Un magnate chino desaparece tras llamar "payaso" a Xi y criticar la gestión gubernamental del COVID-19

Un magnate sin pelos en la lengua que criticó al presidente chino Xi Jinping y al Partido Comunista por su pésima gestión del coronavirus ha desaparecido, dicen sus amigos.

Ren Zhiqiang, ejecutivo inmobiliario jubilado, nunca ha sido tímido a la hora de compartir sus sentimientos hacia las personas en el poder. De hecho, el mes pasado llamó "payaso" a Xi, uno de los dirigentes chinos más poderosos de la historia moderna, y criticó los esfuerzos del gobierno por contener el COVID-19.

Un ensayo que Ren compartió con sus amigos en las últimas semanas apuntaba a un discurso que Xi pronunció el 23 de febrero. Ren dijo a sus amigos que "no veía a un emperador allí de pie exhibiendo sus 'nuevos ropajes', sino a un payaso desnudo que insistía en seguir siendo emperador", según el China Digital Times, un sitio web con sede en Estados Unidos.

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En esta foto tomada el 3 de diciembre de 2012, el magnate inmobiliario chino Ren Zhiqiang posa para unas fotos en su oficina de Pekín, China. Siguiendo su promesa de controlar más estrictamente los medios de comunicación, las autoridades chinas cerraron las cuentas de microblogging pertenecientes a un magnate inmobiliario y frecuente crítico del gobierno, después de que éste arremetiera contra los órganos de comunicación estatales por jurar lealtad al Partido Comunista en el poder. (Foto en color de China vía AP) 

Ren también citó una "crisis de gobernanza" dentro del Partido Comunista y sugirió que la falta de libertad de prensa y de expresión en Pekín ha contribuido a suprimir información vital sobre el virus, que se ha transformado en una pandemia mundial y se ha cobrado la vida de 6.470 personas en todo el mundo. En China se han registrado 3.192 muertes.

Wang Ying, confidente íntimo de Ren, dijo a Reuters que nadie ha podido ponerse en contacto con Ren desde el 12 de marzo.

"Ren Zhiqiang es una figura pública y su desaparición es ampliamente conocida", afirmó. "Las instituciones responsables deben dar una explicación razonable y legal al respecto lo antes posible".

Ren, de 69 años, ha declarado públicamente que los medios de comunicación estatales de China deben servir al pueblo chino y no al Partido Comunista, algo con lo que Xi no está en absoluto de acuerdo. Los comentarios de Ren ponen de manifiesto el creciente descontento y frustración por el régimen autoritario de Xi.

En 2016, funcionarios del Partido Comunista Chino pusieron a Ren, que es miembro del partido, un año a prueba después de que criticara las políticas de Xi. En aquel momento, el Partido Comunista dijo que Ren había "perdido su espíritu de partido".

El experto en asuntos exteriores Gordon Chang cree que la desaparición de Ren podría ser una señal de luchas internas en los niveles más altos del Partido Comunista.

"Cuando la gente habla para criticar a Xi Jinping, significa que no hay miedo, porque saben lo que les puede ocurrir, pero o no les importa o lo sienten tan fuerte que lo harán de todos modos", declaró Chang a Fox News. "Cuando eso ocurre, demuestra que el régimen está empezando a resquebrajarse".

Chang cree que Ren hizo comentarios incendiarios que sabía que probablemente circularían porque "probablemente cree que puede salirse con la suya".

"Si cree que puede salirse con la suya, significa que debe tener apoyo en los niveles superiores del partido, y si tiene apoyo en los niveles superiores del partido, significa que hay desunión en la cúpula del partido", dijo Chang.

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A pesar del diluvio de historias positivas impulsadas por los medios de comunicación estatales que pregonan el liderazgo de Xi durante la crisis del coronavirus, cada vez son más las personas que empiezan a hablar. Y es probable que esto ponga muy nerviosos a Xi y a sus secuaces.

Jacob Wang, periodista de uno de esos periódicos de los medios de comunicación estatales, rompió filas recientemente y publicó en las redes sociales las medias verdades que el gobierno chino ha estado contando no sólo a su propio pueblo, sino al resto del mundo. El mes pasado escribió un post condenatorio sobre pacientes enfermos que luchaban por recibir atención médica en medio de un mar de trámites burocráticos.

"Se dejó morir a la gente, y yo am muy enfadada por ello", declaró Wang en una entrevista con The New York Times. "Soy periodista, pero también soy un ser humano corriente".

Al igual que Wang, otros han empezado a desafiar al partido gobernante publicando crudas denuncias y relatos de primera mano sobre encubrimientos del gobierno y fallos masivos en el sistema de asistencia sanitaria.

Xu Zhangrun, profesor de Derecho en Pekín, publicó el mes pasado un ensayo en el que afirmaba que la crisis de la COVID-19 "reveló el núcleo podrido de la gobernanza china". También pidió a Xi que dimitiera. Xi no lo hizo, y Xu fue detenido.

El rechazo a Xi es aún más pronunciado cuando se yuxtapone a la enorme campaña de relaciones públicas de China para presentarlo como un héroe dispuesto a salvar el mundo.

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La semana pasada, Xi visitó Wuhan, zona cero del virus COVID-19. Su gira, hecha para la televisión, fue concebida para enviar al resto del mundo el firme mensaje de que China había vencido a la pandemia que en su día calificó de "demonio".

Chang dice que no sabe hasta dónde están dispuestos a llegar Xi y su partido para mantener las apariencias.

"Es extraordinariamente poderoso", dijo Chang. "Puede ocurrir cualquier cosa".

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