El gobierno australiano presionado para que diga si los chinos piratearon el edificio de la nueva agencia de espionaje

28 de mayo de 2013: Una señal de advertencia cuelga de una valla que rodea la nueva sede en construcción de la Organización Australiana de Inteligencia de Seguridad en Canberra, Australia. Las autoridades australianas se han negado a confirmar o desmentir si piratas informáticos chinos habían robado los planos del nuevo edificio de la agencia de espionaje, como afirma un informe periodístico. (AP Photo/Rod McGuirk)

28 de mayo de 2013: La nueva sede de la Organización Australiana de Inteligencia de Seguridad está a punto de terminarse en Canberra, Australia. (AP Photo/Rod McGuirk)

28 de mayo de 2013: La nueva sede de la Organización Australiana de Inteligencia de Seguridad está a punto de terminarse en Canberra, Australia. (AP Photo/Rod McGuirk)

Funcionarios australianos se negaron el martes a confirmar o desmentir si piratas informáticos chinos habían robado los planos de una nueva sede de la agencia de espionaje, como afirma un informe periodístico. Un pequeño partido esencial para el gobierno de coalición exigió una investigación sobre el daño que se ha podido causar.

La televisión Australian Broadcasting Corp. informó el lunes por la noche de que los planos del edificio de la Organización Australiana de Inteligencia para la Seguridad, de 630 millones de dólares australianos (608 millones de dólares estadounidenses), habían sido robados mediante un ciberataque a un contratista de obras. Los planos, que incluían detalles como el cableado de comunicaciones, la ubicación de los servidores y los sistemas de seguridad, habían sido rastreados hasta un servidor chino, informó la cadena.

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Des Ball, experto en ciberseguridad de la Universidad Nacional de Australia, dijo que China podría utilizar los planos para pinchar el edificio, que está a punto de terminarse en Canberra, la capital, tras largos retrasos en su construcción.

Ball dijo a la ABC que, dada la brecha, la ASIO tendría que operar con la "máxima sensibilidad" dentro de su propio edificio o simplemente "arrancar todo por dentro y... empezar de nuevo".

El fiscal general Mark Dreyfus, ministro encargado de la agencia de espionaje, se negó el martes a confirmar o desmentir el informe, alegando una antigua política del gobierno de negarse a hacer comentarios sobre asuntos de seguridad.

Interrogada sobre la supuesta brecha de seguridad en el Parlamento, la primera ministra Julia Gillard calificó de "inexacto" el informe de la ABC, pero se negó a entrar en detalles.

El partido minoritario de los Verdes, en el que se apoya el Partido Laborista de centro-izquierda para mantener su gobierno en minoría, ha exigido una investigación sobre el futuro del problemático edificio, que ha estado plagado de sobrecostes respecto a un presupuesto original de 460 millones de dólares australianos.

"Ya es hora de que se lleve a cabo una investigación independiente sobre toda la triste historia del edificio de la ASIO y sobre hasta qué punto el actual pirateo ha comprometido su capacidad para ser alguna vez el edificio y servir al propósito para el que fue concebido", declaró a la prensa la líder de los Verdes, Christine Milne.

Afirmó que no debía gastarse más dinero en el edificio hasta que se llevara a cabo una investigación sobre la veracidad de la acusación de pirateo y el alcance del supuesto compromiso de la seguridad.

El presunto pirateo parecería "una infracción extremadamente grave" para los aliados de Australia en materia de intercambio de inteligencia, incluido Estados Unidos, afirmó Milne.

Dreyfus no respondió inmediatamente a la petición de investigación de los Verdes.

ASIO, la principal agencia de espionaje de Australia, ha crecido rápidamente desde los atentados de Al Qaeda contra Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001, y está construyendo su nueva sede para albergar a su creciente personal. La plantilla se ha triplicado hasta casi 1.800 personas en una década.

Tobias Feakin, analista de seguridad nacional del Instituto Australiano de Política Estratégica, dijo que si se ha producido una brecha de seguridad, podría afectar al intercambio de inteligencia con aliados, incluido Estados Unidos.

"No hay duda de que casos como éste, si se demuestran ciertos, crean un periodo de dificultad", dijo Feakin. "Pero una cosa que ocurriría es que se proporcionaría asistencia mutua para poder tapar esa brecha y ninguna agencia de inteligencia podría permitir que ese tipo de brecha continuara".

El ministro de Asuntos Exteriores, Bob Carr, se negó a discutir las acusaciones, pero afirmó que éstas no ponen en peligro los lazos de Australia con su socio comercial más importante, China.

"No tiene absolutamente ninguna implicación para una asociación estratégica", dijo Carr. "Tenemos enormes áreas de cooperación con China".