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Los cadáveres de nueve migrantes encontrados en una embarcación africana frente a la costa norte de la región amazónica de Brasil fueron enterrados el jueves con una ceremonia solemne en Belem, capital del estado de Pará.

Pescadores de la costa de Pará encontraron la embarcación a la deriva el 13 de abril, con los cadáveres ya descompuestos. Las autoridades brasileñas dijeron posteriormente que los documentos encontrados en la embarcación indicaban que las víctimas eran migrantes de Malí y Mauritania, y que la embarcación había zarpado de este último país después del 17 de enero.

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Los fallecidos fueron enterrados en una ceremonia laica organizada por varios grupos implicados en su recuperación, como la Agencia de la ONU para los Refugiados, la Cruz Roja y la Organización Internacional para las Migraciones, así como organismos brasileños de policía, marina y defensa civil.

Caía una lluvia tropical mientras bajaban sus féretros a las tumbas excavadas en la tierra y los presentes observaban en respetuoso silencio.

Brasil-Migración-Entierro

Las autoridades permanecen junto a los nueve ataúdes que contienen los restos de migrantes no identificados, en el cementerio de Sao Jorge, en Belem, estado de Pará, Brasil, el jueves 25 de abril de 2024. Los cadáveres de nueve migrantes hallados en una embarcación africana frente a la costa norte de la región amazónica de Brasil fueron enterrados el jueves con una ceremonia solemne. (AP Photo/Paulo Santos)

La embarcación, de unos 12 metros de eslora, transportaba 25 impermeables y 27 teléfonos móviles, lo que sugiere que el número original de pasajeros era significativamente mayor. Esto implica también que entre los fallecidos puede haber personas de otras nacionalidades, según han declarado funcionarios locales.

Se trataba de una embarcación rústica de fibra de vidrio azul y blanca que, cuando se encontró, no tenía ni motor, ni caña, ni timón. Su forma de canoa es similar a la de los barcos de pesca mauritanos que suelen utilizar los emigrantes que huyen de África Occidental y pretenden entrar en la Unión Europea a través de las Islas Canarias españolas.

Una investigación de Associated Press publicada el año pasado reveló que en 2021 se encontraron en el Caribe y Brasil al menos siete embarcaciones procedentes del noroeste de África. Todas llevaban cadáveres, como la embarcación encontrada en Pará.

De momento, no se ha identificado a ninguna de las víctimas. Las autoridades dijeron que la forma de enterrarlos permitiría exhumaciones posteriores en caso de que se localizara a las familias de los fallecidos y desearan trasladar los cadáveres a sus países de origen.

El Instituto de Criminología de Brasil, en la capital, Brasilia, está llevando a cabo exámenes forenses de los restos, y la Policía Federal dice que está en contacto con Interpol y organizaciones extranjeras para proporcionar eventuales resultados.

Este año el número de personas que intentan la travesía desde la costa noroccidental de África hasta la UE ha experimentado un aumento del 500%, y la mayoría parte de Mauritania, según el Ministerio del Interior español. Pero es una ruta peligrosa, con fuertes vientos atlánticos, y las embarcaciones que se desvían de su ruta pueden permanecer a la deriva durante meses y ser arrastradas a destinos lejanos, lo que a menudo lleva a los migrantes a morir de deshidratación y desnutrición.

Las razones que empujan a la gente hacia esas embarcaciones son variadas y están entrelazadas: la falta de trabajo y de perspectivas de una vida mejor, los efectos del cambio climático, la creciente inseguridad y la inestabilidad política, entre otras.

Más de 14.000 migrantes africanos han llegado a las Islas Canarias en lo que va de año, según el ministerio español. En febrero, la UE y Mauritania firmaron un acuerdo de 210 millones de euros (225 millones de dólares) destinado a combatir el tráfico de personas y disuadir a las embarcaciones de migrantes.

Ante la desaparición de otros cientos de migrantes de África Occidental, las familias de Mauritania han creado una comisión para buscar a sus seres queridos y esperan ansiosamente información de Brasil.

Bachirou Saw, de Mauritania, enterró a principios de año a uno de sus sobrinos, que había muerto durante la ardua travesía del Atlántico, poco después de llegar a la isla española de El Hierro. Sigue buscando a otro sobrino, Kadija Saw, que partió en enero y no aparece por ninguna parte. Sigue de cerca las noticias de Brasil.

Saw, que también tiene nacionalidad española y emigró a Europa en avión hace 30 años, cuando era más fácil conseguir un visado, dijo que ha estado intentando convencer a los jóvenes de que no emigren en barco. Creó un grupo de WhatsApp para alertar a los migrantes de los peligros de la travesía oceánica y para compartir información con familiares desesperados, y ha contabilizado al menos 1.500 desaparecidos en los últimos seis meses procedentes de Mauritania, Malí y Senegal. Aunque la mayoría de los migrantes que se embarcan hacia Europa son hombres, cada vez hay más mujeres que también suben a bordo de los barcos.

"Tengo sus identificaciones en mi teléfono", dijo Saw, que recibe todos los días mensajes de familias que buscan a sus seres queridos. Junto con otras personas, han organizado viajes a Marruecos para ver el interior de prisiones y morgues. Las autoridades marroquíes interceptan a menudo a los migrantes que intentan llegar a España y los detienen antes de deportarlos. Pero el sobrino de Saw tampoco estuvo allí. También visitó las Islas Canarias para comprobar las morgues de allí.

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La hermana de Saw está desolada. "Todos los días compra créditos para escuchar nuestros audios, vive para esto, no come, está delgada, sólo piensa en su hijo", dijo Saw. Y no está sola.

"Es muy triste, la mitad de los pueblos están bailando porque sus hijos han llegado (a España)", dijo, "pero la otra mitad llora porque han perdido a sus hijos en el océano".