La astronauta que viaja a la estación espacial describe lo que más echará de menos en la Tierra

Dentro de poco más de tres semanas, cuando un cohete eleve a la microbióloga Kate Rubins, de 37 años, desde Kazajstán hasta la Estación Espacial Internacional, ese momento marcará su primer viaje al espacio.

Rubins habló el miércoles con FoxNews.com desde Moscú sobre las oportunidades que ofrece la investigación en la ISS, la música que escuchará, su estancia en el campamento espacial cuando era joven y lo que más echará de menos de la Tierra mientras esté en órbita durante unos cuatro meses.

Rubins, experta en virus y antigua becaria del Instituto Whitehead de Massachusetts, ha estudiado anteriormente patógenos como el VIH, el ébola, la viruela y la viruela del mono, y tiene un doctorado en biología del cáncer. Aunque obviamente no se llevará ningún patógeno peligroso al espacio, afirma que está entusiasmada con la plataforma que ofrece la ISS para estudiar la biología celular.

Concretamente, investigará las células cardíacas y óseas en gravedad cero.

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"Vamos a cultivar esas células cardiacas en órbita, y vamos a ver las diferencias entre las células cardiacas cultivadas en la Tierra, donde siempre tienes un vector de gravedad que tira de esas células hacia el fondo de la placa, frente a las células que no tienen peso y están suspendidas a bordo", dijo a FoxNews.com. "Vamos a hacer experimentos similares con células óseas para intentar comprender la pérdida y el deterioro de los huesos".

Mientras que los experimentos en la Tierra siempre han tenido la gravedad como fuerza constante, señaló que la investigación en el espacio no la tiene.

"Nunca hemos podido examinar la gravedad como variable hasta que los humanos han empezado a abandonar el planeta", dijo. Esa oportunidad, dijo, suscita descubrimientos sobre biología, dinámica de fluidos y física.

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A Rubins se le permite llevar música consigo, y aunque dijo que normalmente tienen que mantener la línea de comunicaciones en silencio, se lleva un montón de melodías diferentes para el viaje.

"Tengo de todo, desde música clásica hasta música pop, pasando por música de los años 60, 70 y hasta nuestros días", dijo.

Cuando era pequeña, tenía carteles del transbordador espacial en su habitación de California, e incluso fue a un campamento espacial en séptimo curso. "Fue una gran experiencia", reflexiona. "Fue una oportunidad muy buena para ver cómo entrenan a los niños, organizando una misión. Y descubrí que hay muchos ecos de eso cuando trabajo con los ingenieros, el equipo de formación, los socios internacionales: es un esfuerzo increíble de gente de todo el mundo que apoya esta estación espacial."

Durante su estancia en órbita, dijo que podría echar de menos la textura de estar en la Tierra, sensaciones que los habitantes del planeta dan por sentadas.

"He oído decir a muchas otras personas que, curiosamente, echan de menos el tiempo", dijo. "Echan de menos cosas como la lluvia, echan de menos el olor de la tierra, echan de menos el viento... Estaremos deseando volver a eso cuando volvamos a casa".

Sigue a Rob Verger en Twitter: @robverger

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