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CIUDAD DE GUATEMALA (AP) - Los fiscales de Guatemala pidieron el viernes a un tribunal que despojara al presidente electo Bernardo Arévalo de su inmunidad, afirmando que podría haber suficientes irregularidades como para anular los resultados de las elecciones, una medida que la OEA calificó de parte de "un intento de golpe de Estado."

Era la tercera vez que lo hacían desde que ganó las elecciones en agosto, y la Organización de Estados Americanos dijo que las maniobras formaban parte de "un intento de golpe de Estado."

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Está previsto que Arévalo tome posesión de su cargo el 14 de enero, y no estaba claro si el hecho de que la fiscalía siguiera centrándose en él y en su partido podría interferir en la toma de posesión.

La solicitud más reciente de los fiscales cita supuestas irregularidades en la forma en que el partido Movimiento Semilla de Arévalo reunió firmas para inscribirse años antes.

Las autoridades detuvieron a varios miembros del Movimiento Semilla en las últimas semanas. También solicitaron anteriormente que se despojara a Arévalo de su inmunidad por presuntos malos manejos de los fondos del partido, y pidieron que él y su vicepresidente electo perdieran también su inmunidad por hacer supuestamente comentarios de apoyo en las redes sociales sobre la toma de una universidad pública el año pasado.

En un comunicado, la OEA dijo que "condena el intento de golpe de Estado de los fiscales guatemaltecos" e instó a los tribunales y al Congreso a no permitirlo.

"El intento de anular las elecciones generales de este año representa la peor forma de romper con la democracia y consolidar un fraude político contra la voluntad del pueblo", escribió la OEA.

La fiscal general Consuelo Porras, sancionada por el gobierno estadounidense, se ha enfrentado durante meses a protestas y peticiones de dimisión, así como a la condena internacional por la injerencia de su oficina. Tanto Porras como el presidente saliente, Alejandro Giammattei, han negado cualquier intento de injerencia en los resultados electorales.

A principios de este mes, tres magistrados del Tribunal Supremo Electoral de Guatemala abandonaron el país, horas después de que el Congreso los abriera a enjuiciamientos al despojarlos de su inmunidad, mientras el bando perdedor de las elecciones presidenciales continuaba sus esfuerzos por interferir en los resultados.

Los magistrados certificaron el resultado de las elecciones, pero recibieron presiones de dos abogados vinculados a un candidato de extrema derecha que no pasó a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

Los abogados se quejaron de que el tribunal pagó de más por el software adquirido para realizar y publicar rápidamente los recuentos iniciales de votos. La Fiscalía General había dicho anteriormente que su investigación preliminar sugería que había opciones menos costosas disponibles.

Arévalo no figuraba entre los candidatos más votados en la primera vuelta de junio, pero se aseguró el segundo puesto en la segunda vuelta con su promesa de tomar medidas enérgicas contra la corrupción endémica de Guatemala. En la votación final de agosto, ganó por un amplio margen a la ex primera dama Sandra Torres.

Hijo de un ex presidente, Arévalo consiguió posicionarse como un outsider. Como académico que había trabajado durante años en la resolución de conflictos, no estaba contaminado por la corrupción que ha impregnado la política guatemalteca en los últimos años y ofrecía una promesa de cambio.

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La clase dirigente de Guatemala, que potencialmente sería la que más tendría que temer de un gobierno de Arévalo que se tomara en serio la lucha contra la corrupción, parece claramente empeñada en debilitar a Arévalo o en impedir que asuma el cargo.

En un testimonio ante la comisión especial que investiga al Tribunal Supremo Electoral, Karen Fisher, una de las abogadas que presentaron la denuncia, les instó a actuar con rapidez. "El tiempo apremia porque se acerca el 14 de enero", dijo.