Ahora que han concluido las convenciones nacionales demócrata y republicana y que los estudiantes vuelven al campus, es importante que enseñemos a nuestros alumnos a fomentar la unidad entre ellos.
Sin ella, seguiremos viendo disensiones, disturbios y conflictos en nuestros campus y en toda nuestra nación. Es fácil señalar con el dedo y decir que son otras personas las que no son pacíficas o no se comunican amablemente, pero la verdad es que todo empieza con nosotros. Si no estamos dispuestos a hablar amablemente a alguien con un punto de vista opuesto, ¿cómo podemos esperar que los demás hagan lo mismo?
Como presidente de la Universidad Southeastern, era importante para mí que enseñáramos a nuestros estudiantes la importancia del discurso civil. En 2019 fundamos el Centro Americano para el Liderazgo Público junto con el ex representante de Florida Dennis Ross.
En su libro "Reaching Across the Aisle: Reflexiones sobre mis experiencias en política", Ross describe el discurso civil como "el proceso de trabajar a través de nuestras diferencias para construir relaciones de trabajo entre nosotros, independientemente de que cambiemos de opinión, lo que conduce a una nación más unificada".
Tenemos que dar ejemplo de cómo hablar civilizadamente a aquellos con los que no estamos de acuerdo y enseñar a nuestros alumnos a hacer lo mismo. ¿Pero cómo?
He aquí tres formas de practicar el discurso civilizado y dar ejemplo a nuestros alumnos.
1. Aprende a mantener una conversación
Si queremos avanzar hacia la unidad con los demás, tenemos que estar dispuestos a entablar una conversación con ellos. Todos queremos que nos escuchen, sobre todo cuando creemos firmemente en algo. Sin embargo, es demasiado fácil ignorar las necesidades de los demás y, en su lugar, escuchar sólo para encontrar un contraargumento o un defecto. Pero si queremos avanzar hacia la unidad, tenemos que empezar a escuchar de verdad.
En lugar de esperar a exponer tu punto de vista, simplemente escucha lo que tienen que decir. No rebatas nada. Cuando hayan terminado de hablar, comparte tu punto de vista con amabilidad y respeto, sin rebatir sus argumentos.
No debemos centrarnos en tener razón, en hacer cambiar de opinión a alguien o en demostrar algo. Si de verdad queremos establecer la unidad, tenemos que hacer un esfuerzo por vernos y respetarnos. Hacerlo te permitirá dar a conocer tus pensamientos al tiempo que escuchas lo que la otra persona tiene que decir. Está bien estar de acuerdo en estar en desacuerdo. Pero manteniendo conversaciones respetuosas, demostrarás a los demás que valoras su opinión, al tiempo que dejas la puerta abierta a futuras conversaciones.
2. Trata a los demás con respeto
La Regla de Oro es algo que nos enseñan a todos en la escuela. Sin embargo, ¿con qué frecuencia la ponemos en práctica cuando hablamos con alguien con quien no estamos de acuerdo? Todos queremos ser respetados y escuchados, pero si no estamos dispuestos a mostrar amabilidad y consideración hacia los demás, no podemos esperar que ellos hagan lo mismo con nosotros.
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Tenemos que practicar la valoración sincera de la otra persona y de lo que tiene que decir, y ser respetuosos con sus pensamientos y opiniones, aunque no estemos de acuerdo con ellos. No podemos tener una mentalidad de "mejor que" y luego sorprendernos cuando los demás se creen mejores que nosotros o no están dispuestos a escuchar porque no se sienten escuchados.
La gente se adaptará a tu tono, volumen y emociones. Si tú intensificas la conversación, ellos también lo harán. Es más probable que los demás mantengan la calma y el respeto durante una conversación si tú lo haces. E incluso si no lo hacen, al mantenerte respetuoso, puedes abandonar la conversación sin arrepentirte de tus acciones o de lo que dijiste.
En lugar de esperar a exponer tu punto de vista, simplemente escucha lo que tienen que decir. No rebatas nada. Cuando hayan terminado de hablar, comparte tu punto de vista con amabilidad y respeto, sin rebatir sus argumentos.
3. Centrarse en construir relaciones
Una vez que hayas aprendido a mantener una conversación respetuosa y auténtica con las personas con las que no estás de acuerdo, podrás empezar a tener una relación real con ellas. Para ello, hay que mirar más allá del tema en cuestión y ver a la otra persona como un individuo, no como un punto de vista.
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Tómate tiempo para conocerles más allá de su punto de vista. Intenta hacer preguntas no políticas y conocerles como personas. ¿A qué se dedica? ¿Tiene hijos? ¿Qué les gusta hacer como afición? Al hacerlo, podrás verle como algo más que un oponente al que vencer o alguien a quien derrotar en una discusión, sino como un individuo con intereses, pasiones y sentimientos.
Somos tan responsables como los demás de hablar de forma civilizada y respetuosa, y de dar pasos deliberados para mostrar unidad. Podemos seguir enfadándonos porque los demás no sean respetuosos, o podemos asumir la responsabilidad de nuestras propias palabras y acciones y empezar a marcar la diferencia nosotros mismos. La elección depende de ti.