El proyecto de ley de Virginia sobre el suicidio asistido supone un "daño mortal" para los "más vulnerables", advierten los obispos
Los obispos advierten que el proyecto de ley de suicidio asistido de Virginia haría "aún más vulnerables a los más vulnerables
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Los obispos católicos de Virginia están dando la voz de alarma sobre la legislación propuesta en la mancomunidad que legalizaría el suicidio asistido.
El obispo Michael Burbidge, de Arlington, y el obispo Barry Knestout, de Richmond, publicaron el lunes una carta en la que instaban a los virginianos a dirigirse a los políticos y expresar su oposición a la Ley 280 del Senado del estado.
"Estamos alarmados y profundamente entristecidos por este hecho. La vida humana es sagrada y nunca debe abandonarse ni desecharse. En este momento crítico, imploramos a los fieles de nuestras dos diócesis: Por favor, ponte en contacto con el Senador y el Delegado de tu estado. Instadles a rechazar la legislación sobre el suicidio asistido, utilizando la alerta proporcionada por la Conferencia Católica de Virginia".
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El proyecto de ley 280 del Senado, conocido como proyecto de ley de "Muerte digna", permitiría "a un adulto diagnosticado de una enfermedad terminal solicitar a un profesional sanitario que le atienda que le prescriba una sustancia controlada autoadministrada con el fin de poner fin a la vida del paciente de forma humana y digna".
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El proyecto de ley exigiría que los pacientes que deseen poner fin a su vida soliciten verbalmente el procedimiento de asesinato dos veces y presenten una solicitud por escrito con su firma y la de un testigo.
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El proyecto de ley 280 del Senado se ha trasladado al Senado del estado de Virginia para una futura votación.
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"Todo suicidio es una tragedia. El suicidio asistido facilita las tragedias y hace aún más vulnerables a los más vulnerables", escribieron los obispos en la carta. "Legalizarlo pondría las vidas de las personas con discapacidades, las personas con enfermedades mentales, los ancianos y quienes no pueden permitirse la asistencia sanitaria -entre otros- en mayor riesgo de sufrir daños mortales."
El suicidio médicamente asistido es legal actualmente en 10 estados y en el Distrito de Columbia.
Actualmente es legal en Maine, Nueva Jersey, Hawai, Colorado, Nuevo México, California, Oregón, Washington, Montana y Vermont.
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"Las personas que se enfrentan al final de la vida están muy necesitadas, y deben ser acompañadas con gran cuidado y atención", escribieron los obispos. "Para atender cada una de sus necesidades y aliviar su sufrimiento, los pacientes merecen cuidados médicos, paliativos y paliativos de alta calidad, no fármacos suicidas".
La Iglesia católica se opone a cualquier procedimiento que ponga fin prematuramente a una vida humana -desde el aborto hasta el suicidio asistido-, salvo excepciones muy limitadas.