Los votantes del condado de Los Ángeles despidieron el martes -con prejuicios- a su fiscal del distrito, George Gascón. El jueves por la mañana perdía por más de 20 puntos porcentuales frente a su contrincante Nathan Hochman, republicano que se presenta como independiente y que fue fiscal general adjunto durante el mandato de George W. Bush.
Resulta que incluso los votantes azules han llegado a un punto de inflexión con la delincuencia y han perdido la confianza en los fiscales que llevan a cabo experimentos sociológicos en tiempo real a los que llaman reforma. Están listos para que Hochman revierta las políticas de Gascón.
Gascón deja tras de sí un legado empañado, aunque es posible que consiga una cómoda sinecura al estilo del ex fiscal del distrito de San Francisco Chesa Boudin. Boudin fue destituido en 2022 por las mismas razones por las que Gascón perdió: era ineficaz y estaba más dedicado a una agenda política que a hacer frente a la delincuencia. El no fiscal radical dirige ahora el Centro de Derecho Penal y Justicia de la Facultad de Derecho de la Universidad de California, Berkeley.
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No hace muchas décadas, Los Ángeles se tomaba en serio la ley y el orden. Como el resto del estado, no era lugar para delinquir porque las consecuencias eran importantes. Pero el condado acabó dominado por los progresistas, que transformaron la extensa megalópolis en una especie de paraíso para los delincuentes.
Gascón, un progresista financiado por el filántropo de extrema izquierda George Soros -que cree que la delincuencia es un síntoma de desigualdad racial y económica y muestra poca compasión hacia las víctimas- asumió el cargo en diciembre de 2020. En su equipo de transición figuraban abogados de derechos civiles y activistas de la reforma de la fianza, según Los Angeles Times, y al menos un activista de la justicia medioambiental.
Como nuevo fiscal del distrito, Gascón prometió una modernización que produciría un sistema que"mejoraría nuestra seguridad y humanidad". Sin embargo, desde el primer día, impidió que los fiscales pidieran fianzas en metálico en casos de delitos no graves o no violentos, presentó ampliaciones de condena que aumentarían las penas e imputó a menores como adultos aunque fueran detenidos por delitos viciosos.
Los delitos leves, como allanamiento de morada, alteración del orden público, amenazas criminales e intoxicación pública, debían ignorarse por completo.
Durante los dos años siguientes, Gascón se enfrentó a un par de intentos de destitución. Los desafectos no veían en él a un "policía de primera" comprometido con la ley, sino a un charlatán que, tras jurar su cargo, empezó a "dictar directrices a sus fiscales, dándoles instrucciones para que fueran
blandos con la delincuencia, mimaran a los delincuentes y pisotearan la dignidad y los derechos de las víctimas de delitos".
Esquivó ambas, ya que las campañas no alcanzaron el número de firmas necesario para incluir las revocaciones en la papeleta electoral. Sin embargo, los votantes no se sentían tan caritativos en 2024.
Una de las manchas más notables en el historial de Gascón es el asesinato de Jacqueline Avant, tiroteada por la espalda en 2021 en su casa de Beverly Hills. Aariel Maynor, que se declaró culpable del crimen, había sido puesto en libertad anticipada en virtud de la Proposición 57, una medida apoyada por Gascón que ponía en libertad a los delincuentes. Tras su detención, Maynor se jactó de queiba a "salir de la cárcel... probablemente le caerían como 20... 25 años", porque, escribió Steve Smith, del PRI, "se había corrido la voz de que Gascón era blando con la delincuencia".
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Gascón no sólo estuvo a favor de la Proposición 57, sino que también fue coautor de la Proposición 47, que rebajó algunos delitos graves a delitos menores y llegó a ser tan despreciada que los votantes la enmendaron por abrumadora mayoría esta semana en forma de Proposición 36.
Antes de desgastarse en Los Ángeles, Gascón pasó ocho años como fiscal del distrito de San Franciscoimpartiendo una justicia alimentada por "la política de café perpetuada por donantes ricos y pseudointelectuales con escasa experiencia personal en la vida ordinaria del estadounidense medio", dice Smith.
Al igual que ha hecho en Los Ángeles, Gascón se negó a perseguir los delitos contra la calidad de vida, porque no son más que una"molestia" para los residentes. También decidió que no merecía la pena separar a los delincuentes de la sociedad.
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Su actuación se hizo rancia, incluso en la progresista San Francisco. Cuando Gascón anunció que dimitía como fiscal del distrito, la respuesta de la Asociación de Agentes de Policía local fue "que le vaya bien". Los agentes se alegraron de que se fuera, aunque lamentaron que "se llevara su historial de fracasos a un condado aún más grande, donde puede causar aún más daño."
Se desconoce cuál será el próximo destino de Gascón. Pero sea cual sea su destino, sigue siendo una amenaza para la seguridad pública.