Pasé un año tratando de vivir como los Padres Fundadores, en un intento de adquirir toda la sabiduría que pudiera de aquella época.
Fue una experiencia que me hizo estar agradecida por muchas cosas.
Me hizo estar agradecida por la democracia, especialmente por nuestros derechos, como la Primera Enmienda.
VISITAR LA CONSTITUCIÓN PUEDE RECORDARNOS QUE AMÉRICA ES "NOSOTROS EL PUEBLO".
Y también me hizo estar agradecida por... los calcetines elásticos.
Me explico.
Durante mi año, me comprometí con el bit, como dicen mis hijos.
Devoraba los libros sobre política del siglo XVIII.
Hablaba de la Constitución con amigos tomando jarras de cerveza.
Pero también me vestí a la moda. Llevaba mi sombrero tricornio (mis hijos no se acercarían a menos de 15 metros de mí). Todos los días me ponía los zapatos con hebilla y las medias de lana al estilo del siglo XVIII.
"Darme cuenta de las pequeñas cosas y estar agradecido por ellas ha hecho que mi vida sea mucho mejor".
Aquellas medias no tenían elástico, y se me deslizaban por las pantorrillas y formaban un charquito alrededor de los tobillos. Así que hice lo que hacían nuestros antepasados. Me puse cinturones de calcetines.
Ni siquiera eran ligueros, sino unas correas diminutas que tenía que atarme alrededor de la parte superior de las medias todas las mañanas.
Nunca recuperaré las horas combinadas que pasé poniéndome cinturones de calcetines durante mi año.
Es poca cosa, lo sé. Pero de eso se trata.
Damos por sentadas muchas cosas pequeñas. Como los calcetines elásticos.
Darme cuenta de estas pequeñas cosas y estar agradecido por ellas ha hecho que mi vida sea mucho mejor.
Hay mucho que aprender de la época de los Fundadores sobre la virtud, el sacrificio y el miedo a la tiranía.
"A pesar de todos los problemas a los que nos enfrentamos hoy -y hay muchos-, estoy agradecido de que hayamos progresado como sociedad en tantos ámbitos".
Pero al mismo tiempo, en cientos de aspectos, los viejos tiempos no eran buenos.
Eran malolientes, peligrosos y crueles.
HACER COSAS A MANO ENTRONCA CON LA GRAN TRADICIÓN DEL INDIVIDUALISMO AMERICANO
Este libro me hizo agradecer que no vivamos en el siglo XVIII, una época en la que el agua potable solía estar contaminada. Cuando podías morir por un corte infectado en el dedo. Cuando la medicina de vanguardia incluía el "enema de tabaco", en el que un médico te soplaba literalmente humo por el trasero.
Piensa en la comunicación a distancia de antaño.
Sé que el correo electrónico y los mensajes de texto tienen enormes desventajas. Pero al mismo tiempo, no quiero volver totalmente al método de correspondencia del siglo XVIII.
Para recoger tus cartas, tenías que ir a caballo por caminos sin asfaltar hasta la oficina de correos.
Y puede que ni siquiera supieras que tenías una carta esperándote hasta que leyeras una alerta en el periódico local. Era asombrosamente ineficaz.
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Si lees las cartas intercambiadas entre Thomas Jefferson y John Adams, descubrirás que muchas de ellas son fascinantes y profundas.
Sin embargo, buena parte de la correspondencia se reduce a cosas como: "¿Recibiste la carta que te envié el 8 de mayo? ¿Y respondiste y todavía no he recibido la respuesta? Por favor, responde a mi pregunta sobre tu respuesta, para que yo pueda responder a eso".
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A pesar de todos los problemas a los que nos enfrentamos hoy en día -y hay muchos-, estoy agradecido de que hayamos progresado como sociedad en tantas áreas.
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John Quincy Adams dijo una vez:"La gratitud llena el alma hasta rebosar y apenas deja espacio para ningún otro sentimiento o pensamiento".
Intento llenar mi alma cada día.
"El Año de Vivir Constitucionalmente: La humilde búsqueda de un hombre por seguir el significado original de la Constitución" de A.J. Jacobs (2024) lo publica Crown.