Pastor estadounidense encarcelado sin notificación de cargos mientras visitaba a su familia en Irán

Un iraní de 32 años, ciudadano estadounidense y cristiano converso, ha sido encarcelado sin que se le hayan notificado cargos formales mientras visitaba a su familia en Irán, según su esposa y sus abogados en Estados Unidos, que ahora esperan que una campaña mediática ayude a ponerlo en libertad.

El reverendo Saeed Abedini, que vive en Estados Unidos con su esposa y sus dos hijos pequeños, estaba realizando una de sus frecuentes visitas para ver a sus padres y al resto de su familia en Irán, su país de origen y donde pasó muchos años como líder cristiano y organizador comunitario desarrollando las comunidades clandestinas de iglesias domésticas iraníes para cristianos conversos.

En este último viaje, el gobierno iraní lo bajó de un autobús y le dijo que debía enfrentarse a una pena por su anterior trabajo como líder cristiano en Irán.

Actualmente está a la espera de juicio en la prisión iraní de Evin, de notoria brutalidad, donde está encarcelado desde finales de septiembre.

"Cuando se hizo cristiano, se convirtió en un criminal en su propio país. Su pasión era llegar al pueblo de Irán", declaró Naghmeh, su esposa, en una entrevista exclusiva con Fox News.

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"Procedía de una familia muy unida y le encantaba evangelizar y repartir Biblias por las calles de Teherán. Era su pasión", dijo.

En julio, Abedini dejó a su mujer y a sus hijos para ir a Irán a visitar a su familia y continuar una iniciativa humanitaria que inició hace años para construir un orfanato.

Tras una breve visita a un país cercano, Abedini viajaba de regreso a Irán para coger su vuelo de vuelta a Estados Unidos cuando miembros de la Guardia Revolucionaria iraní detuvieron su autobús cerca de la frontera entre Turquía e Irán y sacaron a Abedini del autobús, confiscando sus pasaportes y sometiéndolo a un intenso interrogatorio, según su esposa.

Tras semanas bajo arresto domiciliario y muchas llamadas a la oficina de control de pasaportes de Irán para interesarse por la situación de su pasaporte confiscado, le comunicaron a Abedini que su caso había sido remitido a la Guardia Revolucionaria, la fuerza militar de élite del gobierno iraní.

El 26 de septiembre, cinco hombres abrieron a patadas la puerta de la residencia de los padres de Abedini en Teherán, donde recogieron todos los dispositivos de comunicación y lo detuvieron mientras ponían bajo arresto domiciliario al resto de los miembros de su familia, que también son cristianos conversos del Islam.

La familia permanece bajo arresto domiciliario, según Naghmeh.

Dos días antes de la redada en su domicilio, Naghmeh afirma haber recibido una llamada a su teléfono móvil en Estados Unidos, de alguien que cree que era un agente del gobierno iraní, amenazándola con que "no volvería a verle".

Abedini es el padre de un movimiento de iglesias domésticas en Irán, una comunidad de lugares de culto clandestinos para ex musulmanes que se convierten al cristianismo y a los que no se permite rezar formalmente en iglesias reconocidas.

En el transcurso de su participación, su movimiento eclesiástico llegó a tener unas 100 iglesias en 30 ciudades iraníes, con más de 2.000 miembros.

"Crecía muy deprisa. Consideran que las iglesias clandestinas son una amenaza y que el cristianismo es una herramienta de Occidente para socavarlos", afirmó Naghmeh. "Piensan que si el país se hace más cristiano, dejarán de estar bajo la autoridad islámica. Por eso es una amenaza".

Pero "el cristianismo le salvó la vida", dice Naghmeh de su marido, que se convirtió a los 20 años, tras sufrir una grave depresión por haber sido entrenado como terrorista suicida por un grupo musulmán radical.

Abedini fue reclutado en el instituto y llevado a la mezquita para ser adiestrado, dice. Cuanto más se esforzaba por ser un musulmán devoto y más profundizaba en el entrenamiento, más deprimido se sentía.

Según la sharia, o ley islámica, un musulmán que se convierte al cristianismo está al mismo nivel que alguien que libra una guerra contra el islam. Las condenas a muerte para estas personas están prescritas por fatwas, o decretos legales, y reforzadas por la Constitución iraní, que permite a los jueces basarse en fatwas para determinar los cargos y las condenas por delitos no contemplados en el código penal iraní.

Todas las minorías religiosas de Irán, incluidos bahaíes, zoroastrianos, judíos y cristianos, se han enfrentado a diversas formas de persecución y marginación política y social a lo largo de los 30 años de reinado del régimen. Pero el gobierno reserva su castigo más duro para quienes han abandonado el Islam.

Durante las numerosas rondas de interrogatorios, a Abedini se le ha dicho informalmente que se le acusará de amenazar la seguridad nacional de Irán y de espionaje, debido a su implicación con iglesias cristianas domésticas y ministerios cristianos extranjeros de televisión por satélite.

El gobierno iraní ofreció una fianza de 500 millones de tomans, unos 410.000 dólares estadounidenses. La familia de Abedini ha preparado ya muchas veces los documentos de la fianza, pero no ha conseguido que la acepten o aprueben, según dicen.

Esta misma semana prepararon de nuevo los documentos de la fianza, pero les dijeron que no iban a aceptarlos. Cuando preguntaron, les dijeron: "¡Boro Gomsho!" o piérdete.

"Es más duro para los niños", dijo Naghmeh. "Saeed era un padre que se quedaba en casa. Mi hija me ha dicho que se está olvidando de la voz de papá y me ha preguntado: '¿Crees que ahora tiene barba? Ni siquiera se me había ocurrido. No para de poner los vídeos caseros una y otra vez. Por la noche es lo más duro, porque él tenía una rutina nocturna con ellos en la que les leía libros y les arropaba. Es lo que más echan de menos".

Abedini y su esposa se habían conocido en Irán en 2002, mientras ella trabajaba allí para unos parientes iraníes, y se casaron poco después. Juntos, trabajaron como líderes cristianos en las iglesias domésticas clandestinas. Tras sufrir persecución por estas actividades, en 2005 se trasladaron juntos a Estados Unidos.

Su primer viaje a Irán fue en 2009, con su esposa y sus dos hijos, para visitar a su familia, cuando fue objeto de escrutinio por parte del gobierno. Cuando la familia intentaba coger su vuelo de regreso a Estados Unidos, Abedini fue detenido y se le dijo que tendría que permanecer en el país para ser interrogado más a fondo. Su esposa y sus hijos fueron embarcados en un avión con destino a Estados Unidos, separados de su esposo y padre.

Tras la detención y rondas de intensos interrogatorios, en los que los interrogadores amenazaron de muerte a Abedini por su conversión al cristianismo, accedieron a ponerlo en libertad, según sus abogados, pero sólo después de que firmara un acuerdo por escrito en el que el gobierno no le acusaría por sus actividades cristianas, y se le permitiría entrar y salir del país siempre que cesara en todas las actividades oficiales de la iglesia doméstica.

Según sus abogados, había cumplido este acuerdo. "Pensó que si cumplía su parte, ellos cumplirían la suya. Fue transparente sobre su labor humanitaria allí", declaró Tiffany Barrans, directora jurídica internacional del Centro Estadounidense para el Derecho y la Justicia, con sede en Washington D.C., organización que representa a la familia de Abedini residente en Estados Unidos.

Éste era su noveno viaje desde 2009 para visitar a su familia y continuar su labor humanitaria en el desarrollo de un orfanato no sectario en la ciudad de Rasht, en un terreno propiedad de la familia.

"Aquí se da una situación de detención arbitraria. Irán está violando su propia Constitución y sus obligaciones internacionales. Como ciudadanos del mundo, tenemos que despertar ante estas violaciones. Hay que denunciar a Irán por su violación de estas leyes", afirmó Barrans, que ha estado trabajando muy estrechamente con Naghmeh para presionar por la liberación de su marido.

El Centro Estadounidense para el Derecho y la Justicia está prestando apoyo jurídico a Naghmeh trabajando a través del gobierno estadounidense, miembros del Congreso, diversos gobiernos de todo el mundo y con dirigentes de las Naciones Unidas para ayudar a liberar al pastor Saeed.

Anteriormente, la ACLJ desempeñó un papel integral para llegar a varios representantes del gobierno en el caso del ministro encarcelado Youcef Nadarkhani, que fue liberado de una prisión iraní después de casi tres años tras un tremendo clamor internacional que exigía su liberación.

A pesar de que Abedini fue detenido el 26 de septiembre, la familia optó por trabajar a través de distintos medios privados para conseguir su puesta en libertad. En ese tiempo, sin embargo, se le negó el acceso a un abogado y fue duramente golpeado por los guardias de la prisión. Según su esposa, Abedini también está siendo duramente golpeado por sus compañeros de celda, que se autoidentifican como miembros de Al Qaeda. La familia está muy preocupada por su salud y bienestar.

Estados Unidos no mantiene lazos diplomáticos formales con el gobierno iraní desde 1980 y recurre a esfuerzos alternativos en tales casos.

Fox News se puso en contacto con el Departamento de Estado para pedirle comentarios sobre el caso de Abedini, pero aún no ha recibido respuesta.

"Teníamos la esperanza de que el gobierno iraní ya lo hubiera liberado y de que los esfuerzos privados hubieran tenido más éxito. Además, como Saeed tiene familia en Irán, teníamos que ser conscientes de que cualquier acción pública que se emprendiera podría poner en peligro a su familia", dijo Barrans.

"Ven que la cultura de las iglesias domésticas está viva y prospera. Creen que hacer de su antiguo líder un ejemplo disuadirá a otros de practicar y convertirse al cristianismo."

Varios miembros de la Iglesia Doméstica, amigos y parientes lejanos de Abedini han tenido que huir del país en los últimos meses tras ser citados por el gobierno para reunir pruebas contra él.

A los conversos que se alejan del Islam no se les permite asistir a los servicios de las iglesias oficiales. Las iglesias clandestinas se convirtieron en una forma popular de eludir esta restricción.

"Han negado a los conversos la oportunidad de rendir culto en un lugar de culto oficial. Luego les dicen que no pueden practicar su fe en la clandestinidad, y que hacerlo es un delito contra los intereses de seguridad nacional de Irán. ¿Cómo puede no ser esto una violación de la libertad religiosa?" dijo Barrans.