria y los terroristas desfilan impunes por tus calles -incluso en capitales extranjeras- es cuando una respuesta decisiva se hace no sólo necesaria, sino imperativa. 

El 9 de septiembre, Israel hizo añicos la sensación de seguridad del alto mando de Hamás en Doha, lanzando un audaz ataque extraterritorial contra lugares de liderazgo dentro de Qatar. El mensaje era claro: los arquitectos del ataque genocida del 7 de octubre de 2023 contra israelíes inocentes no tienen santuario, se escondan donde se escondan.

Una huelga que rompió fronteras

El ejércitoIsrael llevó a cabo lo que los oficiales describieron como un "ataque preciso" dirigido contra altos dirigentes de Hamás en Doha, Qatar, especialmente Khalil al-Hayya y Zaher Jabarin, profundamente implicados en las negociaciones de alto el fuego. "Las FDI y el ISA [Shin Bet] llevaron a cabo un ataque preciso contra la cúpula de la organización terrorista Hamás", confirmó un comunicado a Fox News Digital. 

ATAQUE ISRAELI CONTRA LA CÚPULA DE HAMAS EN QATAR

" Israel lo inició, Israel lo llevó a cabo e Israel asume toda la responsabilidad", declaró la oficina del primer ministro Netanyahu.

Se registraron explosiones en los distritos de Katara y Legtaifiya de Doha, incluso cerca de una gasolinera adyacente a un complejo residencial vigilado. Qatar condenó el atentado como "cobarde" y una violación del derecho internacional.

Un patrón de ataques selectivos en el extranjero

No era la primera incursión de Israelmás allá de sus fronteras. En enero de 2024, Saleh al-Arouri, jefe político adjunto de Hamás, murió en un ataque con aviones no tripulados en Beirut, lo que supuso el primer asesinato de este tipo de un dirigente de Hamás fuera de los territorios palestinos desde el 7 de octubre. Unos meses después, Ismail Haniyeh fue supuestamente alcanzado en Teherán. La operación de hoy en Doha simplemente amplía esa pauta, mostrando la voluntad de Israelde desmantelar a los dirigentes de Hamás "donde estén", no sólo donde combatan.

Por qué importa ahora más que nunca

Hamás sigue siendo una insurgencia incrustada en Gaza. Los analistas estiman que unos 20.000 combatientes siguen operativos, con un reclutamiento sostenido a través de redes familiares y de clanes a pesar de las grandes pérdidas. Los 2,2 millones de civiles de Gaza, atormentados por la devastación, se refugian en el denso terreno urbano y en los túneles; algunas estimaciones sugieren hasta 450 millas de red subterránea bajo la infraestructura civil.

Para agravar el problema, Hamás se reabastece rápidamente, incluso después de atacar a sus dirigentes. La inteligencia estadounidense confirma que el reclutamiento continúa a buen ritmo a través de redes extendidas. La guerra de desgaste por sí sola es insuficiente contra una organización que considera el martirio como una herramienta de reclutamiento.

El rescate de rehenes sigue siendo un reto angustioso. En junio de 2024, las fuerzas israelíes liberaron a cuatro rehenes en Nuseirat, pero sólo tras un fuego feroz, apoyo aéreo y con devastadoras bajas civiles. Esto subraya la complejidad operativa a la que se enfrenta Israel dentro del laberinto civil de Gaza.

Guerra de información: la estrategia de Hamás para ganar corazones y mentes

Hamás comprende bien el poder de la óptica. Al incrustar a sus combatientes y dirigentes entre la población civil, provoca a Israel para que lleve a cabo ataques que generan víctimas civiles y, por tanto, indignación mundial. Múltiples estudios confirman la estrategia de Hamás: provocar, amplificar los daños, erosionar la legitimidad de Israel, movilizar la presión callejera en todo el mundo islámico y obtener concesiones. El verdadero campo de batalla no son sólo las calles de Gaza sembradas de escombros, sino también las ondas de radio y las plataformas de los medios sociales donde se forjan las narrativas.

Cada operación israelí es una trampa potencial para las relaciones públicas. El ataque de Doha, que se desarrolla en una capital aliada de Estados Unidos, corre el riesgo de alimentar la narrativa de Hamás, a menos que Israel siga haciendo hincapié en la precisión y la justificación legal.

La conexión con Irán

Seamos claros: Hamás no sobreviviría tanto tiempo sin Teherán. La financiación de Irán -estimada en cientos de millones anuales- arma, entrena y sostiene la infraestructura militar y política de Hamás. Qatar, aunque hace de mediador, es también desde hace mucho tiempo el hogar del Buró Político de Hamás, con más de 1.800 millones de dólares transferidos a Hamás a lo largo de los años.

Teherán aprovechará el atentado de hoy para recabar apoyos, denunciar la complicidad occidental y abrir nuevos frentes. Los medios de comunicación occidentales deben analizar cuidadosamente los mensajes y no permitir que Hamás o Irán se apropien de la narrativa.

Qatar: socio de conveniencia, no aliado

Qatar no es un aliado, sino un socio de conveniencia, tolerado principalmente por el acceso de Estados Unidos a la base aérea de Al Udeid, sede del Mando Central estadounidense. Su historial -apoyo a las filiales de Al Qaeda, los talibanes y Hamás- demuestra que respalda al bando equivocado. Washington suele pasar por alto esta duplicidad para conservar la base, un costoso negocio que permite a Qatar actuar como pirómano y bombero en los conflictos regionales.

Implicaciones para la política estadounidense y los Acuerdos de Abraham

El ataque de Doha repercute más allá de Gaza, poniendo de manifiesto la insostenible confianza de Washington en un socio que da cobijo a terroristas, al tiempo que alberga la base regional clave de Estados Unidos. Sin pruebas de que Estados Unidos advirtiera Qatar de antemano, el silencio sugiere una falta de confianza, una acusación contra un supuesto socio. A escala regional, el impacto es desigual: Los Estados de los Acuerdos de Abraham , como EAU, Bahréin y Marruecos, pueden considerar el ataque como defensa propia justificada, pero la opinión pública árabe que simpatiza con los palestinos podría presionar a los gobiernos para que enfríen los lazos. La durabilidad de los Acuerdos depende ahora de que Israel presente su campaña como una defensa precisa y de la voluntad de Estados Unidos de apoyar firmemente a su aliado.

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¿Lo sabía Trump?

Se arremolinan las especulaciones. Los medios de comunicación israelíes informan de que el presidente Donald Trump dio luz verde a Israel antes del ataque, como había advertido públicamente a Hamás dos días antes. Netanyahu respondió rápidamente que la operación era "totalmente independiente", declarando que Israelera el único responsable. Ningún representante del gobierno estadounidense ha confirmado la autorización previa.

Conclusión: Un golpe estratégico, pero no el final del juego

El ataque contra Doha indica la capacidad y la voluntad de Israel de llegar a los dirigentes de Hamás en cualquier lugar. Asesta un golpe necesario al mando enemigo y a la ilusión de un refugio seguro. Pero no es el capítulo final.

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Hamás sigue siendo una red insurgente: difícil de desarraigar, rápida en rebrotar y lo bastante mortífera como para amenazar a los civiles israelíes. Israel debe seguir golpeando donde pueda, mientras que el mundo debe comprender que la precisión y la proporción importan, tanto en el campo de batalla como en el tribunal de la opinión mundial.

El mensaje de Israeles inequívoco: no hay refugio para el terrorismo. Que ese mensaje resuene, y que se mantenga, dondequiera que Hamás intente huir a continuación.