Hungría es el último frente contra la "islamización" de Europa, dice el primer ministro

El primer ministro húngaro, Viktor Orban, utilizó el domingo su discurso anual sobre el estado de la nación para intensificar la retórica antiinmigración, advirtiendo de que los gobiernos europeos favorables a la inmigración han "abierto el camino al declive de la cultura cristiana y al avance del Islam".

Orban, que es favorito para ganar un tercer mandato como primer ministro cuando Hungría acuda a las urnas en abril, conjuró la imagen de una Europa Occidental invadida por los musulmanes, diciendo que "los alemanes de nacimiento se están viendo obligados a abandonar la mayoría de las grandes ciudades alemanas, ya que los inmigrantes siempre ocupan primero las grandes ciudades".

"Somos de los que piensan que la última esperanza de Europa es el cristianismo", dijo Orban. "Si se permite que cientos de millones de jóvenes se desplacen hacia el norte, habrá una enorme presión sobre Europa. Si todo esto continúa, en las grandes ciudades de Europa habrá una mayoría musulmana".

Orban afirmó que su gobierno había "impedido que el mundo islámico nos inundara desde el sur" y predijo que el Islam pronto "llamaría a la puerta de Europa Central" también desde el oeste.

En 2015, el gobierno de Orban ordenó la construcción de vallas a lo largo de las fronteras de Hungría con Serbia y Croacia, en un esfuerzo por desviar el flujo de personas que intentan llegar a Europa Occidental. Desde entonces, se han cerrado los campos de refugiados del país, se ha debilitado enormemente el sistema de apoyo a los refugiados y ahora, a veces, sólo se procesa a uno o dos solicitantes de asilo al día en "zonas de tránsito" fronterizas construidas con contenedores de transporte.

La semana pasada, el gobierno presentó una ley que obligaría a los grupos cívicos que organizan, apoyan o financian la migración a solicitar permiso al ministro del Interior para operar en Hungría, así como a pagar una tasa del 25 por ciento sobre la financiación recibida del extranjero.

También podría prohibirse a las personas que trabajan con inmigrantes acercarse a menos de ocho kilómetros de la mayoría de las fronteras húngaras, lo que posiblemente impediría que los abogados y otras personas pudieran reunirse con los solicitantes de asilo detenidos en la frontera.

El proyecto de ley ha suscitado duras críticas del Consejo de Europa, Amnistía Internacional y el gobierno alemán, entre otros.

Associated Press colaboró en la elaboración de este informe.

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