Los países del G7 condenan el secuestro ruso de ucranianos en Zaporizhzhia y exigen la devolución de las instalaciones
Los expertos han advertido de que la central de Zaporizhzia podría suponer una grave amenaza nuclear para la región
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El G7 pidió el sábado a Rusia que devolviera el control de la central nuclear de Zaporizhzhia al pleno control ucraniano, tras los informes de que Rusia había secuestrado a destacados empleados ucranianos de la instalación.
La central ha sido una gran preocupación tanto para Ucrania como para Rusia durante la invasión del país por el presidente Vladimir Putin, ya que supone una amenaza de catástrofe nuclear si resulta dañada o se deja en mal estado en medio del conflicto. Las naciones del G7 incluyen a EE.UU., Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y el Reino Unido.
"Condenamos los repetidos secuestros de dirigentes y personal ucranianos por parte de Rusia y denunciamos la aplicación de otras formas de presión sobre el personal ucraniano restante", anunció el G7 en un comunicado. "Estas acciones perjudican aún más la seguridad nuclear de la ZNPP [Central Nuclear de Zaporizhzhia] al impedir que el personal clave ejecute sus funciones indispensables. Rechazamos enérgicamente estos actos imprudentes, crueles y peligrosos y exigimos la liberación inmediata de los detenidos."
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"Instamos a Rusia a que devuelva inmediatamente el pleno control de la ZNPP a su legítimo propietario soberano, Ucrania, a que retire a todo el personal ruso de la instalación y a que detenga cualquier intento de poner imprudente y peligrosamente la ZNPP bajo administración rusa, lo que podría poner aún más en peligro su funcionamiento seguro y protegido", añade la declaración.
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La declaración continuaba rechazando la pretendida anexión por parte de Rusia de las regiones ucranianas de Donetsk, Luhansk, Zaporizhzhia y Kherson.
Un equipo del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) desplegado en la central en septiembre informó de que la instalación había sufrido "graves daños" por los ataques de artillería. Tanto Rusia como Ucrania niegan haber atacado la central.
"El primer pilar importante de seguridad que existe en cualquier instalación nuclear es no violar su integridad física", dijo entonces el director general del OIEA, Rafael Grossi. "Y desgraciadamente... esto ha ocurrido. Ha ocurrido y sigue ocurriendo. El ataque físico, voluntario o involuntario -los golpes que ha recibido esta instalación y que pude ver y evaluar personalmente junto con mis expertos- es sencillamente inaceptable."
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"Estamos jugando con fuego y podría ocurrir algo muy, muy catastrófico", añadió.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, pidió que las tropas de la ONU se desplegaran en la instalación y la mantuvieran mientras durara el conflicto.