En la madrugada del 7 de octubre de 2023, la familia Idan del kibutz Nahal Oz quedó destrozada cuando terroristas de Hamás se infiltraron en su casa. Mientras la familia intentaba refugiarse en su habitación segura, los terroristas asesinaron a su hija mayor, Maayan, delante de sus padres y hermanos, y luego secuestraron al padre, Tzachi. La escena se retransmitió en directo por las redes sociales, obligando a la nación a presenciar sus angustiosos últimos momentos.
Al mismo tiempo, en el kibutz Holit, Rotem Matías, de 16 años, yacía escondido bajo el cuerpo sin vida de su madre, enviando a sus hermanas un mensaje de texto con la desgarradora noticia: "Mamá y papá han muerto. Lo siento".
En Kfar Aza, Roee Idan fue asesinado mientras sostenía en brazos a su hija de 3 años, Abigail, mientras sus hijos mayores observaban horrorizados. Su madre, Smadar, también fue tiroteada ante sus ojos. Después, los niños se escondieron en un armario, atrapados con el cadáver de su madre, sin saber nada de la suerte de su hermana menor, que más tarde fue secuestrada en Gaza.
Éstas son sólo algunas de las innumerables historias documentadas en un nuevo informe publicado el martes, del que son coautores el Dr. Cochav Elkayam-Levy, fundador de la Comisión Civil sobre los Crímenes del 7 de Octubre contra Mujeres y Niños, y los doctores Michal Gilad e Ilya Rudyak. El informe introduce el término "kinocidio" para describir la selección y destrucción sistemáticas de unidades familiares durante el ataque, una atrocidad sin precedentes que va más allá de la típica guerra.
"Un crimen sin nombre para víctimas sin voz", como lo describió el Dr. Elkayam-Levy. "Los autores no sólo mataron, sino que intentaron deliberadamente destruir el fundamento mismo de la sociedad humana: la familia".
"Los crímenes más duros de presenciar fueron los que afectaron a familias", continuó el Dr. Elkayam-Levy. "Mientras los autores de Hamás celebraban su violencia, coreando consignas religiosas y difundiendo sus acciones en las redes sociales, el terror no se limitó a las víctimas inmediatas, sino que se amplificó globalmente."
"El uso de las redes sociales fue crucial para difundir el terror, inspirando actos de violencia similares en otros lugares", declaró a Fox News Digital Merav Israeli-Amarant, CEO de la Comisión Civil. Se refirió a esta táctica como el "teatro del terror", término acuñado por la jurista Tehila Schwartz Altshuler, explicando cómo las emisiones estaban diseñadas para radicalizar e incitar a otros terroristas.
Cuando Elkayam-Levy y su equipo profundizaron en el tema, se dieron cuenta de que se habían documentado tácticas similares en conflictos de todo el mundo, desde Argentina e Irak hasta Siria, Sierra Leona y Myanmar. "Hemos estado en contacto con supervivientes de kinocidio, incluidos yazidíes, que han compartido sus experiencias. El dolor es universal. Esto ha ocurrido antes, pero nunca tuvo un nombre", dijo el Dr. Elkayam-Levy.
En colaboración con el Centro Raoul Wallenberg de Derechos Humanos, la comisión trabajó para identificar estas pautas de abuso y garantizar que el kinocidio se reconozca como un delito distinto. El nuevo informe, publicado tras un año de investigación, incluye entrevistas con supervivientes, visitas a los lugares donde se cometieron las atrocidades y una amplia revisión de las pruebas. El objetivo es introducir el kinocidio en el discurso jurídico internacional, defendiendo la urgente necesidad de que se reconozca como un delito distinto.
El profesor Irwin Cotler, ex ministro de Justicia de Canadá y presidente internacional del Centro Raoul Wallenberg de Derechos Humanos, declaró: "El silencio ante semejante maldad no es neutralidad; es complicidad. Peor aún, ha habido negación, justificación e incluso glorificación de estos actos atroces, lo que subraya el imperativo moral y legal de actuar con decisión contra tales crímenes. Los peligros del antisemitismo no son sólo el más antiguo y letal de los odios, sino también un presagio del mal global, como demuestran los acontecimientos del 7 de octubre."
"Necesitamos una coalición internacional para hacer frente a este ataque sistemático contra las familias", declaró Elkayam-Levy. "Pero el derecho internacional ha fallado a los supervivientes del 7 de octubre. Los marcos jurídicos actuales no protegen adecuadamente a las familias en este tipo de atentados."
El informe, que ha recibido el respaldo de expertos en derecho internacional y activistas de derechos humanos de todo el mundo, destaca la urgente necesidad de un reconocimiento jurídico y social del kinocidio. Sin embargo, a pesar del amplio respaldo del informe, Elkayam-Levy expresó su preocupación por la respuesta de la comunidad internacional.
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Como alguien que se enfrentó al rechazo de destacadas personalidades de la comunidad internacional de derechos humanos en respuesta a su último informe sobre violencia sexual, el 7 de octubre, declaró: "Vivimos tiempos oscuros en los que el derecho internacional se utiliza como arma contra nosotros (los israelíes) de formas aterradoras. Como estudiosa de los derechos humanos internacionales, nunca imaginé que viviríamos en una época en la que se dirigen contra nosotros tales abusos. Realmente me asusta".