Los talibanes celebraron el miércoles el tercer aniversario de su regreso al poder en una antigua base aérea estadounidense en Afganistán, pero no hubo mención alguna a las penurias del país ni promesas de ayudar a la población en apuros.
Bajo un cielo azul y un sol resplandeciente en la base de Bagram -que en su día fue el centro de la guerra de Estados Unidos para derrocar a los talibanes y dar caza a los autores de los atentados del 11-S, Al Qaeda-, los miembros del gabinete talibán alabaron logros como el fortalecimiento de la ley islámica y el establecimiento de un sistema militar que proporciona "paz y seguridad."
Los discursos iban dirigidos a un público internacional, instando a la diáspora a regresar y a Occidente a interactuar y cooperar con los gobernantes del país. Ningún país reconoce a los talibanes como gobierno legítimo de Afganistán.
"El Emirato Islámico eliminó las diferencias internas y amplió el alcance de la unidad y la cooperación en el país", declaró el viceprimer ministro Maulvi Abdul Kabir, utilizando el término de los talibanes para describir su gobierno. "No se permitirá que nadie interfiera en los asuntos internos, y el suelo afgano no se utilizará contra ningún país".
Ninguno de los cuatro oradores habló de los retos a los que se enfrentan los afganos en la vida cotidiana.
Se prohibió la entrada a mujeres, entre ellas periodistas de The Associated Press, Agence French-Presse y Reuters. Los talibanes no dieron ninguna razón para prohibirles la entrada.
Décadas de conflicto e inestabilidad han dejado a millones de afganos al borde del hambre y la inanición. El desempleo es elevado.
El desfile de Bagram fue el más grandioso y desafiante de los talibanes desde que recuperaron el control del país en agosto de 2021.
Entre los asistentes, unos 10.000 hombres, había altos cargos talibanes como el ministro de Defensa en funciones, Mullah Yaqoob, y el ministro del Interior en funciones, Sirajuddin Haqqani. El líder supremo Hibatullah Akhundzada no asistió al desfile.
Los talibanes dijeron que también asistieron diplomáticos extranjeros, pero no especificaron quiénes.
Las agencias de ayuda advierten de que los esfuerzos humanitarios en el país están gravemente infradotados de fondos, mientras el colapso económico y el cambio climático destruyen los medios de subsistencia.
Dicen que los afganos, especialmente las mujeres y las niñas, sufrirán si no hay más compromiso diplomático con los talibanes.
El desfile de Bagram fue también una oportunidad para mostrar parte del material militar abandonado por las fuerzas dirigidas por Estados Unidos y la OTAN tras décadas de guerra, incluidos helicópteros, Humvees y tanques.
Soldados uniformados marchaban con ametralladoras ligeras y pesadas, y una formación de motocicletas portaba la bandera talibán.
Camionetas atestadas de hombres de todas las edades recorrieron las calles de Kabul para celebrar la toma del poder. Algunos hombres posaron para las fotos con rifles.
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En un desfile en el sur de la provincia de Helmand, unos hombres sostenían botes amarillos para representar el tipo de explosivos utilizados en los bombardeos de carretera durante la guerra.
Los talibanes declararon el miércoles fiesta nacional. Como en años anteriores, las mujeres no participaron en las festividades del aniversario.