El busto de Churchill protagoniza la reafirmación de la relación especial entre Trump y May

El presidente Trump, en su primera reunión con la primera ministra británica, Theresa May, el viernes, prometió su "apoyo duradero" a la relación histórica entre Estados Unidos y el Reino Unido, y calificó una Gran Bretaña independiente de "bendición para el mundo".

Durante la que también fue la primera reunión de Trump con un dirigente extranjero, ambos posaron en el Despacho Oval ante un busto de Winston Churchill, una posible metáfora de cómo la administración Trump considera que la relación entre ambos países es fundamental para su política exterior.

El ex primer ministro Tony Blair regaló al presidente George W. Bush un busto tras los atentados del 11 de septiembre. El busto fue retirado del Despacho Oval por el presidente Obama en 2009, lo que desencadenó una gran controversia.

"Ésta es la gente original, en muchos, muchos sentidos", dijo a la prensa. "Es un gran honor tener de vuelta a Winston Churchill".

"Bien, gracias, Sr. Presidente", respondió May. "Estamos muy satisfechos".

En una rueda de prensa posterior, Trump elogió la relación especial entre ambos países y señaló que tenía ascendencia británica por parte de madre.

"La relación especial ha sido una de las grandes fuerzas de la historia a favor de la justicia y de la paz y, por cierto, mi madre nació en Escocia", dijo Trump, y añadió que estaba deseando "trabajar estrechamente" con May.

May elogió la "asombrosa victoria electoral" de Trump y dijo que había transmitido una invitación de la reina Isabel II para que Trump visitara el Reino Unido en el marco de una visita de Estado, que él había aceptado.

May dijo que creía que habían entablado una buena relación, y afirmó que habían discutido una serie de temas, entre ellos Siria, Rusia y posibles reformas de la OTAN.

"Estamos unidos en el reconocimiento de la OTAN como baluarte de nuestra defensa colectiva", dijo May, en medio de la preocupación en Europa porque Trump había calificado a la OTAN de "obsoleta" en una entrevista reciente.

May añadió que era importante asegurarse de que la alianza está equipada para luchar contra el terrorismo y la ciberguerra. También acordó animar a los líderes europeos a cumplir su compromiso de gastar el dos por ciento del PIB en defensa nacional. Trump ha criticado a algunos aliados de la OTAN por no contribuir lo suficiente.

Cuando un periodista le preguntó cómo podían llevarse bien la hija de un vicario y un "extrovertido descarado de la televisión", Trump bromeó diciendo que "no es tan descarado como podría pensarse", y afirmó que cree que tendrán una "relación fantástica".

"Queremos poner los intereses de la gente corriente y trabajadora en el centro del escenario", dijo May.

Trump también elogió la salida del Reino Unido de la Unión Europea, conocida como Brexit, afirmando que fue como "una tremenda ventaja" y dijo que Gran Bretaña forjará su propia identidad una vez que abandone el bloque. También dijo que una Gran Bretaña libre y próspera sería una "bendición para el mundo".

Aunque May y Trump son políticos muy diferentes tanto en su estilo como en sus marcas de conservadurismo, los dos comparten algunos puntos en común, y ambos se encuentran algo aislados en la escena internacional.

Aunque May no votó a favor de abandonar la Unión Europea, su gobierno tiene esa responsabilidad como resultado del referéndum nacional del verano pasado. Como consecuencia, se ha encontrado aislada en Europa, ya que los líderes europeos juegan duro e intentan disuadir a Gran Bretaña de abandonar el bloque comercial.

Trump se ha encontrado igualmente aislado, enfrentado a una comunidad internacional que a veces ha rehuido e incluso condenado algunas de sus declaraciones y creencias más controvertidas. Algunos líderes europeos han tratado de distanciarse de Trump, mientras que el jueves el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, canceló una reunión en la Casa Blanca por el plan de Trump de construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México.

En el Reino Unido, mientras tanto, algunos políticos de izquierdas se han mostrado reacios al nuevo presidente y han instado a May a mantener las distancias, consejo que May ha desoído.

El miércoles en el Parlamento, el líder izquierdista del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, presionó a May sobre la Marcha de las Mujeres, preguntándole si apoyaba el movimiento anti-Trump y pidiéndole que le expresara su preocupación por su "misoginia".

"A muchos les preocupa... que en su próxima reunión con el presidente Trump esté dispuesta a ofrecer como sacrificio la oportunidad de que empresas estadounidenses vengan y se hagan cargo de partes de nuestro NHS [Servicio Nacional de Salud] o de nuestros servicios públicos", añadió.

"Yo am no tengo miedo de hablar con franqueza a un presidente de Estados Unidos. am puedo hacerlo gracias a esa relación especial, una relación especial que él nunca tendría con Estados Unidos", replicó, entre vítores de las bancadas tories.

El ex líder laborista Ed Miliband, por su parte, instó a May a que dijera a Trump que debe cumplir el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, y añadió con sorna que ofrecería los servicios de científicos del Reino Unido para convencer a Trump "de que el cambio climático no es una patraña inventada por los chinos", ante las risitas de sus colegas legisladores.

Pero los primeros ministros se han enfrentado a menudo a la oposición de la izquierda británica cuando se han acercado a los líderes estadounidenses. Famosamente, el ex primer ministro Blair fue objeto de repetidas críticas y burlas por su relación con el presidente Bush, y caricaturistas, columnistas y legisladores se mofaron de Blair como de un "caniche" que daba facilidades a Bush, a quien los medios de comunicación europeos presentaban con frecuencia como un temerario vaquero.

Carga más..