Las autoridades australianas han propuesto nuevas leyes contra la desinformación en Internet, y los críticos tachan las medidas de posible exceso de vigilancia y de represión de la "diferencia de opinión".
"La legislación sobre desinformación introducida hoy en el Parlamento federal representa un escalofriante asalto al derecho de todo australiano a la libertad de expresión. El nuevo Bill amplía las disposiciones para censurar la expresión, que ni siquiera incluía el fatalmente defectuoso primer borrador del gobierno", declaró a Sky News John Storey, director de Derecho y Política del Instituto de Asuntos Públicos.
Storey calificó las leyes propuestas como "el mayor ataque a la libertad de expresión en la historia en tiempos de paz de Australia".
La ministra australiana de Comunicaciones, Michelle Rowland, presentó el plan el jueves, diciendo al Parlamento que las leyes pretendían combatir la desinformación y la desinformación. Rowland calificó estas cuestiones de "grave amenaza" para la "seguridad y el bienestar" de Australia.
CAZA INTERNACIONAL DE UN HOMBRE ACUSADO DE COMETER EL CRIMEN "MÁS COBARDE
Las leyes penalizarían a las empresas por permitir la desinformación con multas de hasta el 5% de sus ingresos globales por no impedir la difusión de desinformación, exigiendo a las empresas tecnológicas que establezcan códigos de conducta específicos para hacer frente a la desinformación a través de un regulador autorizado.
Las leyes también introducirían una pena de hasta siete años de cárcel por doxxing a alguien -término que se utiliza cuando un individuo revela públicamente información privada sobre otra persona en Internet o utiliza esa información con fines de explotación- y los padres podrán demandar por "invasiones graves de la intimidad" relacionadas con sus hijos, informó The Guardian.
El gobierno desechó una versión anterior de las leyes tras enfrentarse a una condena generalizada, y la Unión por la Libertad de Expresión de Australia argumentó que las nuevas leyes no abordaban "cuestiones clave" planteadas desde el primer esfuerzo "a pesar de la avalancha de preocupación pública".
Las nuevas leyes han suscitado la misma ira en los medios de comunicación, que Elon Musk llamó "fascistas" al gobierno australiano en un lacónico tuit sobre el tema. El tesorero adjunto laborista Stephen Jones contraatacó calificando el comentario de Muskde "chifladura" e insistiendo en que se trataba de una cuestión de "soberanía".
"Tanto si se trata del gobierno australiano como de cualquier otro gobierno del mundo, hacemos valer nuestro derecho a aprobar leyes que mantengan a salvo a los australianos: a salvo de los estafadores, a salvo de los delincuentes", dijo Jones en respuesta.
Storey, en una declaración publicada el año pasado, cuando el gobierno dejó clara su intención de seguir adelante con el desarrollo de estas sanciones por supuesta desinformación, calificó el esfuerzo de "poco sincero", argumentando que el gobierno pretendía "confundir la protección de los australianos... con el plan del gobierno federal de otorgar a los burócratas de Canberra el derecho a determinar cuál es la verdad oficial".
"El gobierno federal está utilizando cobardemente la creciente preocupación por las tensiones actuales en algunas partes de nuestra comunidad, y los temores de los padres y otras personas por los contenidos nocivos en línea, como caballo de Troya para impulsar leyes que, en la práctica, impondrán la censura política", afirmó Storey.
Los funcionarios han argumentado que el país se enfrenta a una amenaza extranjera a través de la influencia difundida a través de las plataformas de medios sociales, y les preocupa cómo afectará a las próximas elecciones federales, que se celebrarán el año que viene, según The Economic Times.
Sin embargo, el gobierno flexibilizó su postura en algunas medidas, como la reducción del alcance de lo que contará como información "verificable... falsa, engañosa o equívoca" y "razonablemente susceptible de causar daño", así como la exclusión de la "difusión razonable de contenidos para cualquier fin académico, artístico, científico o religioso".
HAZ CLIC AQUÍ PARA OBTENER LA APLICACIÓN FOX NEWS
La cuestión saltó a la palestra durante el referéndum sobre la Voz de los Indígenas Australianos, que habría modificado la Constitución australiana para reconocer a los indígenas australianos en el documento. La medida fracasó finalmente, pero el ruido en torno a la votación incluyó la supuesta difusión de información errónea que supuso una preocupación importante para los funcionarios.
Un ejemplo era la afirmación de que el organismo que desarrollara el referéndum podría confiscar propiedades o tierras, en caso de que se aprobara, o que la gente tendría que pagar un alquiler a los indígenas si se aprobaba la medida, informó The New York Times.