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  • El presidente egipcio Abdel Fattah el-Sissi, cuyo cuestionable historial en materia de derechos humanos y represión de la disidencia han suscitado preocupación en la escena mundial, ha sido reelegido.
  • El-Sissi obtuvo el 89,6% de los votos la semana pasada frente a tres aspirantes prácticamente desconocidos.
  • El-Sissi se aseguró por primera vez su hermético control del gobierno de Egipto en 2013, cuando encabezó el derrocamiento del presidente electo Mohamed Morsi.

El presidente egipcio Abdel Fattah el-Sissi, que ha gobernado con un dominio incuestionable durante los últimos nueve años, ganó la reelección para un tercer mandato de seis años, según anunciaron el lunes las autoridades electorales. Se enfrentó a tres oponentes prácticamente desconocidos.

El-Sissi obtuvo una victoria aplastante, con el 89,6% de los votos, según informó la Autoridad Electoral Nacional. La participación fue del 66,8% de los más de 67 millones de votantes registrados.

"El porcentaje de votos es el más alto de la historia de Egipto", declaró Hazem Badawy, jefe de la comisión electoral, que anunció los resultados oficiales en una conferencia de prensa televisada.

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La votación se vio ensombrecida por la guerra entre Israel y Hamás en Gaza, en la frontera oriental de Egipto, que ha amenazado con extenderse a una agitación regional más amplia.

Los egipcios votaron "para expresar su rechazo a esta guerra inhumana", dijo el-Sissi durante un discurso televisado que siguió al anuncio de los resultados. Desde el estallido de la guerra, El Cairo ha acusado a Israel de tratar de empujar a los palestinos de Gaza hacia Egipto y de anular las demandas palestinas de creación de un Estado.

El país norteafricano se encuentra también sumido en una crisis económica, con una inflación mensual superior al 30%. En los últimos 22 meses, la libra egipcia ha perdido el 50% de su valor frente al dólar, y un tercio de los 105 millones de habitantes del país viven ya en la pobreza, según cifras oficiales.

Aliado clave de Occidente en la región, el-Sissi se ha enfrentado a críticas internacionales por el historial de Egipto en materia de derechos humanos y la dura represión de la disidencia. Oficial de carrera del ejército y ministro de Defensa en su momento, dirigió el derrocamiento militar en 2013 de un presidente islamista elegido pero divisivo, Mohamed Morsi, en medio de protestas callejeras generalizadas contra su mandato de un año.

El presidente egipcio Abdel Fattah El-Sisi

El presidente egipcio, Abdel Fattah El-Sisi, habla mientras se reúne con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en el palacio Al-Ittihadiya de El Cairo, el domingo 15 de octubre de 2023. (AP Photo/Jacquelyn Martin, Pool, Archivo)

El-Sissi fue elegido presidente por primera vez a mediados de 2014, y reelegido en 2018. Un año después, las enmiendas constitucionales, aprobadas en referéndum general, añadieron dos años al segundo mandato de El-Sissi y le permitieron presentarse a un tercer mandato de seis años.

Su victoria en estas últimas elecciones se daba por descontada: sus tres oponentes eran figuras políticas marginales que apenas se dejaron ver durante la campaña electoral.

Hazem Omar, jefe del Partido Republicano del Pueblo, quedó en segundo lugar con el 4,5% de los votos, seguido de Farid Zahran, jefe del opositor Partido Socialdemócrata, con el 4%. Abdel-Sanad Yamama, presidente del Partido Wafd, recibió menos del 2% de los votos.

Un joven y ambicioso aspirante a la presidencia, Ahmed Altantawy, abandonó la carrera al no conseguir las firmas necesarias de los residentes para apoyar su candidatura. Se le consideraba la figura opositora más creíble de el-Sissi y afirmó que el acoso de los organismos de seguridad contra su personal de campaña y sus partidarios le impidió alcanzar el umbral de votantes para ser candidato.

En vísperas de las elecciones, el-Sissi prometió ocuparse de la maltrecha economía egipcia, sin ofrecer detalles concretos.

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Expertos y economistas coinciden ampliamente en que la crisis actual se deriva de años de mala gestión y de una economía desequilibrada, en la que las empresas privadas son exprimidas por las estatales. La economía egipcia también se ha visto perjudicada por las repercusiones más amplias de la pandemia del coronavirus y la actual guerra rusa en Ucrania, que sacudió el mercado mundial.

El gobierno de El-Sissi puso en marcha en 2016 un ambicioso programa de reformas respaldado por el Fondo Monetario Internacional, pero las medidas de austeridad dispararon los precios y se cobraron un alto precio entre los egipcios de a pie.

El pasado diciembre, el gobierno consiguió un segundo acuerdo con el FMI con la promesa de aplicar reformas económicas, incluido un tipo de cambio flotante. Desde entonces, el coste de los productos básicos se ha disparado, sobre todo el de las importaciones.

Timothy Kaldas, subdirector del Instituto Tahrir para la Política de Oriente Medio en Washington, afirmó que es muy improbable que se produzca un arreglo rápido de la economía. La inflación seguirá siendo elevada y los inversores estarán cansados, afirmó. "Sin crecimiento integrador e inversión, Egipto nunca alcanzará una base estable".

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Bajo el mandato de El Sisi, miles de críticos del gobierno han sido silenciados o encarcelados. Se trata principalmente de islamistas, pero también de destacados activistas laicos y figuras de la oposición, incluidos muchos de los impulsores del levantamiento de 2011 que derrocó al autócrata Hosni Mubarak.