Como en 2024 se cumple el 60 aniversario del estreno de "My Fair Lady", protagonizada por Audrey Hepburn y Rex Harrison, mi mujer y yo nos sentamos hace poco a volver a ver el clásico. Una película verdaderamente icónica que fue nominada a la friolera de 12 premios de la Academia. Acabó ganando ocho, incluyendo "Mejor Película", "Mejor Director" y "Mejor Actor".
Sin embargo, la protagonista de la película, Audrey Hepburn, estuvo notablemente ausente incluso de una nominación. ¿Por qué?
Pues bien, aunque la mayoría no sea consciente de ello 60 años después del estreno de la película, en aquel entonces hubo una gran controversia en torno a la elección de Audrey Hepburn para el papel de Eliza Doolittle en lugar de Julie Andrews, que había interpretado el personaje maravillosamente en el teatro.
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Aunque Hepburn y Andrews fueran inocentes espectadores en el fuego cruzado entre poderosos magnates de Hollywood, fue Hepburn quien sufrió daños colaterales permanentes.
Como alguien que llegó a conocer a Hepburn a finales de los 80 y a ayudarla en un proyecto, hace tiempo que creo que era necesario defenderla en relación con esta mezquina controversia. Tal y como se anunciaba, era la personificación de la elegancia, la clase, la amabilidad y la empatía. Cualidades que utilicé para homenajearla en una novelita romántica titulada: "Channeling Audrey Hepburn - The Romantic Misadventure of a Lifetime".
Con respecto a la polémica sobre el reparto de "My Fair Lady", cuando se anunció por primera vez la película -después de la producción teatral de gran éxito que tuvo lugar en Broadway, protagonizada por Rex Harrison y Julie Andrews-, muchos dentro y fuera de Hollywood supusieron -y esperaban- que Harrison y Andrews retomaran sus papeles teatrales en la película. Una de esas esperanzas era la propia Hepburn.
Tras confirmarse que Harrison estaría en la película, pero que Andrews sería sustituida por Hepburn, ésta intentó aclarar las cosas: "Comprendí la consternación de la gente que había visto a Julie en Broadway. Julie hizo suyo ese papel y, por esa razón, no quise hacer la película cuando me la ofrecieron por primera vez. Me enteré de que si lo rechazaba, se lo ofrecerían a otra actriz de cine. Pensé que tenía tanto derecho a hacerlo como la tercera chica, así que acepté".
Jack Warner, el todopoderoso jefe del estudio, había decidido desde el principio que Andrews no participaría en la película. Consideraba que, por mucho talento que tuviera, era una desconocida y que la inversión que él y el estudio estaban haciendo requería una actriz de fama mundial.
Varios críticos de teatro y cine de la época se enfadaron porque Andrews quedara fuera de la producción, así que al parecer buscaron cualquier excusa para desquitarse con Hepburn. Encontraron una cuando se filtró que Marni Nixon, que había cantado para Deborah Kerr en "El rey y yo" y para Natalie Wood en "West Side Story", había doblado la mayor parte del canto de Hepburn en la película.
Lo que aquellos críticos no sabían entonces era que a Hepburn se le había asegurado que su propia voz cantada se utilizaría en la película. Aunque Hepburn no era una cantante dotada por naturaleza, podía llevar una melodía... como demostró cantando "Moon River" en "Desayuno con diamantes" unos años antes.
El argumento de "My Fair Lady" tampoco requería cantantes "dotados". Una realidad que Rex Harrison demostró deliciosamente en el escenario y en la pantalla "hablando" en sus números musicales.
Lamentablemente, Jack Warner y el estudio nunca tuvieron intención de utilizar la voz de Hepburn. Como reveló más tarde André Previn, el director musical de la película, sólo la engañaron para que aceptara el papel.
Una de las consecuencias de esta desafortunada controversia fue que algunos de sus colegas de Hollywood consideraron que Hepburn había sido "castigada" al conceder el Oscar a la "Mejor Actriz" a Julie Andrews por "Mary Poppins", que, por supuesto, se estrenó en 1964 junto con "My Fair Lady".
También hay quien cree que el legado de Hepburn sigue lidiando con las consecuencias radiactivas de la polémica de hace 60 años. Durante una entrevista con The Hollywood Reporter en 2010, le preguntaron a Emma Thompson sobre el remake de "My Fair Lady" que estaba escribiendo, y dijo: "Me encantó que me pidieran que lo hiciera, porque, después de verla, pensé que tenía que haber una nueva versión. No me gusta mucho la película".
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Sobre la propia Hepburn, Thompson añadió: "No sabe cantar, y me temo que no sabe actuar".
Vaya. Yo am un gran admirador de Thompson, pero esa crítica es chocante. La gran actuación, como Thompson sabe, está -como la belleza- en el ojo del que mira.
Puede que saliera en defensa de su compatriota Andrews, pero hacerlo así después de que Hepburn -que ganó un Oscar y fue nominada para cuatro más- hubiera fallecido y no pudiera defenderse, resulta mezquino y pequeño.
Por otra parte, en su gran honor, justo antes de ganar su premio a la "Mejor Actriz" por "Mary Poppins", Julie Andrews declaró con mucha clase: "Creo que Audrey debería haber estado nominada. Siento mucho que no lo fuera".
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Luego, cuando aceptó su premio en el escenario, Andrews envolvió hábilmente la polémica en papel y un lazo diciendo: "Mi agradecimiento al Sr. Jack L. Warner, que ha hecho posible todo esto".
El hecho es que Hepburn hizo una interpretación increíble en "My Fair Lady". Sería "justo" y adecuado que el estigma fabricado de que su voz fuera doblada se eliminara estrenando la película con sus pistas vocales originales... como era su intención.