Los cubanos se ven obligados a esperar horas en las colas del gas por la escasez de combustible

La escasez de combustible, achacada a la Administración Trump, ha convertido llenar un depósito en Cuba en un calvario incluso para un país acostumbrado a hacer colas.

Alrededor de La Habana, los conductores pasan días buscando gasolina desesperadamente, llamando a amigos y actualizando grupos de chat en Internet con avistamientos de combustible diésel, normal y de mayor octanaje en las gasolineras. Esta semana, las colas han llegado a ocupar varias manzanas, con esperas de hasta cinco horas. Los conductores aparcan y apagan sus coches para esperar a la sombra y charlar con los amigos mientras los coches se arrastran junto a los surtidores a lo lejos.

Cada vez más, las gasolineras se están quedando sin combustible y la gente sigue esperando en la cola. Los conductores han empezado a hacer cola ante gasolineras vacías con la esperanza de que pase un camión del monopolio estatal de combustible para llenar sus surtidores.

Las autoridades cubanas culpan a la política estadounidense de sancionar a los barcos que traen productos petrolíferos de Venezuela, principal aliado de Cuba y fuente de combustible altamente subvencionado desde hace dos décadas. Observadores externos afirman que la causa más general es la excesiva dependencia energética de Cuba de un único aliado socialista cuya industria petrolera ha entrado en caída libre. Cuba depende de Venezuela para aproximadamente el 60% de su consumo diario, según algunas estimaciones.

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"Una vez más cometieron el gran error estratégico de poner todos los huevos en la misma cesta", afirmó Jorge Piñón, experto en energía y economía cubana y venezolana de la Universidad de Texas. "No aprendieron la lección de los años 80, cuando dependían de la Unión Soviética sin una póliza de seguros que les protegiera de los cambios políticos".

Vehículos esperan en una cola para llenar sus depósitos de gasolina, en La Habana, Cuba, jueves 19 de septiembre de 2019. Una escasez de combustible achacada a la Administración Trump ha convertido llenar un depósito en Cuba en un calvario incluso para un país acostumbrado a hacer colas. (AP)

Sea cual sea la causa, el resultado es una escasez de energía que está paralizando la ya de por sí floja economía cubana y obligando a la gente a pasar gran parte de la semana preocupándose por cómo desplazarse.

"Si no consigo repostar ahora sólo tengo para llegar a casa y aparcar el coche", dijo Karel Pérez, empleado de restaurante de 44 años.

Las tuberías de gas interminables son sólo el signo más visible de una crisis de combustible que ha provocado recortes en el transporte público, los servicios públicos y todo tipo de empresas estatales en una de las últimas economías de planificación centralizada del mundo.

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Se ha recortado el servicio de trenes y autobuses, los empleados estatales trabajan media jornada y se pide a los agricultores que utilicen bueyes para tirar de los arados en vez de conducir tractores. Se han destinado policías a las paradas de autobús y a las gasolineras para controlar las largas colas. Se ha ordenado a los empleados públicos con coches estatales que recojan a los autoestopistas, una medida aplicada por los inspectores públicos que se vio por última vez durante el infame colapso económico conocido como periodo especial que siguió al colapso de la Unión Soviética. En términos más generales, el país lleva meses sufriendo una escasez intermitente de productos básicos como jabón, detergente y, durante un tiempo, pollo, debido a la falta de divisas para comprar bienes importados.

Un conductor empuja su vehículo hacia una gasolinera en La Habana, Cuba, el jueves 19 de septiembre. Cada vez más, las gasolineras se están quedando sin gasolina y la gente sigue haciendo cola. (AP)

Los problemas con el transporte público se hicieron evidentes este mes, provocando un descontento generalizado entre los cubanos. El 11 de septiembre, el presidente Miguel Díaz-Canel anunció que el país tenía que reducir el uso de productos petrolíferos, sobre todo de gasóleo, debido a una escasez de camiones cisterna que achacó a las sanciones de Estados Unidos. Desde entonces, las líneas de gas que serpentean por manzanas se han convertido en una característica del paisaje de La Habana y de todo el país.

El gobierno afirma que la llegada de camiones cisterna en octubre debería aliviar algo la situación, pero muchos cubanos siguen preocupados.

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"Desde que el transporte público va mal intento no salir y voy andando al trabajo", dijo Jacqueline Pereira, empleada estatal de 35 años. "La gente está tensa".

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