Christen Limbaugh Bloom: Sigue rezando, esperando - Dios no se da por vencido contigo así que no te des por vencido con él

Dios me enseñó esta lección cuando sentí la tentación de dejar de rezar por un querido amigo que estaba luchando

¿Hay personas en tu vida que parecen perdidas? Si es así, probablemente rezas por ellas con regularidad, pidiéndole a Dios que les ministre.  

Quizá lleves años rezando por estas personas y aún no hayas visto ningún avance en sus corazones; es muy tentador mirar hacia otro lado cuando no vemos que se haga ningún progreso. Pero en lugar de rendirnos de verdad, Dios nos invita a "abandonar" nuestros cuidados y preocupaciones por estas personas y depositarlos en Él (1 Pedro 5:7).  

Ésta es una lección que Dios me enseñó hace un par de años, cuando sentí la tentación de dejar de rezar por un querido amigo que tenía dificultades en muchos aspectos de la vida. En un momento dado, me sentí tan frustrada que le dije cándidamente a Dios: "Parece que cada vez que me pides que rece por esta amiga, las cosas empeoran. ¿Me estás tomando el pelo? ¿Realmente mejorarán alguna vez las cosas?"  

GREG LAURIE: LA CRISIS DE FE DE BILLY GRAHAM - CÓMO UN MOMENTO DE DUDA SOLIDIFICÓ SU COMPROMISO CON DIOS

No pretendía ser irrespetuoso, sólo quería comprender de verdad por qué la situación parecía tan grave incluso después de mucha oración concentrada.  

Ese mismo fin de semana, en la iglesia, un orador invitado predicó un sermón sobre la atención que Dios muestra a cada alma perdida.  

Más de Opinión

El pastor Lucas Connell compartió los increíbles esfuerzos que hizo Dios para llevarle a la salvación. Durante años, la única cristiana de su familia, su tía, rezó específicamente por él todos los días. Aunque Connell era adicto a las drogas y llevaba a algunos de sus primos en esa misma dirección oscura, su tía nunca perdió la esperanza en él, porque Dios le aseguró que nunca lo abandonaría.  

Un día, Connell llamó a su tía para darle las gracias por una tarjeta de cumpleaños que le había enviado por correo. En cuanto oyó su voz al teléfono, describió que el Espíritu Santo le invadió y sintió que el mismísimo amor de Dios y años de oraciones de su tía se derramaban sobre todo su ser. Pidió a su tía que le ayudara a invitar a Jesús a entrar en su corazón aquel día, y su corazón se transformó al instante.  

Terminó su testimonio con una poderosa reflexión: "Una palabra del Cielo puede romper cualquier cadena", por lo que nunca debemos perder de vista el poder de nuestras oraciones por las almas perdidas.   

Salí de aquel mensaje rejuvenecida y esperanzada; sabía que era la respuesta de Dios a mis oraciones desesperadas. Unos días después, me di cuenta de que había perdido un pendiente de diamantes de un par precioso que mi tío me había regalado las Navidades anteriores. Busqué por todas partes donde creía que podía estar, pero no lo encontré. Devastada, estaba tan convencida de que el pendiente se había perdido para siempre que incluso le pregunté a una amiga si su joyero podía intentar igualar el pendiente que aún tenía.  

Dios susurraba a mi corazón que podía acudir a Él para cualquier cosa, cosas grandes y pequeñas.

Me preguntó si había rezado para encontrar el pendiente. Al principio pensé: "¿De verdad debería rezar por esto cuando hay tantos asuntos más importantes en mi propia vida, y mucho menos en el mundo, por los que podría estar rezando?".  

Pero el pensamiento se me quedó grabado, y cuando llegué a casa le dije a Dios que aunque el pendiente era pequeño, significaba mucho para mí y que le estaría muy agradecida si me ayudaba a encontrarlo. Luego añadí que, aunque deseaba encontrar mi objeto perdido, aún más deseaba que Él ayudara a las almas perdidas de la tierra, en particular a mi amiga, por la que había estado tan preocupada.  

HAZ CLIC AQUÍ PARA RECIBIR EL BOLETÍN DE OPINIÓN

Días después, volqué accidentalmente la papelera del cuarto de baño. La recogí y tiré la basura en la papelera más grande de la cocina, pero cuando fui a devolverla, me di cuenta de que un pañuelo de papel había caído al suelo. Cuando me arrodillé para recogerlo, me dio un vuelco el corazón... ¡había algo debajo del pañuelo que brillaba!  

¿Qué posibilidades había de que el único pañuelo que no se había tirado fuera el mismo que sostenía el pendiente que me faltaba? De repente, las palabras de Mateo 10:29-31 pasaron por mi mente: "¿No se venden dos pajarillos por un céntimo? Pero ni uno de ellos caerá a tierra fuera del cuidado de vuestro Padre. Y hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. Así que no tengáis miedo; valéis más que muchos pajarillos".  

Dios susurraba a mi corazón que podía acudir a Él para cualquier cosa, grande o pequeña. Me estaba mostrando que si Él se preocupaba lo suficiente como para ayudarme a encontrar este pequeño pendiente -y lo hizo-, yo ni siquiera podía imaginar todas las formas en que Él estaba obrando en la vida de mi amiga.  

HAZ CLIC AQUÍ PARA OBTENER LA APLICACIÓN FOX NEWS

Yo estaba, y sigo estando am totalmente asombrada del tierno cuidado del Padre. Servimos a un Dios tan amoroso que no sólo escucha todas y cada una de las oraciones, sino que nos permite ser testigos de Su mano en acción mientras las responde fielmente.  

Podemos descansar sabiendo que, como dice la canción evangélica "Waymaker": "Incluso cuando no lo vemos, Él está trabajando. Él NUNCA deja de trabajar".  

HAZ CLIC AQUÍ PARA LEER MÁS DE CHRISTEN LIMBAUGH BLOOM

Carga más..