Sulzberger, asediado, critica a Jill Abramson por su mala gestión

14 de mayo de 2014: Peatones esperan a los taxis frente al New York Times en Nueva York. (AP)

El editor del New York Times, Arthur Sulzberger Jr., consideró que no tenía más remedio que devolver el golpe a Jill Abramson a última hora del sábado, tras ser atacado en los medios de comunicación por motivos sexistas al despedir a su editora ejecutiva.

Sulzberger despidió a Abramson tras llegar a la conclusión de que su redactor jefe, Dean Baquet, habría dimitido de otro modo y que esto habría sido devastador para el periódico, afirma un ejecutivo del Times con conocimiento de la situación. En su lugar, Sulzberger ascendió a Baquet a primer director afroamericano del periódico.

La gota que colmó el vaso fue la conclusión de Sulzberger de que Abramson le había engañado al no informar a Baquet de que pensaba incorporar a otra periodista, Janine Gibson, del Guardian, y darle el mismo título de redactora jefe, dijo el ejecutivo. Eso se consideró una falta de respeto a su ayudante. Baquet se quejó a Sulzberger de haber sido sorprendido poco antes del despido de Abramson.

El despido de Abramson se ha producido en medio de acusaciones de sexismo tras las filtraciones al New Yorker de que su salario de 500.000 dólares era inferior al de su predecesor masculino, Bill Keller. Sulzberger, que ya había emitido un comunicado en el que afirmaba que en realidad ella ganaba un 10% más que Keller en su último año, emitió el sábado un segundo comunicado de duras palabras.

Sulzberger dijo que había "oído repetidamente a sus colegas de la redacción, mujeres y hombres, hablar de una serie de problemas, como la arbitrariedad en la toma de decisiones, el hecho de que no consultara ni reuniera a los colegas con ella, la comunicación inadecuada y el maltrato público a los colegas. Hablé varias veces de estos temas con la propia Jill y le advertí de que, si no los abordaba, corría el riesgo de perder la confianza tanto de la dirección como de la redacción. Ella reconoció que había problemas y aceptó intentar superarlos. Todos queríamos que tuviera éxito. Sin embargo, quedó claro que la brecha era demasiado grande para salvarla y, en última instancia, llegué a la conclusión de que había perdido el apoyo de sus colegas de la cabecera y no podría recuperarlo."

Sulzberger ha recibido una paliza en relaciones públicas, ya que los medios de comunicación han hecho suyo el tema de que Abramson cobraba menos en un periódico cuya página editorial liberal ha defendido la igualdad salarial para las mujeres. También le han llovido críticas por oponerse al brusco estilo de dirección de Abramson, ya que los críticos afirman que los editores masculinos no serían denunciados por exceso de agresividad o prepotencia, y por la forma en que se le mostró bruscamente la puerta.

Pero el ejecutivo con conocimiento de la situación dijo que Sulzberger estaba abierto a una despedida más amistosa, en la que Abramson se quedara un tiempo, sólo para enterarse de que quería ser despedida públicamente y emprender una guerra publicitaria contra su destitución. En opinión de la dirección, Abramson es responsable de filtrar información salarial confidencial -no sólo sobre ella misma, sino sobre otros- y sus amigos en los medios de comunicación están promoviendo su narrativa.

En la declaración, Sulzberger también dijo: "La igualdad salarial de las mujeres es una cuestión importante en nuestro país, que The New York Times cubre a menudo. Pero no ayuda a avanzar en el objetivo de la igualdad salarial citar el caso de una ejecutiva cuya remuneración no era de hecho desigual."

Aun así, el New Yorker informó de que el salario de Abramson como redactora jefe, 398.000 dólares, era inferior al de su redactor jefe masculino de operaciones informativas. También descubrió que ganaba 100.000 dólares menos que su predecesor masculino cuando se convirtió en jefa de la oficina de Washington. Abramson contrató recientemente a un abogado y convenció al Times para que le subiera el sueldo de editora ejecutiva, pero la medida agravó las tensiones con Sulzberger.

En opinión del Times, las cuestiones de remuneración son complicadas. Por ejemplo, cuando Andy Rosenthal asumió el cargo de director de la página editorial del periódico, al principio cobró menos que su predecesora, Gail Collins. Fue Sulzberger quien nombró a Collins primera mujer en ocupar ese puesto.

Durante el último año, dijo el ejecutivo, Sulzberger había estado discutiendo con Abramson lo que él consideraba sus defectos, y éstos se incluyeron en su evaluación anual el pasado diciembre.

Nadie cuestiona las credenciales periodísticas de Abramson. El Times ganó ocho Premios Pulitzer durante su mandato, que duró menos de tres años, adoptó con éxito un muro de pago y amplió su oferta en Internet. Nombró a varias mujeres para altos cargos, y algunas empleadas de la redacción la consideran un modelo a seguir.

Mucho después de que el periódico se enorgulleciera de haber nombrado a su primera mujer editora, la relación se ha derrumbado en una acritud mutua. Pero tras días de ser machacado en la prensa, Sulzberger llegó a la conclusión de que las reglas del juego habían cambiado.

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