Richard Nixon: el último gran liberal

Cuando celebramos el centenario de Richard Nixon, hay mucho más sobre lo que reflexionar que sobre el escándalo Watergate. Nixon es muchas cosas para mucha gente, pero 40 años después de su aplastante victoria en la reelección de 1972, queda más claro que también es algo que pocos habrían imaginado: El último liberal de EEUU.

Eso puede parecer algo exagerado, un malentendido de la presidencia de Nixon y de sus políticas. Pero me atrevería a replicar que, si echamos la vista atrás a los últimos 45 años y pico de la historia estadounidense, tenemos sobradas pruebas de que las credenciales de Nixon le situarían en franca contradicción con el Partido Republicano actual.

Aunque Nixon, y otros republicanos de los años 70, nunca lo habrían expresado así, nuestro 37º presidente era un presidente pro-gran gobierno, pro-gastos públicos y pro-red de seguridad social.

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Nixon no sólo fue un ferviente partidario de la Ley de Aire Limpio, la primera ley federal diseñada para controlar la contaminación atmosférica a nivel nacional; también nos dio la Agencia de Protección Medioambiental. La creación de la EPA representó una expansión del gobierno que se enfrentaría a una feroz oposición si se debatiera hoy. La EPA es también una de las agencias del Capitolio que más detesta la comunidad empresarial, junto con la Administración de Seguridad y Salud en el Trabajo, que vigila las condiciones laborales. La OSHA es otra creación de Nixon.

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Herbert Stein, principal asesor económico durante las administraciones de Nixon y Gerald Ford, comentó en una ocasión: "Probablemente se impuso más regulación nueva a la economía durante el gobierno de Nixon que en ninguna otra presidencia desde el New Deal".

¿Cuántos recuerdan que Nixon fue un defensor de la discriminación positiva? "Increíble pero cierto", como dijo la revista Fortune en 1994 cuando murió Nixon, "Fueron los Nixonitas los que nos dieron las cuotas de empleo". Aunque muchos atribuyen a John F. Kennedy o Lyndon Johnson el inicio de la acción afirmativa, fue más bien Richard Nixon quien sancionó por primera vez objetivos y plazos formales para romper las barreras al empleo de las minorías.

Las prestaciones de la Seguridad Social, piedra angular de la plataforma del Partido Demócrata, también fueron cruciales para la política de Nixon. Introdujo un impuesto mínimo para los ricos y apoyó una renta garantizada para todos los estadounidenses, una medida que irritaría a los republicanos de hoy hasta límites insospechados.

Y por último, considera la asistencia sanitaria: La reforma propuesta por Nixon habría exigido a los empresarios que contrataran un seguro médico para sus empleados y subvencionado a los que no pudieran permitírselo. La versión de Nixon de la asistencia sanitaria nacional era un concepto mucho más liberal que el de Bill Clinton o Barack Obama, y fracasó debido a la oposición demócrata, no a la falta de apoyo del propio partido de Nixon. (Ted Kennedy dijo más tarde que oponerse al plan sanitario de Nixon era uno de sus mayores remordimientos políticos).

En política exterior. La famosa política de Nixon de "puertas abiertas a China", en plena Guerra Fría, abrazó al Pekín comunista y la noción de un mundo cada vez más multipolar. La flexibilidad ideológica y la previsión de Nixon demostraron un pensamiento que iba más allá de las divisiones partidistas, un tipo de razonamiento casi completamente ajeno a la derecha actual.

Teniendo todo esto en cuenta, no me cabe duda de que Nixon no sería bienvenido en el Partido Republicano actual. Teniendo en cuenta sus ideales y su historial en el cargo, no es de extrañar que el Partido Republicano eligiera comparar a Mitt Romney con Ronald Reagan en la campaña de 2012, en lugar de con Richard Nixon. Porque Nixon defendía un enfoque y una filosofía que los republicanos abandonaron hace mucho tiempo.

Así pues, en el centenario del nacimiento de Nixon, deberíamos recordarle como un presidente que contribuyó a cambiar la faz del mundo y a poner fin a la Guerra Fría. Lo hizo con lo que, hoy en día, parecería garbo liberal.