¿Anti-vax en el Vaticano? Podrías perder tu trabajo

El Vaticano se está tomando muy en serio la postura del Papa Francisco a favor de la vacuna contra el coronavirus

El Vaticano se está tomando muy en serio la postura del Papa Francisco a favor de las vacunas: Cualquier empleado del Vaticano que se niegue a vacunarse contra el coronavirus sin una razón médica válida corre el riesgo de ser despedido.

Un decreto del 8 de febrero firmado por el gobernador de la ciudad-estado del Vaticano dice que los empleados que opten por no vacunarse sin una razón médica probada podrían ser objeto de sanciones que pueden llegar hasta "la interrupción de la relación laboral."

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La directiva citaba la necesidad de proteger a los empleados del Vaticano en el lugar de trabajo, así como las directrices emitidas por la comisión asesora COVID-19 de Francisco, que afirmaba que las personas tienen la responsabilidad moral de vacunarse "dado que rechazar una vacuna puede constituir un riesgo para los demás."

El decreto suscitó un acalorado debate el jueves, ya que sus disposiciones van mucho más allá de la naturaleza generalmente voluntaria de la vacunación COVID-19 en Italia y en gran parte del resto del mundo. El Vaticano es una monarquía absoluta en el corazón de Roma que funciona independientemente de la legislación italiana y de las protecciones laborales italianas.

Los fieles se reúnen mientras esperan a que el Papa Francisco recite la oración del Ángelus desde la ventana de su estudio con vistas a la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el domingo 7 de febrero de 2021. (AP Photo/Gregorio Borgia)

Algunos católicos y otros creyentes han expresado su preocupación religiosa por las vacunas porque algunas de las disponibles estaban indirectamente relacionadas con investigaciones que utilizaban células de fetos abortados. La oficina de doctrina del Vaticano ha juzgado moralmente aceptable que los católicos reciban vacunas COVID-19, incluidas las que se basaron en investigaciones que utilizaron células derivadas de fetos abortados.

Las vacunas no son obligatorias en Italia, donde el año pasado por estas fechas estalló el brote de coronavirus en Europa y que tiene el mayor número de muertes por pandemia de todos los países europeos, excepto Gran Bretaña. Algunos médicos y enfermeras que han expresado sentimientos antivacunas o escepticismo sobre el virus han sido amenazados con sanciones profesionales.

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El comité de bioética del gobierno italiano declaró en noviembre que, aunque no podía descartar la necesidad de exigir vacunas a los miembros de grupos muy expuestos, como el personal médico, cualquier medida para imponer las inyecciones de COVID-19 debe "debatirse en el seno de sus asociaciones profesionales y revocarse en cuanto deje de haber un riesgo significativo para el colectivo".

El Vaticano, que tiene unos 5.000 empleados, va camino de convertirse quizá en el primer país en completar su campaña de vacunación de adultos. El servicio sanitario de la Santa Sede empezó a inocular a los miembros del personal y a sus familias en enero con la vacuna de Pfizer. El propio Francisco ha recibido las dos dosis necesarias, y el Vaticano ha ampliado su oferta de vacunas para cubrir también a las personas sin hogar de la zona.

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