Los habitantes de La Habana observaron desde la costa el sábado la llegada de buques de guerra rusos por segunda vez en otros tantos meses, en una visita que Cuba calificó de rutinaria.
Las autoridades cubanas lanzaron disparos al aire en señal de bienvenida, mientras los curiosos pescadores observaban desde el paseo marítimo de La Habana el avance de los barcos por la bahía. Los residentes rusos también estaban entre los pocos que madrugaron para ver la llegada de la flota.
El buque patrullero Neustrahimiy, el buque escuela Smolniy y los buques de apoyo, todos ellos de la Flota del Báltico, tienen prevista su salida el martes.
Una breve declaración de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba describió su llegada como rutinaria.
El Departamento de Estado y el Pentágono estadounidenses no respondieron inmediatamente a una solicitud de comentarios.
En junio, un submarino nuclear ruso, una fragata y buques de apoyo también mostraron los músculos de Moscú en el puerto de La Habana, a menos de 100 millas de Florida.
Las tensiones entre Estados Unidos y Rusia han aumentado desde la invasión rusa de Ucrania en 2022, y la actividad naval rusa -aunque rutinaria en el Atlántico- se ha intensificado debido al apoyo estadounidense a Ucrania, según afirman funcionarios estadounidenses.
Simultáneamente, las relaciones entre Rusia y Cuba , aliados durante la Guerra Fría, han mejorado notablemente, mientras el país gobernado por los comunistas lucha contra una crisis económica que acusa de deberse principalmente a las sanciones estadounidenses.
Los contactos de alto nivel entre ambos países han aumentado hasta un nivel no visto desde la caída de la antigua benefactora Unión Soviética, y el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ha visitado Moscú en cuatro ocasiones.
Rusia ha enviado petróleo, harina y un número cada vez mayor de turistas a la nación caribeña, escasa de dinero y bienes, mientras los ciudadanos sufren cortes diarios de electricidad y otras penurias que provocan protestas dispersas y una migración récord.
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Ana Garcés, jubilada de 78 años, dijo a Reuters que recordaba que la entonces Unión Soviética fue el único país que ayudó a Cuba durante la crisis de los misiles de 1962, el punto álgido de las tensiones con Washington cuando el mundo se tambaleaba al borde de la guerra nuclear.
"Estamos muy agradecidos", dijo. "¿Por qué no íbamos a recibirlo con los brazos abiertos? Esto es amistad. Aquí han entrado todo tipo de barcos".
"Demuestra cómo otros países sí nos apoyan y quita un poco la mentalidad del mundo sobre nuestro país", añadió su marido, Rolando Pérez, jubilado de 71 años.