Espía israelí relata la audaz misión en la que capturó al nazi Adolf Eichmann, arquitecto de la "Solución Final

Rafi Eitan, espía israelí relata la audaz misión en la que capturó al arquitecto de la "Solución Final Nazi".

Rafi Eitan, espía israelí relata su audaz misión.

Los supervivientes del Holocausto suelen referirse a la "banalidad del mal" al describir lo extraordinariamente corrientes que parecían incluso los nazis de más alto rango tras su captura por colaborar en el asesinato en masa de más de 6 millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

En una reunión con motivo del Día Internacional de Conmemoración del Holocausto, que marca la liberación de los campos de exterminio de Auschwitz-Birkenau, Rafi Eitan tiene el aspecto de cualquier otro tío abuelo anciano: audífonos, gafas gruesas y un jersey gris bajo la americana. Su comportamiento y aspecto son más propios de un viejo vendedor de seguros que de James Bond. El observador casual le dedicaría el mayor de los elogios para un agente de campo de los servicios de inteligencia: Es imposible que sea un espía.

"Sabía que estamos haciendo algo (que) quedará en la historia judía, quizá en la historia mundial, se escribirá como una de las operaciones justas", dijo, delatando quizá que tras su sonrisa amable y tranquila se esconde un hombre que encarna la banalidad de la grandeza.

Lo único que delata su pasado es el brillo que aparece en sus ojos cuando cuenta la historia de una misión de espionaje tan audaz, tan increíble, tan brillantemente ejecutada, que todavía se considera la norma de oro para los servicios de inteligencia de todo el mundo.

Eitan dirigió el equipo del Mossad israelí que capturó a Adolf Eichmann, el arquitecto nazi del Holocausto, en una calle de Argentina y lo llevó a Israel para ser juzgado en 1960.

Eichmann se había encargado de organizar la "Solución Final" del Holocausto -el plan nazi para exterminar a los judíos- hasta los horarios de los Trenes de la Muerte hacia los campos.

Como muchos criminales de guerra nazis, Eichmann escapó a Argentina en la confusión que siguió a la Segunda Guerra Mundial.
Vivió bajo el nombre de Ricardo Klement mientras desempeñaba diversos trabajos y vivía con su familia, a la que había traído de Alemania. A mediados de la década de 1950 empezaron a filtrarse rumores desde Argentina de que Eichmann estaba allí.

El famoso cazador de nazis Simon Wiesenthal recibió una postal de un amigo que decía haber visto a Eichmann en la calle, y poco a poco los servicios de inteligencia de Israel empezaron a cercarle.
Durante meses, los equipos de vigilancia siguieron a Eichmann, intentando cotejar sus fotos con las de sus días en las SS.

Finalmente, comunicaron a Tel Aviv que creían tener a su hombre.

Israel, como país, tenía menos de dos décadas. El Mossad era muy hábil operando en Israel y en el mundo árabe, pero Argentina estaba muy lejos de casa.

Oficiales del Mossad urdieron un plan tan simple, pero tan audaz, que asombraría al mundo. Un equipo del Mossad volaría a Buenos Aires como parte de la delegación israelí para celebrar el 150 aniversario de Argentina. El equipo secuestraría entonces a "Klement" cuando volviera a casa del trabajo, comprobaría que se trataba efectivamente de Eichmann y lo sacaría clandestinamente del país.

¿Y si Eichmann opusiera resistencia? ¿Y si alguien les vio secuestrarle? ¿Y si su familia llamaba a las autoridades argentinas cuando no volvía a casa? Todo tenía que funcionar a la perfección: sólo un giro equivocado, un policía observador, una contingencia no prevista podría llevar al equipo del Mossad a la cárcel y permitir la fuga de Eichmann.

La noche del 11 de mayo de 1960, mientras Eichmann volvía a casa desde su parada de autobús, dos agentes del Mossad estaban "arreglando" su coche averiado. Uno de los agentes le pidió un cigarrillo, y fue entonces cuando le agarraron.

Metieron a Klement en el coche y, adentrándose en la noche, un agente le dijo: "si valoras tu vida... cállate".

Eitan arrancó la manga del hombre para comprobar si tenía una cicatriz en el brazo izquierdo, y le subió la camisa para palpar la cicatriz del vientre de Eichmann.

"En el momento en que tengo a Eichmann, de rodillas am, diciéndome la canción de los partisanos judíos que dice al final: 'Estamos aquí y volveremos'", recuerda Eitan.
El equipo del Mossad empezó a interrogarle y Klement acabó reconociendo lo que el equipo ya sabía: era Adolf Eichmann.

Lo siguiente fue sacar de Argentina a uno de los hombres más buscados del mundo.
Drogaron a Eichmann y lo disfrazaron de mecánico de la compañía aérea El Al. El equipo del Mossad se puso disfraces similares y se dirigieron al aeropuerto hablando hasta pasar una caseta de vigilancia bajo el pretexto de que los "mecánicos" del asiento trasero estaban borrachos.

Finalmente llegaron al avión de El Al para un largo vuelo de vuelta a casa, un vuelo en el que casi se quedaron sin combustible antes de llegar a Dakar, en África occidental, para una parada programada.

Eichmann fue juzgado en Israel por sus crímenes. El proceso se retransmitió en directo a todo el mundo y fue una de las primeras veces que los supervivientes del Holocausto contaron sus historias en televisión.

El 15 de diciembre de 1961, el tribunal de tres jueces israelíes declaró culpable a Eichmann y lo condenó a morir en la horca.

En una reunión de los implicados en la captura y juicio de Eichmann, Eitan parece el amable tío abuelo con un brillo en los ojos.

"Tenía 51 años menos (entonces)", dijo. "Pero am capaz y dispuesto a volver a hacer lo mismo".

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