El presidente de Zimbabue, Emmerson Mnangagwa, concedió el jueves clemencia a más de 4.000 presos, incluidos algunos que estaban condenados a muerte, en una amnistía con motivo del Día de la Independencia.
Zimbabue cumplió 44 años de independencia del gobierno de la minoría blanca, que terminó en 1980 tras una sangrienta guerra de maleza. El nombre del país cambió de Rodesia a Zimbabue.
La amnistía presidencial, la segunda en menos de un año, beneficia a reclusos de sexo femenino, de edad avanzada y menores de edad, a enfermos terminales y a algunos condenados originalmente a muerte.
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Los condenados a muerte a los que se les conmutó la pena por cadena perpetua en anteriores órdenes de clemencia o mediante apelaciones ante los tribunales quedarán en libertad siempre que lleven al menos 20 años en prisión, según la orden de clemencia, anunciada el miércoles y que entrará en vigor el jueves.
Se libera a todas las presas que hayan cumplido al menos un tercio de su condena el día de la independencia, así como a los reclusos menores de edad que hayan cumplido el mismo periodo.
También quedarán en libertad los presos de 60 años o más que hayan cumplido una décima parte de su condena. Mnangagwa también indultó a los ciegos y a otras personas con discapacidad que hayan cumplido un tercio de su condena.
Los presos están siendo liberados por tandas en todo el país.
Sin embargo, no se beneficiarán de la amnistía quienes hayan sido encarcelados por delitos "específicos", entre los que se incluyen delitos sexuales, robo, violencia pública, tenencia ilícita de armas de fuego, trata de seres humanos y robo o vandalismo de infraestructuras eléctricas y de telecomunicaciones.
A todos los presos condenados a muerte que llevaban al menos 10 años en la cárcel se les conmutó la pena por cadena perpetua en virtud de la amnistía.
Zimbabue tiene más de 60 presos condenados a muerte. No quedó claro de inmediato a cuántos de ellos se les conmutó la pena por cadena perpetua en virtud de la amnistía.
Zimbabue es uno de los más de una docena de países de África y más de 50 de todo el mundo que aplican la pena de muerte, aunque la última ejecución en la horca se produjo en 2005. Mnangagwa afirma que apoya la abolición de la pena de muerte, medida que fue respaldada por el Consejo de Ministros en febrero y que ahora espera la aprobación del Parlamento.
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El pasado mes de mayo, Mnangagwa liberó a más de 4.000 presos en otra orden de clemencia destinada a descongestionar las abarrotadas prisiones de la nación sudafricana, donde las condiciones suelen ser duras. En aquel momento, Zimbabue tenía unos 22.000 presos hacinados en cárceles con capacidad para 17.000 reclusos.