El New York Times derrama más tinta sobre Elon Musk, pero el "Chief Twit" de Twitter tendrá la última palabra

El momento en que el New York Times ataca a Elon Musk no es una coincidencia

5...4...3...2...1. No, no se trata de un lanzamiento de SpaceX, sino de la sincronización como un reloj del ataque más reciente del New York Times a Elon Musk. 

Que el artículo del Times sobre Musk se publicara el mismo día en que el fundador de Tesla cambió su biografía en Twitter por la de "Chief Twit" y llevó un fregadero a la sede de Twitter, bromeando en un tuit con "let that sink in" (deja que se hunda), no es ninguna coincidencia. En realidad, la coincidencia -que es un intento de desacreditar a Musk mientras toma las riendas de la máquina de influir de Internet- es la cuestión.

En su artículo de ataque, el Times hizo una gran y grandilocuente afirmación sobre el multimillonario, presentando a Musk como "un nuevo y caótico actor en el escenario de la política mundial". Seguramente, con tanto en juego, el Times sólo aportaría las afirmaciones más creíbles, corroboradas por una excelente fuente de información. ¿Verdad?

Pues resulta que no tanto. Aparte de dos expertos de think tanks de los que nadie ha oído hablar, el Times utilizó precisamente dos fuentes para respaldar el artículo. Una es un activista de los derechos digitales que declaró públicamente que otras personas que no son Elon Musk crearon ataques de phishing relacionados con el intento de Musk de lanzar Starlink en Irán, donde los manifestantes se están levantando contra el régimen despótico, que cerró Internet en el país.

ELON MUSK VISITA LA SEDE DE TWITTER ANTES DE LA FECHA LÍMITE PARA LA ADQUISICIÓN DE 44.000 MILLONES DE DÓLARES

La otra fuente es un funcionario de Taiwán que desaprueba los comentarios que Musk hizo sobre la creación de un compromiso entre la isla nacional y China, el mismo enfoque que el New York Times impulsó en un importante artículo de opinión el año pasado. Y para hacer todo este reportaje de crack, el Times contó con ocho -¡sí, ocho!- reporteros.

De mi largo historial de investigación de las fechorías del Times, incluido mi libro sobre el periódico "La Dama Gris guiñó el ojo", he aprendido que uno de los indicios más flagrantes de que algo va mal es el uso de la repetición excesiva. Repite la falsa afirmación de que el agente Sicknick fue asesinado en el Capitolio el 6 de enero hasta que quede alojada en la ventana de Overton. Reproduzcan la idea de que Rusia pagó recompensas a soldados talibanes para que asesinaran a soldados estadounidenses hasta que se acepte como un hecho. Dinos una y otra vez que EEUU es un país profundamente racista fundado en la injusticia, y al final acabaremos cediendo.

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En caso de que te preocupe que el último artículo del Times sobre Musk como "agente del caos" no sirva para convencer de ello a los estadounidenses escépticos ante los medios de comunicación, no lo estés. Hace sólo 12 días, el Times hizo su primera incursión en la pieza con un artículo titulado "Elon Musk fomenta más controversia geopolítica con una disputa sobre Ucrania en Internet".

El indicio más flagrante de que algo va mal es el uso de repeticiones excesivas.

¿Te preocupa que el Times no haya convencido suficientemente a sus lectores de que el "mercurial" Musk será malo para Twitter? Pues lee sus artículos del 21 de octubre ("un famoso empresario mercurial"), 10 de octubre, 6 de octubre ("es probable que haga del sitio un lugar más agradable para los demagogos racistas y los teóricos de la conspiración") y 5 de octubre ("sus planes para hacer de Twitter una plataforma más amigable para las voces de la derecha"). Y por si fuera poco, no dejes de leer las opiniones del Times sobre cómo las ideas de Musk destruirán el tránsito.

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El Times te quiere hacer creer muchas cosas sobre Musk. En otro tiempo, podríamos haber creído al pie de la letra al antiguo "periódico oficial" del país. Pero cuando millones de estadounidenses vean a Musk hacer realidad sucesivos logros aparentemente imposibles -aterrizar cohetes en naves, recrear la industria del vehículo eléctrico y lanzar una serie de satélites de Internet-, la última palabra podría pertenecer no al periódico que derrama barriles de tinta para imponer una ideología, sino al magnate que invierte miles de millones de dólares para inventar nuestro futuro. Deja que lo asimiles.

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