Hargrave, director general del Museo de la Biblia: Necesitamos luces navideñas ahora más que nunca

Una pandemia mundial, la injusticia racial, las luchas políticas... parece que la oscuridad nunca desaparecerá.

Lentamente, las puntas de la estrella giran, bañando a los espectadores con los ojos muy abiertos en su resplandor. Mientras contemplo la magnífica interpretación multicolor de la Estrella de Belén en el Gran Salón del Museo de la Biblia, donde ejerzo de director general, reflexiono sobre la necesidad humana de luz.

Una pandemia mundial, la injusticia racial, las luchas políticas... parece que la oscuridad nunca se disipará.

Y en estas fiestas especialmente difíciles, necesitamos la luz más que nunca.

Por supuesto, ni el cristianismo ni la Navidad tienen el monopolio de las luces. Pueblos de distintas creencias y culturas incorporan las luces a sus ceremonias de culto, rituales y fiestas.

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La semana pasada, los judíos de todo el mundo comenzaron la observancia de Janucá, la conmemoración anual de la revuelta macabea en la que un pequeño grupo de judíos recuperó el Templo de Jerusalén de sus enemigos.

Cada noche de Hanukkah, se enciende una vela en la menorá en recuerdo de la menorá que permaneció milagrosamente encendida durante ocho días mientras se libraba la encarnizada batalla por el Templo. A los judíos, la luz de la menorá les recuerda que deben tener esperanza, que deben recordar que Dios seguirá proveyéndoles y vindicándoles incluso cuando las circunstancias parezcan imposibles.

Parece que existe un asombro y un aprecio universales por la luz.

Por eso la Biblia me parece tan fascinante: nos dice que la luz no es sólo una cosa, sino una persona. La luz es parte integrante de la historia de la Natividad.

La noche del nacimiento de Jesús (que no fue el 25 de diciembre, aunque muchos cristianos lo celebran ese día), un grupo de pastores estaba "en el campo, velando de noche sobre su rebaño" (Lucas 2:8). De repente, se vieron rodeados por una luz resplandeciente y aterradora, y oyeron unas palabras que probablemente nunca imaginaron que oirían:

"...se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor brilló en torno a ellos, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: 'No temáis, porque he aquí que os anuncio una gran alegría que será para todo el pueblo. Porque os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Y esto os servirá de señal: encontraréis a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre'" (Lucas 2: 9-12).

Y la luz les obligó a encontrar al niño Jesús.

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Algunos años más tarde, una luz sobrenatural volvería a aparecer en el cielo. Los Magos u "hombres sabios" vinieron de Oriente en busca del niño-Salvador, guiados por una estrella:

"Y he aquí que la estrella que habían visto al salir iba delante de ellos hasta posarse sobre el lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella, se alegraron sobremanera con gran gozo. Y entrando en la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose le adoraron. Luego, abriendo sus tesoros, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra" (Mateo 2,9b-11).

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La luz celestial les condujo a la Luz. Como dijo el propio Jesús al comenzar su ministerio terrenal: "Yo am la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Juan 8:12).

"Luz" tiene numerosas definiciones, pero quizá la más importante sea ésta "algo que hace posible la visión". Piensa en el alivio que se siente cuando un espacio oscuro se ilumina de repente, aunque sea por la llama más diminuta.

Jesús es la Luz que nos ayuda a ver en la oscuridad. Esto es lo que los cristianos de todo el mundo celebran cada Navidad.

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No hay nada inherentemente sagrado, especial o incluso cristiano en las luces o velas de Navidad. En el Museo de la Biblia, poner luces de Navidad es nuestra forma de decir: "Aún tenemos esperanza". Y cada vez que entro en el Gran Hall, ver las luces de Navidad me hace poner en perspectiva mi fe, el mundo y este año.

No sabemos lo que nos espera. Pero sabemos que la oscuridad siempre es vencida por la luz.

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