Ucrania sigue tambaleándose por el ataque ruso con misiles del lunes, que se considera el mayor ataque desde el comienzo de la guerra, mientras Moscú empieza a sugerir que Ucrania podría hacer movimientos desesperados.
"Los ataques a gran escala de Rusia contra las infraestructuras críticas de Ucrania el lunes son, casi con toda seguridad, una respuesta a la incursión de Ucrania en el óblast de Kursk, traspasando la frontera rusa", declaró Rebekah Koffler a Fox News Digital.
"Es probable que Zelenskyy previera las represalias de Rusia y aceptara el riesgo de todos modos", explicó Koffler. "Zelenskyy quiere seguir en la lucha: no hay otro camino para él ni personal ni profesionalmente".
"Para seguir en la lucha, necesita más armas y financiación de Occidente", añadió. "Es probable que Zelenskyy busque en la Administración Biden la supresión de las restricciones al empleo de armas proporcionadas por Estados Unidos, para que las fuerzas ucranianas puedan atacar objetivos situados más al interior de Rusia que actualmente están a su alcance."
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El lunes, Rusia lanzó 100 misiles y 100 aviones no tripulados mientras Ucrania proseguía su incursión en la región de Kursk, que supuso la primera invasión terrestre de Rusia desde la Segunda Guerra Mundial y el revés más importante para el presidente ruso Vladimir Putin desde que sus tropas invadieron Ucrania. Los ataques derribaron infraestructuras energéticas clave en 15 regiones del país, mataron a cinco personas e hirieron a muchas otras, informó el medio francés Le Monde.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, afirmó en su canal de Telegram que los aliados occidentales habían puesto trabas a Ucrania con restricciones al uso de armas, argumentando que "Podríamos hacer mucho más para proteger vidas si las fuerzas aéreas de nuestros vecinos europeos colaboraran con nuestros [cazas] F-16 y nuestras defensas antiaéreas."
Rusia siguió a ese ataque masivo con una segunda andanada durante la noche del lunes, que mató al menos a dos personas mientras llovían misiles y drones sobre la región de Zaporizhzhia, en el sureste, informó la BBC. Ucrania utilizó F16 recién desplegados para ayudar a derribar cinco misiles y 60 drones, limitando el impacto del segundo ataque a un par de docenas de proyectiles en total.
El presidente Biden arremetió contra Rusia por los "escandalosos" ataques y prometió apoyar la red energética de Ucrania. El ministro británico de Asuntos Exteriores, David Lammy, ridiculizó a Rusia por sus "cobardes ataques con misiles y drones contra infraestructuras civiles".
Ucrania ha empezado a recopilar una lista de objetivos de largo alcance que atacar si los aliados occidentales acceden a la petición de Zelenskyy y levantan las restricciones a la capacidad de ataque defensivo.
La invasión de Kursk, que sigue cogiendo a Moscú por sorpresa, tenía como objetivo desviar la atención de otras zonas, concretamente de los sectores de Pokrovsk y Kurakhove, según Reuters.
El general ucraniano Oleksandr Syrskyi, en declaraciones transmitidas por televisión, argumentó que Rusia había intentado interrumpir las líneas de suministro de Ucrania que se dirigían a esas dos zonas, pero que, tras la invasión de Kursk, Moscú tuvo que redesplegar unos 30.000 militares al frente de Kursk "y esta cifra está aumentando".
Syrskyi también informó de que Ucrania había capturado a 594 militares rusos durante la operación de Kursk, junto con 100 asentamientos, y afirmó que Ucrania había rechazado los esfuerzos de Rusia por contraatacar su empuje.
Koffler advirtió, sin embargo, que por muy significativo que haya resultado el esfuerzo de Ucrania, sigue siendo un arma de doble filo que podría acabar perjudicando a Kiev a largo plazo, ya que Rusia pretende calibrar los ataques para mantenerlos "por debajo del umbral de despliegue de fuerzas de EEUU/OTAN en el teatro de operaciones".
"Mientras Kiev intentaba estirar las fuerzas rusas, también estiraba las suyas", explicó Koffler. "Y la relación de fuerzas favorece abrumadoramente a Rusia y en la guerra de desgaste".
"Putin, en cambio, pretende disuadir a Ucrania de futuros ataques contra Rusia y obligar a Occidente a dejar de ayudar a Kiev", sugirió. "Su objetivo no es una victoria militar decisiva, sino la degradación de la capacidad defensiva e industrial de Ucrania, para hacerla inútil para la OTAN y Occidente".
"Putin preferiría poner fin a esta guerra cuanto antes, pero sólo en sus términos", afirmó. "La cuestión clave ahora es si la Administración Biden-Harris cambiará de política, permitiendo que Ucrania sea más agresiva en la erosión de las líneas rojas de Rusia".
Los esfuerzos de paz siguen resultando lejanos, pero varios líderes mundiales han intentado buscar un acuerdo entre Rusia y Ucrania para poner fin al conflicto: El primer ministro húngaro, Viktor Orban, en su primera semana como presidente de turno de la Unión Europea, visitó inmediatamente tanto Zelenskyy como Putin para buscar un camino hacia la paz.
El primer ministro indio, Narendra Modi, intentó la semana pasada llegar a un acuerdo de paz, visitando Zelenskyy durante el fin de semana antes de hablar con el presidente Biden el lunes y con Putin el martes.
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Modi, que llegó a Kiev en tren desde Polonia, recalcó a Zelenskyy que "ambas partes tendrán que sentarse juntas y buscar la manera de salir de esta crisis", informó la BBC. Zelenskyy había expresado su descontento hace dos meses cuando Modi fue fotografiado abrazando a Putin durante una reunión cara a cara.
Modi volvió a Putin tras las conversaciones con Ucrania y Estados Unidos, y habló por teléfono con su homólogo ruso el martes. En la grabación de la llamada no se mencionó de qué hablaron los dos dirigentes.
Fox News Caitlin McFall, de Digital, y Reuters han contribuido a este informe.