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  • La tasa de natalidad de Japón alcanzó un mínimo histórico por octavo año consecutivo en 2023, con una tasa de fecundidad de 1,2 y un 5,6% menos de nacimientos que el año anterior.
  • El descenso de la natalidad pone de manifiesto los continuos retos de Japón ante el envejecimiento y la disminución de la población, lo que plantea problemas económicos y de seguridad.
  • Los matrimonios también disminuyeron un 6%, lo que contribuyó al descenso de la natalidad.

La tasa de natalidad de Japón cayó a un nuevo mínimo por octavo año consecutivo en 2023, según datos del Ministerio de Sanidad publicados el miércoles. Un funcionario del gobierno calificó la situación de crítica e instó a las autoridades a hacer todo lo posible para invertir la tendencia.

Los datos subrayan los antiguos problemas de Japón, como el rápido envejecimiento y la disminución de la población, que tienen graves implicaciones para la economía y la seguridad nacional del país, especialmente en el contexto de la presencia cada vez más firme de China en la región.

Según las últimas estadísticas, la tasa de fertilidad de Japón -el número medio de bebés que se espera que tenga una mujer a lo largo de su vida- se situó en 1,2 el año pasado. Los 727.277 bebés nacidos en Japón en 2023 supusieron un descenso del 5,6% respecto al año anterior, según el ministerio, el más bajo desde que Japón empezó a recopilar las estadísticas en 1899.

EL GOBIERNO JAPONÉS INSTA A ACTUAR MIENTRAS EL PAÍS REGISTRA EL MENOR NÚMERO DE NACIMIENTOS DESDE 1899

Por otra parte, los datos muestran que el número de matrimonios descendió un 6% hasta 474.717 el año pasado, algo que, según las autoridades, es una razón clave del descenso de la natalidad. En la sociedad japonesa, predominantemente tradicional, los nacimientos fuera del matrimonio son poco frecuentes, ya que la gente valora los valores familiares.

Mamá e hijo

Un peatón que cruza una calle con un niño es visto a través de la ventanilla de un taxi en Tokio, el 19 de julio de 2021. La tasa de natalidad de Japón cayó a un nuevo mínimo por octavo año consecutivo en 2023, según datos del Ministerio de Sanidad publicados el miércoles. Un funcionario del gobierno calificó la situación de crítica e instó a las autoridades a hacer todo lo posible para invertir la tendencia. (AP Photo/David Goldman, Archivo)

El Secretario Jefe del Gabinete, Yoshimasa Hayashi, dijo a los periodistas que se trata de "una situación crítica". Los próximos seis años, hasta la década de 2030, serán "la última oportunidad para que podamos invertir la tendencia", afirmó.

Hayashi señaló la inestabilidad económica, las dificultades para conciliar el trabajo y la crianza de los hijos y otros factores complejos como principales razones por las que a los jóvenes les cuesta decidir casarse o tener hijos.

Los datos se dieron a conocer el miércoles, cuando el Parlamento japonés aprobó una revisión de las leyes destinadas a reforzar las ayudas económicas a los padres que crían hijos o esperan bebés, así como a ampliar el acceso a los servicios de guardería y las prestaciones por baja parental. El gobierno destinó 34.000 millones de dólares como parte del presupuesto de 2024 a este fin, y se espera que gaste 23.000 millones de dólares anuales en impuestos durante los próximos tres años.

Los expertos afirman que las medidas están pensadas en gran medida para las parejas casadas que planean tener hijos o que ya los tienen, y no se dirigen a un número creciente de jóvenes reacios a casarse.

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Takahide Kiuchi, economista ejecutivo del Instituto de Investigación Nomura, afirmó que las medidas se quedan cortas a la hora de abordar el problema.

"Simples medidas económicas como el aumento de las subvenciones no van a resolver el grave problema del descenso de los nacimientos", escribió Kiuchi en un informe de análisis, añadiendo que también es necesario cambiar la mentalidad conservadora que propugna los roles tradicionales de género en el hogar y en el lugar de trabajo.

Las encuestas muestran que los japoneses más jóvenes son cada vez más reacios a casarse o tener hijos, desanimados por las sombrías perspectivas laborales, el elevado coste de la vida -que aumenta a un ritmo más rápido que los salarios- y una cultura empresarial con prejuicios sexistas que añade una carga adicional sólo para las mujeres y las madres trabajadoras.

Se prevé que la población de Japón, de más de 125 millones de personas, disminuya en torno a un 30%, hasta 87 millones en 2070, y que cuatro de cada 10 personas tengan 65 años o más.