¿Qué obtienes cuando cruzas un robot con un pulpo?

Cuatro ventosas del tamaño de la punta de un dedo pueden recoger una botella de vino. Los prototipos están compuestos de materiales elastoméricos y rígidos, y está previsto probarlos tanto en el aire como en el agua. (Doug LaFon, Laboratorio de Investigación del Ejército de EE.UU.)

Brad Ruprecht, técnico de ingeniería del ECBC, utilizó una impresora 3D multimaterial para producir numerosos prototipos de ventosas autosellantes para Chad Kessens, investigador de manipulación robótica del ARL. Las avanzadas capacidades de diseño y creación rápida de prototipos del ECBC proporcionaron muestras viables recién salidas de la impresora. (Doug LaFon, Laboratorio de Investigación del Ejército de EE.UU.)

Inspirándose en la forma en que agarran los objetos, el Ejército está desarrollando ventosas autosellantes para robots, como las de los pulpos.

El diseño, del Laboratorio de Investigación del Ejército de EE.UU., el Centro Químico Biológico Edgewood y científicos de la Universidad de Maryland, incluye un componente autosellante y la capacidad de activar ventosas en reacción al tamaño y la forma del objeto que el robot quiere coger.

Durante más de cinco décadas, los investigadores han estado perfeccionando la tecnología de succión para robots. Este equipo espera que su enfoque vaya más allá de los logros anteriores, a menudo limitados en cuanto al tamaño y las formas específicas que se pueden agarrar.

Manipular objetos desconocidos es difícil para los robots; las ventosas autosellantes podrían facilitar la tarea, e impulsar el despliegue de robots en entornos peligrosos en lugar de socorristas humanos.

En caso de una catástrofe como la de Fukushima, por ejemplo, los robots podrían reducir el riesgo para los seres humanos operando en zonas contaminadas o peligrosas, pero para ser útiles estos robots deben ser capaces de agarrar como un humano para realizar actividades esenciales como cerrar una válvula, recuperar un objeto, manejar una herramienta o abrir una puerta.

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Uno de los retos a los que se enfrentó el equipo fue lo pequeñas que podían hacer las ventosas sin dejar de ser funcionales.

Actualmente, la ventosa autosellante tiene un tamaño que va desde la palma de la mano hasta la punta de un dedo, con cuatro ventosas del tamaño de la punta de un dedo lo bastante fuertes como para recoger una taza llena.

Su enfoque ha modificado la tecnología para maximizar la fuerza de succión, de modo que un robot pueda agarrar una gran variedad de objetos.

Como un pulpo, su ventosa tiene potencial para funcionar aún mejor bajo el agua.

La presión adicional de la profundidad del agua añade fuerza, aumentando la eficacia de la tecnología. Lo más probable es que una versión subacuática utilizara materiales diferentes que pudieran resistir el agua salada.

Se crearon prototipos sobre el agua utilizando una impresora 3D y materiales rígidos como el nailon y elastoméricos como el fotopolímero líquido que se solidifica en plástico cuando se expone a la luz ultravioleta.

La impresión en 3D permite producir ventosas que funcionan directamente desde la máquina, y el equipo informó de que el ECBC podía producir veinte prototipos de distintos tamaños y formas en veinte minutos.

Los siguientes pasos incluirían el desarrollo de una mano o tentáculo robótico equipado con sus ventosas de pulpo.

Allison Barrie, bailarina de ballet convertida en especialista en defensa, ha viajado por todo el mundo cubriendo temas militares, terrorismo, avances armamentísticos y la vida en primera línea. Puedes ponerte en contacto con ella en wargames@foxnews.com o seguirla en Twitter @Allison_Barrie.

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