Una ley recientemente promulgada en Francia pretende reformar la forma en que la sociedad ve el Islam.
La ley, que prohíbe a los imanes extranjeros operar en el país, es un intento del gobierno de combatir el extremismo religioso en una nación altamente secularizada.
Los imanes extranjeros que ya se encuentran en el país serán devueltos a su país de origen o asumirán nuevos cargos de menor nivel en las mezquitas locales.
El gobierno nombrará a líderes religiosos y a otras personas para un organismo denominado Foro del Islam en Francia, en el que estos funcionarios ayudarán a orientar a las comunidades musulmanas de Francia y a erradicar cualquier posible elemento de radicalización.
El presidente Emmanuel Macron propuso por primera vez la iniciativa en un discurso pronunciado en febrero de 2020 en el que destacaba el papel de Francia en la defensa de los valores republicanos y advertía de que esos valores podían verse socavados por extremistas religiosos. En particular, Macron denunció el trato represivo que los extremistas islámicos dispensan a las mujeres, que es contrario a los valores republicanos de igualdad de Francia.
La nueva iniciativa de Macron pone fin a un programa, creado en 1977, que permitía a varios países de mayoría musulmana enviar imanes a Francia para cursos culturales y lingüísticos no sujetos a la supervisión del gobierno francés.
Macron sostiene que los imanes financiados por gobiernos extranjeros pueden promover lo que Macron ha denominado "separatismo islámico", o la idea de que la comunidad musulmana de Francia quiere sustituir la legislación y las costumbres francesas por sus propias leyes religiosas. Los críticos sostienen que el organismo, repleto de cargos políticos, no será verdaderamente representativo de la población musulmana de Francia.
"A algunos les preocupa la representatividad de este órgano en la comunidad musulmana francesa, y a otros que se trate de una estrategia de los franceses para controlar a los musulmanes franceses", declaró a Fox News Digital Elizabeth Carter, profesora adjunta de Ciencias Políticas en la Universidad de New Hampshire.
"Una perspectiva más cínica argumentaría que se trata de la respuesta de Macron a la creciente popularidad de la extrema derecha y de un intento suyo de ampliar el atractivo de su partido para los votantes de extrema derecha", afirmó Carter.
Sus partidarios afirman que la iniciativa contribuirá a integrar mejor en la sociedad a la comunidad musulmana de Francia y a prevenir la discriminación.
Francia ha luchado contra el terrorismo islamista en el pasado y ha sido objetivo frecuente de grupos terroristas. En 2015, ciudadanos franceses y belgas vinculados al ISIS lanzaron un atentado terrorista masivo y coordinado en París que mató a 130 personas e hirió a casi 500 en toda la ciudad.
Ese mismo año, hombres armados atacaron la oficina de la revista satírica Charlie Hebdo, matando a 12 personas, y Al Qaeda en la Península Arábiga reivindicó la autoría del atentado. Al año siguiente, un simpatizante del ISIS condujo un camión contra una multitud de espectadores que veían fuegos artificiales el Día de la Bastilla en Niza, matando a 86 personas. Fançois Hollande, presidente francés en aquel momento, ordenó ataques aéreos de represalia contra objetivos del ISIS en Irak y Siria.
Los atentados, y la posterior respuesta de Francia en Oriente Medio, provocaron un aumento constante del sentimiento antimusulmán en toda Francia. Se calcula que 1.910 ciudadanos franceses viajaron a Irak y Siria para luchar por el ISIS.
Al igual que en Estados Unidos, la inmigración ilegal se ha convertido en un tema candente para los votantes franceses. Como país laico, ha tenido dificultades para integrar a su población musulmana, por lo que muchos se sienten marginados y no reconocidos.
En agosto de 2023, Francia prohibió la vestimenta tradicional islámica en las escuelas públicas, lo que muchos consideraron una política para suprimir la identidad musulmana. Francia aprobó la ley de Defensa de los Valores Republicanos en 2021, que otorgó al gobierno amplios poderes para controlar y disolver organizaciones religiosas que promuevan valores contrarios a los valores republicanos franceses.
Polémicamente, la ley permitió a las autoridades aumentar la vigilancia sobre mezquitas y asociaciones musulmanas, según Human Rights Watch.
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Los musulmanes representan el 10% de la población de la Francia metropolitana, según el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos, y constituyen la mayor población musulmana de Europa Occidental. La política pública francesa se centra en promover la identidad nacional francesa como medio de integrar a sus poblaciones minoritarias.
Muchas veces, los grupos minoritarios se han quejado de que ahoga sus nacionalidades y genera resentimiento contra sus comunidades.