La policía guatemalteca detuvo el miércoles a siete guatemaltecos acusados de haber introducido clandestinamente en Texas a 53 migrantes procedentes de México y Centroamérica que murieron asfixiados en 2022 tras ser abandonados en el remolque de un tractor bajo el abrasador calor del verano.
Fueron las últimas detenciones tras años de investigación sobre uno de los intentos más mortíferos de contrabando de personas a Estados Unidos. Entre los muertos había ocho niños.
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El ministro del Interior, Francisco Jiménez, declaró a The Associated Press que las detenciones fueron posibles tras 13 redadas en tres departamentos del país. Entre ellos se encontraba Rigoberto Román Mirnado Orozco, presunto cabecilla de la banda de contrabandistas cuya extradición ha solicitado Estados Unidos.
"Se trata de un esfuerzo de colaboración entre la policía guatemalteca y Seguridad Nacional, además de otras agencias nacionales, para desmantelar las estructuras de trata de personas, uno de los objetivos estratégicos del gobierno del presidente Bernardo Arévalo para hacer frente al fenómeno de la migración irregular", dijo Jiménez.
Anteriormente se acusó a seis personas.
Homero Zamorano hijo, que según las autoridades conducía el camión, y Christian Martínez fueron detenidos poco después de que se encontrara a los migrantes. Ambos son de Texas. Posteriormente, Martínez se declaró culpable de cargos relacionados con el contrabando. Zamorano se declaró inocente de los cargos relacionados con el contrabando y está a la espera de juicio. También se detuvo a cuatro ciudadanos mexicanos en 2023.
Las autoridades han declarado que los hombres sabían que el aire acondicionado del remolque funcionaba mal y no soplaba aire fresco a los migrantes atrapados en su interior durante el sofocante viaje de tres horas desde la ciudad fronteriza de Laredo hasta San Antonio.
Cuando se abrió el remolque en San Antonio, ya habían muerto 48 migrantes. Otros 16 fueron trasladados a hospitales, donde murieron cinco más. Entre los muertos había 27 personas de México, 14 de Honduras, siete de Guatemala y dos de El Salvador.
Las autoridades han alegado que los hombres trabajaban en operaciones de tráfico de personas en Guatemala, Honduras y México, y compartían rutas, guías, escondites, camiones y remolques, algunos de los cuales se almacenaban en un aparcamiento privado de San Antonio.
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Los migrantes pagaban a la organización hasta 15.000 dólares cada uno para ser llevados a través de la frontera estadounidense. La tarifa cubriría hasta tres intentos de entrar en el país.
Orozco, el presunto cabecilla, fue detenido en el departamento guatemalteco de San Marcos, en la frontera con México. Las otras detenciones se produjeron en los departamentos de Huehuetenango y Jalapa. La policía identificó a la banda como "Los Orozco" porque varios de los detenidos son familiares y llevan ese apellido.