Unos huesos misteriosos podrían pertenecer a Juan el Bautista

San Juan Bautista, pintado por Leonardo Da Vinci. (Wikipedia)

Huesos supuestamente de Juan el Bautista analizados por el equipo de investigación. En el sentido de las agujas del reloj, desde arriba a la izquierda, el nudillo, el cúbito, parte del hueso craneal y el molar (juntos) y la costilla. (Universidad de Oxford)

Un pequeño puñado de huesos hallados en una antigua iglesia de Bulgaria podría pertenecer a Juan el Bautista, la figura bíblica que se dice que bautizó a Jesús.

No hay forma de estar seguros, por supuesto, ya que no hay trozos confirmados de Juan el Bautista que puedan compararse con los fragmentos de hueso. Pero el sarcófago que contenía los huesos se encontró cerca de una segunda caja con el nombre de San Juan y la fecha de su fiesta (también llamada día santo), el 24 de junio. Ahora, una nueva datación por radiocarbono del colágeno de uno de los huesos fija su antigüedad a principios del siglo I, lo que concuerda con las historias neotestamentarias y judías de la vida de Juan el Bautista.

"Obtuvimos unas fechas que son realmente muy interesantes", declaró a LiveScience el investigador del estudio Thomas Higham, de la Universidad de Oxford. "Sugieren que los huesos humanos son todos de la misma persona, son de un varón, y tienen una probabilidad muy alta de un origen en Oriente Próximo", u Oriente Medio, donde habría vivido Juan el Bautista.

Misteriosa caja de huesos

Los huesos fueron encontrados en 2010 por los arqueólogos rumanos Kazimir Popkonstantinov y Rossina Kostova mientras excavaban una antigua iglesia en la isla de Sveti Ivan, que se traduce como San Juan. La iglesia se construyó en dos periodos, en los siglos V y VI.

Bajo el altar, los arqueólogos encontraron un pequeño sarcófago de mármol de unos 15 centímetros de largo. En su interior había seis huesos humanos y tres de animales. Al día siguiente, los investigadores encontraron una segunda caja a sólo 50 cm de distancia. Ésta era de una roca volcánica llamada toba. En ella había una inscripción que decía: "Querido Señor, por favor, ayuda a tu siervo Tomás", junto con el nombre de San Juan Bautista y el día de la fiesta oficial de la iglesia.

Un regalo grotesco

Los hallazgos pintan la historia de un hombre llamado Tomás encargado de llevar reliquias, o partes del cuerpo, de San Juan a la isla para consagrar allí una nueva iglesia. En los siglos IV y V era habitual que los mecenas ricos pagaran nuevas iglesias y regalaran reliquias de santos a los monjes que las atendían, explicó Higham a LiveScience. [8 supuestas reliquias de Jesús]

"Podemos imaginar que la construcción de esta iglesia se basó en este importantísimo regalo, quizá del patrón al monasterio", dijo Higham.

Entre los huesos humanos de la caja había un nudillo, un diente, parte de un cráneo, una costilla y un cúbito, o hueso del brazo. Los investigadores sólo pudieron datar el nudillo, porque la datación por radiocarbono se basa en material orgánico, y sólo ese hueso tenía suficiente colágeno para un buen análisis. Sin embargo, los investigadores pudieron reconstruir las secuencias de ADN de tres de los huesos, demostrando que eran de la misma persona, probablemente un hombre de Oriente Próximo.

"Nuestra preocupación era que los restos pudieran estar contaminados con ADN moderno", declaró en un comunicado Hannes Schroeder, investigador del estudio y ex profesor de Oxford. "Sin embargo, el ADN que encontramos en las muestras mostraba patrones de daño característicos del ADN antiguo, lo que nos dio confianza en los resultados. Además, parece algo improbable que las tres muestras dieran la misma secuencia, teniendo en cuenta que probablemente habían sido manipuladas por personas diferentes."

Schroeder añadió que "ambos hechos sugieren que el ADN que secuenciamos era realmente auténtico".

Extrañamente, los tres huesos de animales (uno de oveja, otro de vaca y otro de caballo) eran unos 400 años más antiguos que los huesos humanos del relicario. Esos tres huesos parecen proceder de la misma época y lugar, dijo Higham. Es posible que los colocaran allí para profanar los huesos humanos, dijo. O puede que alguien simplemente intentara que la caja de huesos pareciera un poco más impresionante.

"Es muy curioso", dijo Higham. [8 espeluznantes descubrimientos arqueológicos]

Identificación elusiva

Las investigaciones históricas del profesor de Oxford Georges Kazan sugieren que las reliquias supuestamente procedentes de Juan el Bautista salieron de Jerusalén en el siglo IV. Muchos de estos artefactos pasaron por la antigua ciudad de Constantinopla y es muy posible que desde allí llegaran al monasterio de Sveti Ivan.

Nada de esto prueba que los huesos pertenecieran a una figura histórica llamada Juan el Bautista, pero los investigadores no han podido descartar esa posibilidad, dijo Higham. Su estudio aún no se ha publicado en una revista revisada por expertos, pero el domingo 17 de junio se emitirá en el canal National Geographic del Reino Unido un programa en el que se detalla la investigación. National Geographic financió la investigación.

Aunque los monjes de Sveti Ivan creyeran que los huesos eran de San Juan, puede que no lo fueran. Las reliquias falsas eran y siguen siendo habituales. Por ejemplo, se han venerado al menos 30 clavos como los utilizados para mantener a Jesucristo en la cruz (los biblistas debaten si se habrían utilizado tres o cuatro clavos). Asimismo, el teólogo francés Juan Calvino señaló en una ocasión que si se reunieran todos los supuestos fragmentos de la cruz de Jesús, llenarían un barco. Incluso Juana de Arco ha sido objeto de falsificaciones. Un estudio de 2007 descubrió que supuestos trozos de su cuerpo conservados en una iglesia francesa pertenecían en realidad a una momia egipcia. [9 Falsificadores de arte famosos]

La caja de Sveti Ivan no es el único relicario que se dice que contiene los restos de Juan el Bautista, dijo Higham. Si los investigadores son capaces de analizar otros huesos que se dice que son del santo, podrían construir un caso circunstancial de su autenticidad. No obstante, es probable que una identificación positiva siga estando fuera de su alcance.

"Definitivamente demostrarlo, creo, va a seguir siendo siempre difícil", dijo Higham.

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