Pasar las fiestas con la familia y los amigos puede suscitar muchas emociones.
Y cuando las festividades también incorporan muchos alimentos indulgentes, puede ser un reto controlar la alimentación emocional.
Aunque las fiestas se presentan como una época alegre, puede que no sea así para algunos, señaló el Dr. Brian Licuanan, psicólogo clínico titulado en California.
"Para mucha gente, esta... parte del año es muy angustiosa emocionalmente", dijo en una entrevista con Fox News Digital.
"Pueden haber sufrido una pérdida en el pasado, o quizá hayan tenido un desengaño matrimonial... quizá estén superando una enfermedad".
Las vacaciones pueden ser una época de soledad para quienes no tienen familia, señaló Licuanan, así como un periodo "tumultuoso" para las personas que luchan contra el abuso de sustancias.
Una forma en que la gente tiende a hacer frente al estrés es "comer cómodamente", afirma.
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"Cuando aumentan los niveles de estrés, [buscamos] calmarlo", dijo.
"Durante las fiestas, cuando la comida abunda, se hace un poco más difícil".
5 formas de frenar la alimentación emocional
Serena Poon, nutricionista de famosos certificada y experta en bienestar y longevidad en California, ofreció las siguientes formas de refrenar la alimentación emocional durante las fiestas.
1. Reconoce las emociones y practica la atención plena
Según Poon, reconocer las causas profundas de los antojos emocionales y practicar hábitos conscientes puede ayudar a combatir las tentaciones.
"Suprimir las emociones puede provocar manifestaciones físicas, ya que las emociones son la forma en que nuestro cuerpo se comunica con nosotros", declaró a Fox News Digital durante una entrevista.
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"Los estudios han demostrado que el estrés crónico puede aumentar los niveles de cortisol, lo que no sólo amplifica los antojos de alimentos azucarados o reconfortantes, sino que también repercute en el equilibrio hormonal, la salud intestinal e incluso la inmunidad", añadió Poon.
La experta sugirió probar un ejercicio de enraizamiento, como el yoga o el trabajo respiratorio, durante los momentos de estrés.
Darse un capricho de vez en cuando no equivale a fracasar, según Poon.
"Practica la autocompasión y céntrate en restablecerte en tu próxima comida", aconsejó.
"Después de una gran cena navideña, bebe agua, da un paseo y planifica un desayuno equilibrado con proteínas y fibra para resetear tu cuerpo y tu mentalidad".
2. Establece intenciones claras
Ser decidido sobre cómo actuar en una reunión, ya sea socializando o comiendo, puede ayudar a frenar los impulsos emocionales.
"Por ejemplo, céntrate en mantener conversaciones significativas o en saborear un postre favorito en lugar de probarlo todo", sugirió Poon. "Establecer intenciones crea atención plena y potencia la toma de decisiones".
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Por ejemplo: "Si el puré de patatas es tu debilidad, decide de antemano que disfrutarás de una ración sin sentirte culpable, al tiempo que das prioridad a las verduras y las proteínas en tu plato", prosigue.
"Este enfoque fomenta la indulgencia consciente y reduce el sentimiento de culpa".
3. Mantente hidratado y baja el ritmo
La deshidratación puede confundirse a menudo con el hambre, según Poon, que recomienda beber agua a lo largo del día para ayudar a frenar "los antojos innecesarios".
"Empieza tu cena navideña con una ensalada o sopa de verduras antes de deleitarte con platos más pesados", sugiere. "Acompáñala con un vaso de agua o té de hierbas".
Poon también sugirió hacer una pausa y respirar lenta y profundamente tres veces cuando aparezcan los antojos.
"Si te sientes atraído por la mesa de postres por costumbre, haz una pausa y respira hondo un momento para evaluar si lo que te motiva es el hambre o el estrés", aconseja.
"Deja el tenedor entre bocado y bocado, mastica bien y concéntrate en los sabores y texturas de la comida".
"Este simple acto activa el sistema nervioso parasimpático, calmando el estrés y permitiendo una elección de alimentos más intencionada".
Adquirir el hábito de comer despacio y con atención permite al cuerpo registrar la saciedad mientras disfrutas de la comida, añade Poon.
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"Deja el tenedor entre bocado y bocado, mastica bien y concéntrate en los sabores y texturas de la comida", aconseja.
"Esto no sólo mejora tu experiencia, sino que también ayuda a regular el apetito".
4. Introduce celebraciones no alimentarias o alternativas saludables
Las fiestas no tienen por qué girar sólo en torno a la comida, señaló Poon.
En su lugar, animó a explorar recompensas y actividades no alimentarias, como decorar, jugar, hacer voluntariado o pasar tiempo de calidad con los seres queridos.
Poon también sugirió llevar versiones más sanas de los platos tradicionales de las fiestas, como puré de coliflor en lugar de patatas o dulces bajos en azúcar.
"Cambiar las recetas tradicionales por opciones más sanas puede ayudar a equilibrar la indulgencia con la nutrición", afirma.
5. Prioriza el sueño y el autocuidado
La privación de sueño puede aumentar la hormona del hambre (grelina) y disminuir la leptina, la hormona de la saciedad, lo que puede hacer que los antojos sean más difíciles de resistir, mencionó Poon.
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"Procura tener un sueño reparador y de calidad", sugiere. "Dormir mal se ha relacionado con una mayor ingesta calórica y antojos de alimentos ricos en grasas y azúcares".
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"Cultivando un enfoque consciente de la alimentación, integrando la gratitud y el autocuidado, y abordando las causas profundas de los antojos emocionales, puedes disfrutar de las fiestas con equilibrio y alegría."
Según la experta, la alimentación emocional no consiste en la perfección, sino en "crear una relación sostenible y compasiva con tu cuerpo y tus emociones."
Licuanan animó a los estadounidenses a aprovechar este tiempo para "reconectar con la gente".
"Vuelve a esas relaciones y conexiones que realmente valoras", dijo.